miércoles, 13 de marzo de 2019

CHACHARAS: LOS POLITICOS DEL PATIO NO SE RETIRAN

Henry Osvaldo Tejeda
El político dominicano, especialmente el que ha perdido la credibilidad pública, por el ñango* de vilezas y embarres entre otros muchos otros actos que lleva sobre sus hombros, calificados por la sociedad como corruptos y perversos, se ve en la obligación de recomponer su desgastada y maltrecha figura, luego de perderla por sus malas actuaciones desde el gobierno. 

Otros, que nunca se han sentado en el despacho de un ministerio, y mucho menos presidentes del país, como gallos locos se ponen a imitar las burradas de los otros, aunque a estos no les queda tan mal porque no han estado nunca en la mira del pueblo, y este lo ve con curiosidad y hasta con cierto dejo de compasión cuando se ponen a hacer locuras para hacerse graciosos ante el pueblo.
* Ñango: Cesto, hecho de fibras de guano, usado en el campo para la recolección de café, entre otros.
Los políticos mencionados, no hay forma de que se  retiran a sus casas luego de haber estado en el poder a pesar del   rechazo que tengan en la sociedad y ni siquiera por lo viejo que sean ya para estar besando viejas y cargando niños en todos los  barrios de los pueblos que visitan, amén de que, cuando fueron al gobierno lo que hicieron fue robar y cagarla en todos los sentidos, por lo que ahora son tan mal vistos en la sociedad. En resumen, no tienen vergüenza pero son tan ilusos que, hasta se sienten imprescindibles; no hay manera de que cojan vergüenza. 
 https://iliocapozzi.blogspot.com/2019/03/chacharas-los-politicos-del-patio-no-se.htmlTodavía usan algunas de las tradicionales formas de hacer proselitismo, como: regalar juguetes el día de reyes, entregar fundas de miseria para una cena de navidad, entre otras cosas, como las de prometer lo que saben que, ni por asomo, van a cumplir porque ya demostraron que no tienen nada que ofrecer. 
Hoy día, han puesto de moda otras formas de hacerse los graciosos, y los pobrecitos, hasta se creen que son admirados por sus ridiculeces. Ya para estos tiempos, los políticos, están variando su forma para buscar votos y recomponer su triste figura y realidad, y se hacen parecer tan ingenuos que, lo que dan es pena y risa a la vez; ahora son más ridículos que antes. 
Ahora podemos ver a un Leonel Fernández en un sector pobre del país, metido en una fritura dándose una "jartura" de "yaniqueques", mientras un fotógrafo pagado graba el tan importante momento en el que ese payaso mordisquea, engulle y finge gustarle ese manjar criollo. 

Estoy seguro de que Leonel, en su casa, no se atreve a ponerle la chemba a un yaniqueque, y si lo hace, lo más seguro es que le dé una churria que lo ponga "de la bacinilla al catre", porque  ese tan endiosado sujeto perdió los códigos naturales de cómo engullir y digerir los alimentos que come el pueblo llano, y que él comió en Villa Juana. No sé quién les dijo a este (y otros) políticos que, andar jartándose de yaniqueques y haciendo bultos fritureros en el camino, les va a ayudar a lograr que la gente vuelva a dejarse engañar. 

Pudimos ver a un señor al que le apodan "Pechito", dao a la peste jartándose de un yaniqueque tamaño Long Play en una fritura del pueblo pero este, además de tener un fotógrafo enfocándolo,  él también se hacía un "selfie" mientras mascaba la harina frita, para que los marullos que hacía con los buches fueran más impactantes. 

Causaba hilaridad ver a Hipólito Mejía haciendo chistes pendejos, de los cuales se reía todo el que tenía la barriga pa´lante, pero no solo eran sus seguidores los que se los celebraban, también lo hacían sus contrarios y aprovechaban los mismos para ponerle toda clase de epítetos despectivos y mofarse, según los peledeistas, de lo bruto que era ese "ñame con ojo". 
Se cuenta que, alguien le dijo a Hipólito que tenía la bragueta del pantalón abierta. Hipólito le dijo: "No te preocupes, si la bragueta está abierta es porque la yuca es muy grande" Esa respuesta se hizo viral, pero si lo dice ahora, no encontraría celebración en el pueblo como antes, cuando a Hipólito les lucían sus cherchas, sus refranes y todo cuando decía con su campechana forma de hablar y su espontaneidad al contestar preguntas, por más capciosas que estas fueran; la ciudad no le ha podido quitar su acento de hombre de campo. 
Vimos a Hipólito bailando un merengue "ripiao", pero ya esos tiempos ya son plátanos maduros y no volverán a verde porque, luego de haberlo cagado todo cuando fue presidente del país, ya nada de eso le luce, y ya he dicho los políticos de aquí no se retiran pero ellos  creen que siguen "acabando" haciendo ridiculeces. Eso es lo que digo de la falta de vergüenza y de no respetarse, porque él debe saber que ya su tiempo pasó y no lo aprovechó para bien del pueblo, ahora tiene que pagar las facturas de los platos que rompió, pero eso, él no lo entiende. 

