viernes, 6 de abril de 2018

LA TELEGENIA; LA OTRA CARA DE UN SIMULADOR

Henry Osvaldo Tejeda
De vez en cuando, suelo perder un poco de tiempo leyendo los post de Leonel Fernández en Twitte; ayer me leí uno en el que él hacía una sinopsis del contenido de un libro; esto comentó: 

"Cuando un mensaje transmitido al público se ve afectado por trampas de argumentación o falacias lógicas, la verdad es la primera víctima. Ese es el tema de este texto, que ayuda a entender los mecanismos de manipulación y desinformación en la comunicación". 

Cuando nuestro héroe habla de la verdad como víctima, no parece darse cuenta de que matar la verdad, es algo que a él le cae como anillo al dedo ya que  durante doce años, él fue el jefe del pelotón de fusilamiento de la verdad, en cada uno de los tantos foros nacionales e internacionales en los que les tocó asesinar la verdad.

El párrafo inicial, me retrotrae a los finales de la década de los ochentas, recordándome una de las causas por las que yo nunca rehusé entrar a los famosos círculos de estudios del PLD.  En esa época, cayó en mis manos una edición de Vanguardia del Pueblo, órgano de difusión de ese partido, donde el articulista decía que, en un mensaje transmitido para el pueblo, la gente no se fijaba si lo que decía el orador era verdad o  verdad, sino que, lo que más le importaba a los idiotizados televidentes, era la forma de cómo el orador transmitía el mensaje, es decir, sus gestos, sus poses, gesticulaciones, etc.,y en fin, el uso de la telegenía por parte del orador.

A la sazón, yo no militaba ya en la izquierda (1J4)  ni en ningún otro partido, pero llegué a ver con buenos ojos al PLD por su organización, la forma de manejarse, la camaradería de sus miembros, todas, personas humildes y muy pobres, y hasta veía en cada uno de ellos al bolchevique de los inicios que describía Nikolai Ostrosky en su obra "Así se templó el acero", pero cuando terminé de leer el artículo de marras, pensé: "El tipo que escribió esto, no es más que un farsante y un simulador". Ahí mismo dejé de pensar en un posible ingreso a ese partido; no era una opción para mi estar al lado de una persona que solo piense en su figura ante que en la causa del pueblo. 

El tiempo me dio la razón, y hasta vi que quedé corto  cuando me pensé que el articulista era un simulador y un farsante, porque el hombre salió peor, también era un tamaño perverso. Luego llegó al poder  no por su  pico de oro ni por sus mentiras, sino, que fue llevado a la presidencia de la mano del dictador ilustrado Joaquín  Balaguer.

El articulista, ya como presidente, tuve el valor de sentarme a escuchar un par de sus adormecedores e insulsos discursos que han engañado al pueblo llano de forma tal que, aún hay miles de personas por ahí que creen que Suiza, Dinamarca, Suecia y otros paises  super desarrollados, son puras chancletas viejas si los comparan con el paraíso terrenal que él ha dicho que ha convertido a  la República Dominicana. ¡Increíble!
 https://iliocapozzi.blogspot.com/2018/04/la-telegenia-la-otra-cara-de-un.html
Sobra decir que, el protagonista de esta historia, no era otro que Leonel Fernández quien con sus poses de faraón y el uso abusivo del dinero del pueblo, se dio un jumo  tan grande de poder, que se convirtió en el presidente de los gobiernos más corruptos de nuestra historia republicana,  liderazgo que mantuvo en ese feo renglón  hasta que llegó un sucesor de su propio partido con el nombre de Danilo Medina, quien ha ido completando la obra de destrucción del país con tanta eficacia que, hasta nuestra nacionalidad se ha llevado de paro. 

Cuando Leonel llegó a la presidencia, ya había estudiado la forma de engañar al pueblo con la práctica y uso constante de la telegenia y de su gran locuacidad, algo que  tomó tan a pecho que todavía hoy, cree que él pueblo le sigue creyendo sus mentiras.

Leonel se ha aferrado tanto a la mentira que, al salir del gobierno en el 2012 ya desacreditado y con la popularidad en el piso, se mandó a confeccionar una encuesta para hacerle creer al país que él finalizó su mandato con más de un 70% de popularidad. ¡Más farsante de ahí, se daña!

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