domingo, 14 de julio de 2019

VIVENCIAS EN SAN CRISTÓBAL: VENGANZA A TRAVÉS DE UN PRIMO POSTIZO


Por Henry Osvaldo Tejeda
Hace casi un año, estuve viendo el Muro de facebook de un sancristobalence, que reside desde hace décadas en los New York. Se trata de mi viejo amigo Elías Domínguez quien subió Subió a su página de Facebook, una foto en la que había un señor con quien tuve un percance en la década de los setentas cuando yo residía en San Cristóbal. Viví allí por 13 años.
Al ver la foto, exclamé:
¡Oh, mira qué lindo! Ahí está ese fulanito con carita de "yo no fui" Omito el nombre porque en realidad, "fulanito", no era una mala persona aunque ya había hecho intentos de traicionar a un familiar mío con quien él trabajaba, pero esta no es la historia, tampoco viene al caso.

Este hombre, se querelló en la policía en mi contra, según él, porque yo lo había amenazado de muerte; lo que a él le pareció una pistola no era otra cosa que engrapadora grande de las que se usan para pegar afiches en madera, árboles, etc. A la sazón, yo trabajaba en el Dpto. de Promoción de la Compañía Anónima Tabacalera.

Nuestro héroe, tomó su denuncia tan en serio que, llevó el asunto a los tribunales de San Cristóbal donde salí descargado, como tenía que ser. Días más tarde, me encontraba tomando tragos en el Hotel Constitución junto a un grupo de amigos, en el que en el que estaba presente el mismo juez que conoció mi caso. En un momento de la bebentina, él juez se me acercó y en voz baja me dijo:
_ Ese carajo que te acusó es tan cobarde que, si le hubieras apuntado con una escoba, iba a decir en el tribunal que lo querías matar con un fusil Máuser. 
No me gustó para nada que me haya llevado a un tribunal, nunca antes había estado en uno como acusado, y me quedé con esa "zurrapa" (*) en el "tutú" (léase, mi cabeza) por tanto, busqué un policía que prestaba servicios en el pueblo, y del que yo sabía que tenía los mismos apellidos míos, es decir, Tejeda Báez, quien a su vez, era primo de un general de la época de idénticos apellidos y que en esos momentos era el jefe de la policía. (1988)

Le conté al policía del daño que el héroe de esta historia me quiso hacer, y le sazonaba el chisme tanto que, a veces, tenía que bajarle algo. Bueno, he aquí mi conversación con él:
Primo" (no éramos ni conocidos, y ya empecé a decirle primo), no creo que usted vaya a dejar que "un carajo a la vela" le haga daño a un Tejeda Báez, y dejarlo que salga con la suya! Estas palabras, llevaban implícito un reproche, y él "se la llevó" enseguida.

Claro que no primo, solo dígame dónde podemos encontrarlo y ya verá usted!. Eso dijo mi recién inaugurado primo.
_ Yo le dije: Bueno primo, estoy seguro de que él se encuentra ahora mismo, en una aguinaldo navideño de "La Tribu", en La Piscina". La Piscina, era un lugar de recreación donde se hacían grandes fiestas y que pertenecía al Hotel San Cristóbal, que era uno de los hoteles que construyó Trujillo en casi toda la geografía nacional; luego de  su muerte, pasó al Estado Dominicano).



                                      Hotel San Cristóbal
La Tribu, era el nombre de un nutrido grupo de amigos, liderada por el buen amigo Leónidas Diverge, jefe de promoción de Barceló & Cía. en la provincia. Todos los sábados de cada mes de diciembre, se hacía un gran aguinaldo en distintos lugares del pueblo, a los que asistía lo más graneado de la sociedad sancristobalence. Nunca vi aguinaldos tan concurridos como esos.

