miércoles, 26 de febrero de 2020

Chácharas: el viejevo político y su peleona esposa


Henry Osvaldo Tejeda

De nuevo, le oyen los vecinos la boca a la vecina que, de vez en cuando, se para en la puerta del apartamento donde vive con su esposo y se pone a vocearle cosas que, para los que no saben de qué se trata, podrían decir que esa mujer está de remate. Pues la fémina se sabe mas de la mitad del diccionario de palabras que se las mujeres acostumbran a decirles a los maridos cuando están molestas por algo. En mi pueblo le decimos "engrengreñadas". 
La vecina empieza con su cantaleta, en momentos en que el esposo está ya al abrir la puerta del vehículo, listo para salir a trabajar. Eso se repite casi todos los días, pareciera que ella está jugando un san diario de boches, y que cada vez que el esposo va a salir, le cubre la cuota del día; y de qué manera. Él sale relleno desde por la mañana.

_ Te estoy preguntando desde hace tiempo, por qué carajo te ha cogido con eso, si eso no es más que una locura de tú parte, sin darte cuenta de que solo eres un maldito viejo verde  que quiere  estar llamando la atención, y que siempre quieres ser el protagonista en todos los lugares a los que vas.  ¿Acaso no sabes que a las fiestas que vamos juntos, soy yo la que pasa vergüenza por ti porque tú, ni eso tienes? Una persona de tú edad que se ponga a eso, es porque no  iene vergüenza;  dizque  privando  en  carajito. 

El esposo solo dice: _ Pero mi amor, eso es algo normal, muchos de mis amigos lo han hecho y por ahí andan de lo más tranquilos sin temor a las críticas, es que estamos en unos tiempos en los que nadie se mete en esa vaina. Así le responde el esposo, y los vecinos siguen Babia, con las antenas de las orejas apuntando a la casa, porque no entienden nada de la "interesante"y entretenedora  conversación.
_ ¿Ajá, así es que piensas? -Le dice ella- Pero qué hombre tan ingenuo y de poco carácter; date cuenta de lo que eres, solo mírate al espejo, ya tú estás viviendo tus últimos depósitos en este mundo. ¿Cómo es que no puedes ver que ya no eres el jevito de antes? ¿Es que, acaso la política y los tantos millones que tienes, te han vuelto loco de remate?
El esposo ya no contestaba, solo estaba ahí parado frente al vehículo  escuchando la retahíla de sandeces de su esposa, una mujer sumamente autoritaria, a quien, por sus modales, pareciera que ella era la que tenía la última palabra en la casa de ese turpén político. La mujer no paraba de hablar, al parecer que se le zafó una zapatilla de la lengua; ella continuó diciendo:
_ Pero no te preocupes, si eso es lo que quieres, lárgate a esa fuñía fábrica de carajitos, y espero que en unos cuantos meses te hayas dado cuenta del error que cometiste, pero la vaina de esto es que, la que va a coger tusa y suela soy yo, cuando mis amigos me echen en cara el disparate que has cometido. ¿Acaso te has creído que eres una goma Michelin?, pues hasta donde yo sé, a ese tipo de lugares solo van  a recaucharse por problemas con la carrocería. 
El esposo miró hacia arriba, para ver a todos sus vecinos tirándose el show  y cuchicheando, pero como era algo que sucedía a menudo y  por distintas razones, ya él no le paraba bolas a las cantaletas de su esposa, aunque  él seguía oyéndola parado ahí como si fuera un poste de luz; Ella siguió:
_ Te voy a decir algo ahora mismo en tu cara, para que luego no vengan los chismosos amigos tuyos a irte con el cuento, mira, desde que yo vea a esos políticos amigos tuyos, que son igualitos a ti y que no tienen vergüenza, les voy a leer la taza, porque yo sé que han sido ellos quienes te han puesto en lo que tú no eras capaz de hacer, te sacaron del cascarón, pero a quién quiero ver primero, es al "arrevejío ese de Higuey, el chato ese de Amable Aristy, quien tiene más de ochenta años y que ahora, privando en chulo, se mandó a hacer un recauche, pero aunque por dentro no le falta mucho para firmar con los Carmelitas, hoy  parece un hombrecito de 30 años, y yo sé que eso es lo que quieres imitar, pero no te preocupes, dale pa´llá. 

La mujer no para de hablar, ahora está sudando, pero ella anda con un vaso de agua porque sabe que de vez en cuando, se le salen gallos de la garganta; se tomó un trago y siguió:
_ Pero voy a coger las cosas "con su avena", por eso, cuando el médico haya terminado de estirarte los cueros de la cara y de las costillas, dile que no tire a la basura los trozos de pellejos que te quite,  porque quiero mandarme a fabricar una cartera con el cuero que quitarán. Estoy segura de que, solo con lo que te quiten de esa horrible papada, me puedo fabricar un par de monederos y hasta una correa. Ahora vete a esa clínica recauchadora de viejos.
Ahora fue que los vecinos entendieron el meollo de la conversación.  El esposo respiró aliviado, pues ya por fin, se quitaría de encima esa chillona voz flautín de su mujer. Entró a su vehículo, puso en marcha el motor y cuando se iba, la mujer le hizo señas de que bajara el cristal para decirle una última cosita:
- Aprovecha la visita a ese médico, a ver si también te "esterica" un poco esa miseria que tienes entre las patas, pa´que completes.

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