domingo, 13 de abril de 2014

VIVENCIAS EN SAN JOSE DE OCOA: DE CÓMO JUGABA RENAN PUJOLS EL JUEGO DE PELOTA LLAMADO "DESAFÌO"



Por: Henry Osvaldo Tejeda
El que no ha jugado pelota-desafío no ha gozado en su vida, ahí es donde se ven cosas raras, discusiones, insultos y hasta trompadas porque es un juego entre amigos pero también se apuesta dinero y nadie quiere perder. Cuando hay dinero por el medio, las pasiones se pueden desbordar y dar paso a que los amigos relegan a un segundo plano su amistad; una regla no establecida, pero que se sobreentiende. En este juego de pelota, los lanzamientos son lentos para que el bateador pueda pegarle a la bola, no se roban bases porque no se utiliza un receptor (Catcher); no existe la regla de las bases por bolas y solo si los equipos se ponen de acuerdo, se vale el ponche.
Renán Pujols, nuestro personaje principal de estas "Vivencias en Ocoa", aceptaba la regla del ponche, solo cuando veía en el equipo contrario muchos "chongos", "maletas", sinónimos despectivos aplicados a jugadores que no batean y que se ponchan mucho. No importa si el terreno de juego este cercano, es decir, que no tenga vallas o no esté cercado, con un batazo largo se pueden correr todas las bases hasta anotar si es posible, aunque la bola se haya metido en un carro público que pase por los alrededores, en alguna letrina vieja o en el patio de una casa cuya dueña sea la mujer más azarosa de la comarca, es decir, de esas que no dejan entrar a buscar la bola. Había en Ocoa muchas de esas doñas que cuando una bola caía en su patio, el que penetraba a buscarla podía salir con varios chichomes en la cabeza producto de los escobazos recibidos. Yo mismo fui testigo de estos escobazos.
Para conformar los dos equipos contendores, dos personas con don de mando, serán los líderes de los mismos. No había un equipo fijo, sino que, los muchachachos íbamos al play y no sabíamos cuál sería nuestro equipo. Cuando había jugadores suficientes, los dos lideres tiraban un centavo hacia arriba, en el que cada lider elegía la cara en la que quería que cayera el centavo (Le decíamos chele al centavo). El que salia agraciado con la cara del chele, iniciaba la escogencia eligiendo solo a  un jugador, luego el otro escogía uno y así, se alternaban hasta conformar el equipo.  Renán, siempre quería para su "Tin" (team/equipo) los mejores, y si el otro líder era pendejo, Renán le cogía los mejores jugadores y antes de empezar el juego desafío, ya estaba ganado, pero si se daba con otro líder cojonudo y berrinchero como él, la vaina iba balanceada.