Estos aguinaldos de La Tribu, se empezamos a hacer en casas familiares y amigos de Leónidas, pero por la cantidad de personas que asistía, hubo que trasladarlos a lugares con más capacidad de espacio, incluyendo al propio Hotel San Cristóbal, y más luego, se instaló de manera definitiva en la piscina del hotel donde había una amplia enramada con pista de baile. 
Desde sus inicios, yo asistía a los mismos, pero luego de pasar a trabajar con la competencia de Barceló, tuve que dejar de asistir, aunque siempre era invitado por Leonidas, con quien cree un estrecho lazo de amistad. Años más tarde, pasé a trabajar como inspector de Barceló, pero ya a nivel regional, llegando a trabajar en el este y el sur del país.



El policía raso de quien me había hecho primo en sólo tres minutos, buscó otro agente y nos fuimos a La Piscina, y desde que llegué a lugar, vi al "objetivo" (vocabulario policial, yo me creía ya un casi un recluta) que estaba en una de las mesas más cercanas a la tarima de los músicos, que en esos momentos estaban en receso. El lugar estaba "timbí" (Léase, lleno) de "aguinalderos".
Primo, allá está nuestro objetivo, le dije al policía señalándole al tipo.
_ Bueno, pues vamos a salir de eso ya primo, porque yo estoy de servicio esta noche en el destacamento y no quiero que el capitán se dé cuenta que salí medio de "lechuza", yo vine porque usted es mi primo.
Yo me relamía de gusto, al ver tan cerca mi venganza, por tanto, le dije al "primo" que esperáramos a que la orquesta empezara a tocar, para hacer más dramática la escena que me bullía en la mente, cosa que se produjo en esos mismos momentos.


El tipo se paró a bailar tirando pasitos pa´quí, pasitos pa´llí,  y cuando estaba más metido en mambo, en el momento en que el "objetivo le daba una vuelta a su pareja con el brazo izquierdo levantado, ahí mismo llegamos nosotros los Swat. Para que lo oyera todo el que estaba en el entorno del tipo, yo le dije al policía: ¡Mírelo ahí primo, tránquelo!

Con todo el respete, mi primo del alma se dirigió hacia el objetivo y le dijo:
¡Señor, tenga la amabilidad de acompañarme al destacamento; está ud detenido! Mierda, carajo, pero qué gustazo me dio eso!

El tipo, que no esperaba algo así, miró hacia todos los lados a ver si era que lo estaban confundiendo, y que fuera alguien que estaba detrás de él a quien le habían dado la orden.
_ Pero oficial, yo no he hecho nada para ir preso. ¡Dígame!, ¿De qué se me acusa?
_ Eso lo hablaremos allá, pero si quiere usted una referencia, mira a este joven a ver si lo conoce, le dijo el primo señalándome a mí.


Cuando nuestro héroe de la historia se dio cuenta de que había sido yo quien le había armado el muñeco, abrió los ojazos del tamaño de un ombligo de niño mal cortado (Sobresalío), y lleno de vergüenza, recorrió con la vista todo el salón para luego proceder a salir del lugar. El tipo era muy conocido en el pueblo y socio del casino de los ricos, aunque él no lo fuera, pero lo tenían por serio, y en verdad yo lo creí hasta que quiso traicionar a la prima mía.

Bueno, se llevaron al bailador frustrado, mientras yo me retorcía del gusto. Mi venganza se consumó y el protagonista, es decir, yo, me quedé en la fiesta a manera de celebración. A Hubo un momento en que me dio pena del tipo, y hasta quise decirle a mi nuevo primo que lo dejáramos, pero recordé que me llevó a un tribunal y olvidé la idea de soltarlo., además, ya el primo le había cogido ojeriza. No lo trancaron, solo lo dejaron detenido en un banco al lado del sargento de guardia hasta el otro día, cuando un abogado amigo lo sacó.
¡Ay, la juventud, quée bellos tiempo de locas y sanas travesuras, pero nada, esa es la juventud, a la que no podemos regresar, sino, a través de los recuerdos!

* (Zurrapa): Residuos que quedan de algo tangible (ej: la borra del café luego de ser colado); intangible (ej. Recuerdos que quedan luego de recibir un daño moral)

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