Chácharas: El diputado jucho y su vacuna

Por Henry Osvaldo Tejeda
Ha llamado la atención de la prensa, la rara actitud asumida por el legislador, y hasta se teme por la salud mental del mismo. Un periodista se apersonó a su residencia familiar  a indagar la razón por la que ese hombre actúa como lo viene haciendo.

Señora -Preguntó a una prima del diputado- ¿Qué es lo que ha pasado con el diputado fulano de tal que se está comportando de manera tan rara?

_ Mire amigo -dijo la prima- eso, ni nosotros lo sabemos, todo eso ocurrió de buenas a primeras, cuando en los últimos meses mi sobrino empezó a comprar armas, tiene todo un arsenal en el que hay hasta armas de guerra; compró cinco hachas, ocho machetes, tres mochas, dos palas, dos picos, una azada, preparó cinco "Peos químicos", y no conforme con todo eso, hasta un tirapiedras compró. 

"Se levanta tempranito y se pone a practicar tiro al blanco en el patio, y ya hemos tenido que comernos casi toda una crianza de gallinas que teníamos, porque esas prácticas de tiro las hace con esos pobres animales; de doscientas gallinas que teníamos ya solo nos quedan diez, porque él las ha matado casi todas. Pero lo de ayer, fue el colmo, se apareció en la casa con un traje de un tal Robocop

_ ¿A qué le atribuye usted esa actitud? -Preguntó el periodista-
_ Ya le dije, no sé nada. ! Mire usted!, hace una semana tuvimos problemas con un vecino, porque mi sobrino le mató su gato, y yo sé que fue él porque, cuando escuché el disparo él voceó, ¡Coge ahí, maldito, así le haré a los otros!

_ Señora, alguna vez tuvo el diputado problemas mentales, o si es pudo haber recibido sobornos de Odebrech, y ahora cree que lo van a ir a buscar preso?

_ ¡Ssuuuuú Maníficia ni mameo! Mi sobrino no da para eso. Claro que no, pero  yo sé de verdad que él se cree que lo están persiguiendo, porque lo veo muy "jucho" mirando asustado para todas partes como si fuera una guinea tuerta, hasta lo escucho hablando solo. Estoy muy mortificada por mi sobrino, porque menea el cocote como lo hacen los muñecos de los ventrílocuos, y pareciera que tiene bisagras en la nuca.

_ Bueno mi doña, creo que deben hacer algo rápido con ese diputado. Pero dígame, y qué dicen sus amigos más íntimos de ese comportamiento de él?

_ ¡Ay, mi'jo, qué tu crees que pueden decir, si tampoco a ellos les dice nada! Al contrario, ya hasta los ve como sus enemigos; ayer miso botó a uno de la casa porque lo vio metiéndose la mano en un bolsillo, y creyó que estaba sacando un cuchillo para clavárselo, y hoy mismo lo escuché decir entre dientes: "Me lo mocho al "soquito", si no termino con esa maldita jauría; son como la verdolaga" 

_ Señora, pero hasta donde se sabe, su sobrino actúa normalmente en la cámara de diputados, ¿Cree usted que le ha pasado algo últimamente? Piense bien y dígame, en qué momento empezó a cambiar su comportamiento -Dijo el reportero-

_ Bueno, la última vez que habló normalmente fue con mi hermana Julia. Ella me lo contó, y oiga usted lo que él le dijo:

_ Tía Julia, he sometido un proyecto de ley, por el cual he recibido decenas de llamadas telefónicas para decirme que me van a capar, que me van sacar los riñones, y que me van a dar en la madre si no retiro el proyecto de ley. 
"Ayer, cuando fui a mi despacho en el congreso, me encontré un muñeco guindando por el "cocote", y con muchas agujas clavadas debajo del ombligo, en una clara alusión a lo que me quieren hacer. ¡Tía, tengo miedo!
"Ella le preguntó, en qué perjudicaba esa ley a los que te están amenazando, y él le contestó:
"Mire tía, el proyecto trata sobre la compra de una vacuna, cuyos efectos duren por lo menos 30 años"

_ ¿Y por esa tontería te amenazan? Pero dime sobrino, ¿y qué clase de vacuna es es que dura tanto y tiempo, y para que necesitas eso?

_Sí tía, lo que pasa es que esa vacuna, es para inyectársela a todos los peledeistas de todo el país para evitar que puedan tener hijos durante todo ese tiempo, y así, no les puedan transmitir su maldito gen de la corrupción a sus vástagos. Tía, si no hacemos algo ahora, vamos a tener corrupción sin límites de tiempo.

El reportero levantó los brazos al cielo y dijo:
 _ ¡Coño, con razón lo quieren matar!