jueves, 13 de diciembre de 2018

CHÁCHARAS: LA JUGADA QUE LE HIZO ISAAC A SU PADRE ABRAHAM

Por Henry Osvaldo Tejeda 
Hacía tiempo que Isaac, el hijo de Abraham, se estaba ausentando por varios días de la casa paterna y cada vez que llegaba de su larga ausencia, Abraham le preguntaba:
_ Pero muchacho del cachimbo, ¿dónde carajo es que te metes por tanto tiempo?
_ Isaac, siempre temeroso y respetuoso de su padre, le contestaba  con una verdad a medias.
_ Pá, es que toy enamorao por el otro lao de la loma, de una chica muy bonita y de buena familia, y a pie, usted sabe que  el viaje es muy largo, por eso me tardo tanto en regresar.
_ No seas “jablador” Isaac, eso es un pecado, tu sabes que ese viaje no puede durar dos días; en qué pasos andas?
_ Bueno, Pá, yo no le hablo mentiras, y le diré que el pai de la caraja me está enseñando una técnica para hablar y estoy ya muy adelantado. Me estoy empeñando mucho en eso porque sé que un día lo voy a necesitar.
_ ¿Enseñarte a hablar? No me hagas reir muchacho, jajajajaja Ya veo que estás de remate; como si no supieras hablar. ¡jajajajaja!

Isaac siguió con sus ausencias, pero estas, ahora duraban menos porque ya había aprendido lo que le estaba enseñando el padre de la enamorada.
Un día, Abraham le dijo a Isaac:
_ Te lo voy a decir en tono amable, y una sola vez, yo no quiero vagos en esta casa así es que, si tú quieres comer vas a tener que ganarte la comida;  ya le dije a mi esposa (Sara) que no te guarde ni un solo bollo de harina si por lo menos, no has buscado la leña para cocinar, porque a mí ni tú ni nadie me vas a  coger de pendejo; ya lo sabes.

Isaac se inclinó con respetuosa reverencia, y le dijo a su padre:
_ Si, Pá, como usted diga; sé que he faltado mucho en estos últimos días pero ya no pasará más; ya aprendí a hablar.
Abraham asintió con un gesto de humildad, pero con una risita entre dientes por lo que dijo Isaac de que ya aprendió a hablar. Abraham pensó- "un jodío tajalán así haciéndoseme el pendejo- 

Todo iba bien en la casa de la familia, hasta que de repente, Abraham, recibió una orden emanada del cielo, de parte de Jehová, en el que le ordenaba recoger mucha leña porque tenía que sacrificar a Isaac. Abraham llamó a Sara y le dijo:
_ Sara, ven huye, que te vas a mear con la tareíta que me ha puesto Jehová ahora. 

_ No me digas que te pidió que me preñaras de nuevo -Dijo Sara- porque yo no voy a parir más macacos, ya hasta la partera oficial se murió y no voy a coger lucha con estas mujeres tan puercas que hay en la aldea.
_ Nooo, no es eso Sara -dijo el esposo-, Jehova me dijo lo siguiente: “Abraham, ¡Toma a Isaac, tu hijo único y dale candela como la arepa por arriba y por abajo como una ofrenda quemada”!
_ ¿Queeeeé? -Dijo Sara sorprendida- Y será que Jehová tá en drogas, fumando juka,  se habrá metido a reguetonero, o se ta juntando con el diablo?

_ Bueno, Sara, tengo que cumplir con ese mandato, si no lo hago, tú sabes que El Señor es medio "arrevesao" y se atreve a hacerse enemigo mio.
_ Claro que tienes miedo, y ese miedo tuyo es porque piensas que Jehová pudiera decirte un día que dejes a Agar, la chopita esa con la que me pegas los cuernos.
_ Sara por favor, no hables así de la esclava Agar, es una mujer buena y me ayuda mucho.
_ Ajá, ujú! Yo sé a lo que te ayuda ella, pero un día de estos le voy a dar un "revoliá" tan grande que va a tener que irse pa´su país, esa buena quita macho.
Diciendo eso, Sara se fue echando chispas para la cocina, a sazonar un mondongo de ternera que tenía al lado del fogón.

