
En la batalla de Carras, las tropas romanas cuadruplicaban al enemigo, pero los arqueros Partos fueron letales, atravesando las corazas de los romanos y los fueron diezmando, al punto de que tuvieron que huir y batirse en retirada.
En ese primer encuentro, fue decapitado Publio, el hijo de Marco Licinio, y su cabeza exhibida en una lanza. Craso, con un ejercito de unos 20 mil hombres, diseñó un plan para atacar a los partos.
Lo que no sabía Craso era que, el hombre que lo estaba guiando a él y a su ejército, era un espía de los Partos. Ahí mismo le "pasaron el rolo". De aquí nace la frase, "Craso error".
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