jueves, 16 de enero de 2020

CHÁCHARAS: LAS SEÑAS ENTRE LANZADOR, RECEPTOR Y UNA MUJER EN LAS GRADAS ¡RÍASE!

Por Henry Osvaldo Tejeda.
He leído que en grandes ligas, se supo que un equipo hizo usó de la tecnología para detectar las señas  que el receptor  de  un   equipo contrario le hacía a su lanzador para poner en conocimiento del bateador el lanzamiento que ambos habían acordado lanzarle. Para que esta fea situación no pueda ser posible que  pase de nuevo, se me ha ocurrido la idea de algo infalible que evite este acto tan ilegal y malsano en el beisbol. Es algo que es  sumamente secreto  y mucho más seguro, o sea, ubicar a una mujer de enormes tetas en un lugar de las gradas, es decir, en una área de palcos exactamente detrás del receptor de manera que ella, tenga una  visión frontal del montículo del lanzador con sus grandes senos al aire que puedan ser vistos de 
forma clara y nítida desde el dogout del equipo que la contrató.

Esa mujer de tan grandes atributos teteriles, sería la que le pida al pitcher el tipo de lanzamiento que deberá hacerle al bateador de turno, claro está, si es que el lanzador lo aprueba o no, pero eso no es problema porque siempre se pondrán de acuerdo, pero la decisión del lanzador será la que debe prevalecer, si es que no le dan una contraorden desde el "dogout" porque dentro del mismo, habrá otra persona que conoce al dedillo cada una de las señales de que da la mujer desde las gradas con sus tetas, es decir, la señal que lleva cada lanzamiento. Esa persona, estará dotada de un potente catalejos capaz de verle hasta las pecas que tiene la mujer en sus pechos, y mientras dure el juego, esa persona tendrá ese catalejo enfocado directamente hacia las tetas de la mujer de las gradas, y luego de conocer ya el lanzamiento que acordó la mujer con el lanzador, se lo comunicará  oralmente al receptor, quien a su vez, lo recibirá a través de un audífono miniatura de alta fidelidad y muy bien disimulado entre las orejas, no vaya a ser que el "ampalla" se dé cuenta y se arme la del perro bolo. 
Dije que el lanzador, es quien tiene la decisión final de lo que va a lanzar, pero esto no es del todo así, porque si el señor que está en el "dogout" decide imponer su autoridad al lanzador, le dirá a este lo que de antemano, tanto él como el receptor ya saben que lo que diga ese señor, es lo que se va a lanzar. Para tal efecto, y para que el lanzador no se confunda y se ponga a tirar lo que le dé la gana, el receptor se pondrá de pie y se rascará las nalgas; con eso quedará todo claro y no habrá perdedera posible. En fin, con esa mujer en las gradas
es imposible que el equipo contrario pueda darse cuenta del tipo de lanzamiento que el receptor y el lanzador han acordado.     Es una muy buena medida,  porque, tanto el lanzador como la persona que está en el "dogout", se pasarán la noche deleitándose mirando a esa mujer con un juego de tetas que, aunque sea  simplemente para  emitir  señas  tetíferas, no  dejan   de ser movimientos  sensuales. El lanzador  estará contento mientras dure en  el  montículo, porque sus pensamientos siempre estarán en meter "su propio empeño" en el mismo "centro". Dudo mucho que este sistema de "brecheo" beisbolístico sea descubierto, pero si eso llega a suceder, hasta yo con esta habladera de tantas plumas de burros estaré “cogío por el pichirrí.  Esa diva en las gradas metiendo esas dos "sandías" en el juego, no llamará la atención del equipo contrario más que para que se hagan "cocote" con ella; nadie sospechará su verdadero papel en el juego pensando que ella solo busca "vitrina", pues son demasiadas de esas, las que van al play. 
Olvidaba decir que, esa mujer, debe ser sustituida por otra  cuando el equipo contrario sea distinto, para así evitar las sospechas; ella, solo trabajará en ese mismo estadio, y  se  le reservará  por toda la temporada el asiento detrás del catcher. Para los demás estadios, se 
hará lo mismo con otras mujeres que ,serán escogidas mediante un  casting secreto, preferiblemente, entre familiares de los dueños del equipo. De todas esas mujeres, solo se escogerán las más tetonas, y si entre ellas no las hay tetonas, se les enviará a un cirujano plástico para que este les  haga un par esas cosas del  tamaño  de una sandía. Una mujer de tetas pequeñas, no sirve para ese trabajo porque se puede perder un juego, pues si el hombre que está en el "dogout", no ve bien hacia qué lado se movió una de las tetas de la mujer, y el lanzador, en lugar de una recta lanza una güevita, le puedan dar un guamazo que los haga perder el juego; tampoco el observador del "dogout" puede ser cegato.


                         

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