 ¡Fulano de tal, ponte de este lado!  -Dice uno de los lideres- Luego el otro pide uno y así, van seleccionando los jugadores hasta llegar a ocho cada uno (Ya dije que no había receptor). Cuando no había muchos jugadores para conformar dos equipos comletos se jugaba con menos, por lo que el que estaba jugando en el short stop, tenía que jugar casi encima de la almohadilla de la segunda base por no haber intermedista, o si no, el centerfield se cargaba hacia el campo derecho (rightfield) si era en ese lugar donde faltaba un jugador. Regularmente, se decidía dejar el rightfield vacío por ser la zona por donde menos se batea. Regularmente,  los jugadores eran diestros y bateaban a la derecha.
Ocurría a veces que, si  a un equipo le faltaba un jugador, el equipo contrario le prestaba uno solo para que pichara del lado del otro equipo, pero ese no bateaba, porque ese turno lo tenía ya ese pitcher en su equipo original, es decir que, solo bateaba en el equipo donde fue elegido al inicio.
Ese era un lío del carajo, pero se hacía con normalidad. Cuando "el prestado" estaba pichando y le llegaba el turno de batear a él mismo, otro de su mismo equipo que estaba al bate, entraba,  y le pichaba a él. Renán prestaba siempre el jugador más malo "no vaya a ser que ese azaroso, haga un buena jugada y me haga perder el juego". Era lo que él pensaba pues lo calculaba todo, y eso tenía lógica, tú no puedes prestarle un jugador bueno al equipo contrario, porque mientras está prestado, tiene que jugar con seriedad, o sea que, si te dan un rodado al pitcher, tú no puedes mirar para otra parte; sería muy obvio que lo haces adrede.
Regularmente, solo había una pelota, y como estas eran viejas y sin forro, lo primero en hacerse  antes de empezar el juego, era una una colecta para forrar la pelota; comprar el forro, es decir, el Type, y la mejor cinta  para eso es la que se usa en las clínicas para cerrar heridas. Cuando el dinero estaba estaba completo (15 cheles) se enviaba un tiguerito a la farmacia Mario, y ahí se conseguía un rollito, o dos, si era necesario.
EL JUEGO Y LAS VAINAS DE RENÁN
Renán Pujols
Una de esas veces, se empezó un desafío, y como era la costumbre, solo se jugarían tres inning, como se había jugando durante toda la tarde, y este era ya el último de los juegos porque   ya estaba viendo algo oscuro porque estaba cayendo la noche; eran casi a las seis de la tarde y  el equipo de Renán estaba ganando, pero para ganar el juego, su equipo tenía aún que hacerle al equipo contrario los últimos tres outs, y era tan corta la ventaja del equipo  que Renán se mortificó, al extremo de ponerse nervioso. La apuesta en el juego sobrepasaba los ocho pesos, que, en ese tiempo, era un dineral; una fortuna.
Debo decir, que para ganarle a Renán Pujols un juego de desafío, era necesario tener toda una barra de abogados para que asistiera al equipo contrario, porque, carajo, más pícaro y tramposo que ese hombre otro en toda la comarca, ni a trescientas leguas al sur llegando a Azua. Tampoco aceptaba un árbitro, porque él decía que eso no era necesario, pues "los hombres se entienden hablando". Claro está, porque él era el que más hablaba, más peleaba y que se salia siempre con la suya. Las vainas de Renán, eran de antología.
Renán tenía fama de chanchullero y pícaro (Bueno, eso lo hacía sólo en el juego), discutía y fuñía demasiado, y lo peor de todo era que siempre ganaba, no por tener razón, sino, porque el contrario se "jartaba" de discutir con "ese abogadito del Diablo", como le decía el difunto Arides Sánchez. 
Decía Arides: "Es que este gago del Demonio nunca entra en razón". Renán gagueaba y ahí si era difícil la discusión, hasta que el contrario se retiraba por cansancio. Un día escuché Tento Marchena decir: "Quién coño se va a pasar las navidades completas discutiendo con ese loco".
El juego al que me refiero, se jugó en el pley donde operó desde los sesentas el colegio de las monjas, y estaba cercado de alambres de púas en el área sur (Sur con respecto al colegio, pero era el norte del campo izquierdo del pley). Esa cerca de alambre, se iniciaba en la en la orilla de la carretera, pasaba por el final del letfield y llegaba hasta el Centerfield colindando con el monte conocido en Ocoa como "La Cañá de La Posa" (o solamente, La Posa). La alambrada, le daba la vuelta completa al pley, terminando en las gradas que estaban al lado del back stop.
El borde de La Posa que colindaba con el pley, cubría todo el Rightfield, y la pelota que se iba por ahí, era algo más que imposible recuperarla por ser un gran hoyo ocasionado por el relieve terrestre donde había un trillo que las hacía de camino; sólo un trillo lleno de Guasábaras y cadillos y para colmo, era una jarda casi vertical, cubierta de vegetación espinosa. Ya era casi de noche y Renán quería terminar el juego a como diera lugar, porque no quería que se suspendiera por oscuridad porque su equipo estaba ganando, pero en la última entrada, el equipo visitante que estaba bateando su último chance, empató el juego (sin out), y tenía un corredor en tercera, que podría ser  "la carrera del gane". Renán estaba de llevarlo al manicomio; 
 Renán no sabía que inventar, su cabeza maquinaba entre una y diez mil diabluras con tal de no perder el juego, y en uno de esos tormentos llamó al líder del otro equipo y le dijo:
_Vamos a suspender esta vaina porque ya la bola no se ve bien, y no quiero salir con un ojo menos por culpa de un pelotazo". Ya Renán sabía que iba a perder. El jefe del otro equipo le respondió:
__Pero, Renán, ¿Acaso tu me estás creyendo el más pendejo de los ocoeños? Yo gano este juego hasta con un rolincito al cuadro; hoy vas a joder a otro" -Eso dejó frío a Renán porque, aunque no esperaba otra respuesta, lo que le mortificó es que no se le ocurría nada justificable para suspender el juego.
Fue entonces cuando dieron un batazo largo por el rightfield (Renán apretó el fullín de manera que no le cabía ni un grano de Millo) pero respiró de nuevo cuando vio que la bola salió de "Fao" (foul) y mejor aún, hasta se sonrió maliciosamente porque vio que la bola se internó en el bosque que da a La Posa. Renán no sabía que la bola no llegó a irse al fondo de la cañada, sino que, se quedó en el límite de la pendiente. Si esa bola se pierde, obligatoriamente, hay que suspender el juego porque regularmente, solo hay una pelota.
RENAN BUSCA LA PELOTA PERSONALMENTE.
Como había una sola pelota, a Renán se le encendió el bombillito, tenía ya en mente una idea diabólica; una maldad salvadora, ya sabía lo que iba a hacer por eso, bien raudo y velóz se internó en el área del bosque a buscar la bola primero que todo el mundo, tomándose todo su tiempo en la búsqueda. El jefe del equipo contrario le voceó:
_ Renán, ¿qué carajos pasa que no traes la bola?
- Espérate pendejo, todavía no la encuentro y ahora me estoy quitando unos cadillos que se me pegaron en las medias.
Pero no había forma de encontrar al bola, y ya era casi de noche; no se veía nada, por lo que el equipo contrario, que estaba a ley de un rolincito para ganar, acudió también a buscar la bola y llegaron al lugar segundos antes de que Renán salió sin encontrar nada. El juego, se suspendió por falta de pelota, y terminó empatado. Renán respiró tranquilo. Se dijo para sí mismo: 
_ Mierda, de la que libré.
Al otro día, la bola apareció debajo de una enredadera de Verdolaga, con cáscaras de mango  por encima, y  cubierta  con jícaras de coco. La bola estaba toda destrozada, ¿qué sucedió? Lo que tenía que suceder, Renán la había mochado por la mitad con un cortaplumas.
Estas Vivencias en San Jose de Ocoa, fueron publicadas hace varios años en este mismo portal, pero quise traerlas de nuevo para los ocoeños que no la han leido. Luego de la segunda publicación, el bueno y pontorezco personaje ocoeño Renán Pujols, falleció. 

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