En nuestro país, para todas las situaciones y momentos tenemos una palabra, una frase, un dicho, un refrán, etcétera. En los campos, la gente trata de no ser soez al decir una palabra o frase de uso común. Por ejemplo: ¿quién que viva o que haya vivido en este país, no ha escuchado frases como estas?; "Tengo ganas de cagar", o "tengo una churria del carajo", entre muchas otras palabras de uso diario. Es que en los campos dominicanos la gente se cuida mucho de no pronunciar palabras feas, y en lugar de decir "tengo ganas de cagar" allá te dicen "Tengo deseos de dar del cuerpo", y en lugar de decir "Tengo una churria que me tiene de la bacinilla al catre", allá dicen, "Tengo un curso que me ha puesto derechito".
En el transcurrir de vida del pueblo llano de nuestro país, si no existiera la miseria extrema la gente pudiera vivir más o menos feliz aún con todos de los problemas que tenemos. El dominicano puede estar en la peor de las ollas, y no pierde nunca su buen humor. Bueno, debo bajarle algo a eso "de más o menos feliz", porque ya estoy exagerando; pobre es pobre aunque viva contento. Lo que quiero decir es que, la vida no sería tan dura como nos la han hecho los últimos gobiernos que nos ha tocado sufrir, pero esa miseria no es óbice para que, del pueblo llano, salgan las habituales jocosidades y ocurrencias dichas con toda la naturalidad del mundo, incluso, sin siquiera reírse; es que somos humoristas natos.
Cuando una persona de barrio pobre muere, en el mismo velatorio se oyen toda clase de chistes incluso, hasta alusivas al mismo muerto. "Ese no come más arroz"; "se le acabó el tanto cuerear", entre otras perlas que causan hiilaridad, y ese es el motivo de decir esas cosas.
Alguien llega al lugar y dice:_Me extraña ver Cambumbito tirado ahí muerto, un hombre que era tan sano (Cambumbito, era el alias del muerto). ¿Me puede decir alguien qué cosa tan grande le pasó para que de repente, guindara los tenis? Guindar los tenis; no tenía otras palabras más elegantes para preguntar sobre de la muerte de Cambumbito; sencillamente, eso le salió, y eso dijo. Alguien del grupo tuvo también una salida del mismo estilo y de la manera más natural posible. le contestó al chusco que preguntó;
_ Bueno amigo, es cierto que él era sano, pero frecuentemente yo le escuchaba un "roco roco" raro, tal vez eso le causó un "yeyo". Tu sabes que a uno de repente le puede fallar el epiplón y ahí mismo quedamos "tiesecitos". Pero debo decirte que nadie, por más sano que se sienta, tiene señalado el día en que va a "estericar las patas". Sabemos que vamos a "firmar con los Carmelitas" pero no sabemos cuándo. Yo supe de su muerte por "Radio Bemba", la noticia se riega como "plasta´e ñeca".
Cuando el que muere es una persona de muy alta alcurnia, no se oyen estas palabras que se suelen escuchar en los velorios de pobres descascaraos; Veamos
Llega una de las amiga de una señora, a quien se le acaba de morir su millonario esposo, y con rostro compungido y con lágrimitas sacadas a las malas le dice a la recién inaugurada viuda:
_ ¡Ay, doña Rosinda!, qué fatalidad, Don Tato era un hombre tan noble, y venir a fallecer así nomás. Fallecer; he ahí la diferencia de la palabra fallecer usada por la mujer rica, a las usadas en el velorio del pobre, donde se escucharon las palabras, "guindó los tenis", y "estericó las patas".
_ La nueva viuda le contesta:
_ ¡Ay, sí, amiga del alma!, últimamente él venía padeciendo de una arritmia cardíaca (un pobre hubiera dicho; se le aceleró el motor) y eso, además de otras dolencias que sufría acabaron por llevárselo para el cielo. Se las pasaba tosiendo y no salía de una bronquitis. (Si ese muerto hubiera sido en el barrio pobre, ya vimos que lo que tenía era roco roco. La viuda siguió:
_ Pero eso no era nada, comparado con el mal olor de sus flatulencias. (En el barrio, esas flatulencias, son peos "jediondos")....
_ Esas malas flatulencias, también les salían por la boca en forma de eructos. (En el barrio, esos serían Peos de reversa). Pero lo peor de todo, y eso yo sé que era producto de suedad; Mi querida amiga, ya Tato no me podía satisfacer sexualmente, pues su órgano reproductor no acataba los mandatos del cerebro de mi pobre esposo. (En el barrio, se diría que al tipo se le cayó el ripio, y que ni jartándose de huevos de patos, ni haciéndole una misa de cuerpo presente al ripio este evantaría la cabeza, o sea, que a ese "ya se le pasó el palé"._Así es querida amiga; ya enviamos una nota a los periódicos para que sus amigos se enteren cuando vean las páginas de los obituarios. En los setentas, los pobres ponían un anuncio en la sección de servicios públicos de radio guarachita, para informarle a sus familiares y amigos que su familiar estaba grave; claro que no era grave, cuando decían grave, era porque ya el familiar había "firmado con los carmelitas".
OTRO TEMA:
Un viejo obrero de barrio pobre. Leyó en un diario una información llegada desde Europa, en la que se cuenta que una señora grabó a su esposo cuando este se acostó con las gallinas. Se supo de la muerte de 28 gallinas. EL viejo llamó a su esposa y le dijo:
_ ¡Tinita, corre, ven a ver qué gente más rara y disparatosa son las de por allá afuera!
- Qué pasó, preguntó su esposa la vieja Tinita.
_ ¡Toma, lee eso!
Cuando terminó de leer, Tinita soltó una carcajada y dijo
_ ¡Anda pa´ la mierda carajo! Pero esa gente de por allá son bien raras. ¿Qué importancia tiene que un hombre se acueste con las gallinas? Tú te acuestas todos los días con las gallinas, y no he visto la primera que se haya muerto. Esa gente ta de remate.
La información, daba cuenta de que la mujer, grabó a su esposo mientras tenía relaciones sexuales con 28 gallinas, y que todas murieron. En este país, acostarse con las gallinas, es irse a la cama muy temprano de la noche.
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