Volviendo a Leonel, luego de haberlo visto el pueblo durante doce años como presidente, al que todo lo de abajo le hedía y nada le olía, quien llegó a decir que no conocía el pichirrí de pollo, y quien por encontrarse en la cima de su faraónica existencia llena de libros, de lambones, de viajes al mundo, de opíparas cenas donde abundaban los buenos vinos y todo el glamour de la ostentosa vida que se estaba dando con el dinero del pueblo, además de que veía a "los de abajo" por encima de los hombros, nos resulta chocante, ridículo y causante de vergüenza ajena, verlo ahora haciendo el idículo subido en un ring de boxeo con unos guantes puestos, o verlo sentado en una mesa de dómino en barrio pobre al que empobreció más de lo que está, eso es como para cagarse de la risa, llorar de pena y sentir
lástima por la miseria humana de este señor de tan poca vergúenza.

A eso ha llegado el llamado león, el faraón que se creyó rey del mundo, vean cómo trata de hacerse el gracioso ante un pueblo que ya no quiere saber de él. Así como Hipólito, Leonel cree que está "acabando" con ese ensarte de ridiculeces que hace tratando de engañar al pueblo, cosa que, si  logra, ese pueblo no le verá el pelo más nunca, sentiría de nuevo en las costillas el latrocinio de estado que, no se hará esperar tan pronto se inaugurara otro gobierno suyo. Solo hay que cruzar los dedos y esperar que el pueblo no meta la pata como tantas veces lo ha hecho.




Hemos visto de todo en campañas electorales; pudimos ver a Amable Aristy Castro, político este de menor envergadura que los ya mencionados pero tan, o más sagaz que ellos y con la mala maña de ser amigo de lo ajeno (Como la mayoría de los políticos del patio) lanzando dinero, salchichones y pollos a multitudes de personas que lo esperaban donde iba, no para aplaudirlo, sino, para fildear un salchichón, un pollo o una papeleta de cien, o doscientos pesos.
Al igual que los anteriores, este otro tampoco tiene fecha de retiro, al contrario, ahora se hizo un look y hasta parece que se ha estericado la piel de la cara; supongo que, con la piel que sobró del estericamiento, se habrá mandado a hacer una cartera. Amable, piensa que ahora está de 50. Así como los demás, no hay forma de que se largue para su casa a disfrutar lo que se ha "ganado en tanto tiempo.

También, podemos ver al actual presidente, brincando charcos, con una pala o un pico en la mano, pero esto último es de la vieja usanza; lo vemos dizque haciendo visitas sorpresas, pero que si fueran sorpresas, no estarían los campesinos limpiecitos y bien pepillitos esperándolo dentro de una carpa previamente instalada. 
Este político no es viejo, pero el mal uso del poder, hace que se vea viejo y desgastado, y aún sabiendo que no tiene ya pueblo, sigue insistiendo en seguir subido en el palo, y habiendo dado ya muestras de que, lo que no ha podido hacer en seis años, no lo hará en cuatro más porque no ha gobernado para el pueblo, sino, para un grupito de corruptos que se han hecho multimillonarios en el poder.
Aunque el pueblo sabe que él tiene 
razones de peso para querer seguir, es decir que, si sale del poder, tendrá que verse en los tribunales pagando facturas pendientes por su manejo desconsiderado y abusivo del erario nacional, además de dar visos de ser un tirano en potencia que ha coartado la libertad de expresión de decenas de periodistas y comunicadores que no le son afines, mientras que en cambio, mantiene una nómina de periodistas y medios de comunicación, a los que ha hecho multimillonarios para que digan las bondades de su gobierno que, en realidad, son puras mentiras.
Y en eso estamos, con estos políticos perversos que se han olvidado de la dignidad, de la honorabilidad, de la decencia y de todos los valores morales con los que debe regirse una sociedad, cualquiera que esta sea. 
De Luis Abinader, es muy poco lo que hay que decir porque, aún no ha sido presidente, aunque ya va a tener ocho años detrás de la presidencia del país aún no lo ha logrado.
De vez en cuando lo vemos haciendo su campaña proselitista, en la que ha incluido, el coger un bate de beisbol en las manos, abrazar viejas y besar niños, acciones estas propias de las viejas usanzas politiqueras en busca de seguidores. 

A Luis Abinader, aún no podemos exigirle que se retire, ya que, todavía no ha logrado llegar al poder, por lo que aún no es tiempo de juzgarle sobre si es capaz o no de dejara que las ambiciones de poder le abra un apetito de convertirse en un irresponsable como ha pasado con los más arriba mencionados, que no se retiran ni que el diablo lo pida.

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