Jehová le indicó a Abraham el lugar del sacrificio, era un monte solitario en la cima de una loma muy empinada; presuroso, Abraham le dijo a Isaac que aparejara la burra, porque lo iba a llevara a la loma por mandato de dios a firmar con los Orioles. 

Isaac sabía que, tarde o temprano ese momento le iba a llegar, porque su padre y Jehová tenían desde hacía mucho tiempo un secreteo y un chulimameo en el que a veces, él escuchaba su nombre y hablaban de sacrificio por eso se ausentaba tanto con el pretexto de que solo  estaba enamorado, pero era que también estaba aprendiendo una técnica rara que le enseñaba el padre de su novia, para salvarse de que lo asaran como a un puerco en navidad.
Abraham preparó un gran fogón con mucha leña, encueró a Isaac y cuando iba a meterlo dentro de la candela, se oyó una voz salida de no se sabe dónde que le dijo:
_ Pero Abraham, hombre del carajo, ¿acaso te  estás volviendo loco, que carajo estás haciendo con tú adorado hijo Isaac?
Abrahan le contestó:
_ Señor, voy a darle candela a Isaac como me lo ordenaste.
_ ¿Pero tú estás loco? Yo estaba relajando contigo; ese día yo estaba como medio loco de un jumo que me dí con una bebida rarisima que me mandaron; luego supe que fue el azaroso de Judas el que me la mandó. 

"Hace tiempo que debí quitarme a ese traidor de encima; siempre anda buscando la forma de hacer negocios con mi figura. Así es que, quita a Isaac del lado de ese fogón, llévatelo pa'la casa y dale una buena "jartura" del mondongo que está cocinando Sara; y esto sí tienes que creerlo, porque aunque ahora estoy medio mareado porque estaba cenando y bebiendo en la casa de un oligarca amigo mío, esta  es una orden que debes cumplir right now!"

Abraham, ahora más aliviado, le dijo a al Señor:
_ Jehová, ¿por qué no vienes a cenar esta noche con los pobres de la aldea? 
_ ¡Ay, no me jodas tú Abraham, no me hables de chusma, esta noche tengo otra cena de gala con unos millonarios, y tampoco creo que no podré ir este año ni el otro, porque tengo todos los días comprometidos con los ricos del mundo,  ahora lárgate con tu hijo.

Abraham se fue, y no había empezado a bajar la colina que daba a su casa cuando oyó una voz del cielo que le dijo:
_ Abrahám, ¿dónde te has metido en las últimas horas?, te he estado llamando para decirte que te has tardado demasiado para sacrificar a tu hijo Isaac, y quiero que eso no pase de esta misma tarde (con "la hora fresca"), aquí en el cielo ya estamos "jartos" de sangre de chivo, ahora queremos la de tu hijo Isaac.

_ Pero Jehová, acabo de venir del monte donde me dijiste que asara a mi hijo con mucha leña, y cuando ya estaba por darle fuego tú me llamaste para decirme que no lo quemara. Me dijiste que fue un error tuyo decirme que sacrificara a Isaac, porque me lo dijiste bajo tragos. Me dijiste que no te hiciera caso porque estabas medio "ajumao", y que el borracho habla muchas porquerías,  por eso fue que no sacrifiqué a mi hijo. ¿Cómo es que ahora, tú me sales con esa vaina? -Dijo Abrahám muy molesto-

_ Hay coño, Abraham! A mí se me había olvidado decirte que tú hijo Isaac, es un buen  hijo´e puta. ¿Recuerdas que cada vez que él se desaparecía por un par de días, te decía que estaba aprendiendo a hablar y que tú solo te reías? Bueno Abraham, el buen maldito de tú hijo se hizo ventrílocuo, te engañó cuando lo ibas a quemar haciéndose pasar por mí.
_ ¡Ay, mi madre, pero lo mato, hoy mismo mato a ese maldito!
Diciendo esto, Abraham se quitó las chancletas y se mandó corriendo como loco, jarda abajo

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