lunes, 23 de mayo de 2016

CHÁCHARAS DEL HOMBRE Y SU TELEVISOR

El autor
Por Henry Osvaldo Tejeda Báez

Eran las 5 de la tarde y Julián, un "echa días” cualquiera,  no había podido conseguir una chiripa en todo el día y al pasar por el supermercado El Baratón, vio la oportunidad de coger un poco de aire frío gratis, por lo que decidió entrar. 
No tenía ni un chele con qué comprar nada, sólo quería coger fresco gratis. ¡Qué carajos, eso no lo cobran! -Dijo para sí, y entró-

Vio un  letrero que hablaba de todo el comprara de 500 pesos en adelante, le daban un boleto para participar en las rifas que tenía pautadas el supermercado para dentro de una semana.

Julián  vio un boleto en blanco que estaba en el piso, y mirando para todos los lados y  lo cogió, lo llenó, luego preguntó dónde depositarlo y lo echó en una tómbola. Después de un buen rato cogiendo aire frío gratis, se largó a su casa.

Julián vivía en un caserío a orillas de un peligroso río, su casucha estaba hecha de zinc viejo y oxidado, latas de aceite y de otros corotos recogidos en la calle.


La única puerta de la vivienda era tan estrecha, que para poder entrar a la casa, había que escurrir bien el cuerpo, era más bien un portillo. 

A la semana siguiente, Julián
recibe a un señor que llegó sudando como un potro, y que, "jarto" de dar vueltas por el barrio, logró encontrar la vivienda que buscaba.  Tuvo que preguntar a varias personas por el hombre que
buscaba, cosa esta que se le hizo más difícil  porque Julián era mejor conocido por el apodo de "Coge Fiao".

_ ¿Es usted Julián Parra_
_ El mismo que viste y calza, pero me dicen Coge Fiao, en qué puedo engañarlo?

_ Julián, usted se sacó un plasma en el supermercado El Baratón.
_ ¿Plasma, y qué carajo es eso?
_ Es un televisor moderno de pantalla plana, y  con tecnología de punta -Dijo el señor, secándose el sudor, y resollando como un buey
cansado.
Anda pa' la mierda, carajo!, seguro que fue el boleto que llené la semana pasada -Pensó Julio medio tembloroso-

Se pusieron de acuerdo y ya en la tarde, Julio tenía su plasma en la casa, pero había un problema, porque el televisor no cabía por la puerta, era demasiado grande. Pero Javier  no perdió el tiempo, arrancó una hoja de zinc y, caso cerrado. 

Como se alumbraba con una "jumiadora" (lámpara antigua de gas kerosene), se dedicó en las próximas semanas a buscar cables para poder conectarse del poste de luz más cercano, que es lo mismo que decir, "robarse la luz".

Con mucho trabajo y tiempo, logró reunir el alambre necesario para conectarse de la red eléctrica, luego se conectó de manera violatoria y subrepticia a la señal de televisión por cable de la casa más cercana a su casita, como  a unos 150 metros de distancia. 

En ese trajín de reunir lo necesario para conseguir alambre, conectores, etc., ya se le había ido más de un mes, pero el hombre estaba dispuesto a ver su televisor funcionando a como diera lugar. Cuando por fin consiguió lo necesario, se buscó a Luis Javier, un amigo que sabía de esos asuntos para que le ayudara con la conexión.

Bajo un gran aguacero el electricista logró hacerle la conexión, había un huracán batatero anunciado pero a Julián se le metió entre ceja y ceja que  no iba a de dejar de ver su televisor ese mismo día, dizque  por un simple aviso de ciclón por más batatero que fuera.
Tanto jodió al electricista, hasta que éste siempre bajo un aguacero, le terminó la conexión.

_  Javier (así se llamaba el electricista), vamos a probar esta vaina, estoy que "me pelo" por ver esta maravilla. -Dijo Julián-

_ ¿E'que tu ta loco? ¡Mira to'la lluvia que ta cayendo por el ciclón que ya ta cerca de aquí!
_ No ombe, eso'e brisa na'ma. -Dijo Julián-

A regañadientes, Javier accedió a probar las conexiones y el televisor. Todo estaba bien, pero le dijo a Julián que no encendiera el televisor hasta que pasara el huracán, porque en esa casa "llueve mas afuera que adentro", ese zinc tiene más boquetes que un colador.

_ Aquí hay demasiadas goteras y la electricidad no liga con el agua, fácilmente te puedes electrocutar, y se le cae aunque sea una gota a ese aparato tan sofisticado, se te va a joder por un cortocircuito. -Le dijo Javier-

La brisa y el agua arreciaron y, no pasaron ni cinco minutos de haberse ido el electricista, cuando Julián  decidió encender el televisor. Una imagen nítida, parecía un cine, una belleza.

En la tele había un militar advirtiéndoles a las personas que viven zonas cercanas a ríos y arroyos, que deben salir de sus hogares para que eviten que los ríos se los lleve con todo y familia cuando se desborden.
Director del COE


_ Coño, pero que tipo tan alarmista. No me joda él, ombe. -Dijo Julio-

Al general del COE, fue al último que vio y escuchó Julián, porque cuando vino a reaccionar, ya el río abajo lo llevaba jarda abajo!

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