domingo, 19 de noviembre de 2017

VIVENCIAS EN SAN JOSE DE OCOA EL CONJUNTO MUSICAL LOS MONTAÑESES

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Los Montañeses
Por Henry Osvaldo Tejeda Bíez
El único conjunto musical del mundo que tenía un músico emergente, o algo así como un bateador designado, era la agrupación musical ocoeña llamada Los Montañeses, primer conjunto musical organizado de San José de Ocoa. 

El ocoeño en su mayoría, es gente alegre y muy "relajá" como se dice allá, por cualquier vaina le sacan un apodo o mote al más lindo, sólo con el fin de joderle la paciencia, o sencillamente para "darle cuerda". A los Montañeses que, en realidad, no era un conjunto de renombre nacional  los más chuscos del pueblo (léase, los relajaos) le pegaron el mote de "Los Escupe Seto" ¡Vaya nombre!

Henry Osvaldo Tejeda (Autor)
integrante de
Los Montañeses
Julito Tuntún, un personaje pintoresco del pueblo, que andaba siempre vestido de blanco y con zapatos de dos colores y famoso por sus plebes y jocosos vocablos los llamada de dos maneras, "Los Caga Cocina", o "Los Tumba Tabiques". ¡Santísimo! Había que ser muy santo para aguantar estoicamente semejantes epítetos, pero los muchachos de la orquesta lo tomaban a chercha porque sabían que Ocoa es un pueblo de gente muy jocosa y con un elevado sentido del humor, pero además, la orquesta estaba integrada en su mayoría por miembros de una de las familias más jocosas de Ocoa; los Tejeda, hijos de Don Trajano Tejeda, y uno que otro de la familia Pimentel; ¡Imagínese usted esa mezcla!

Unas de las razones por la que el grupo recibía muchas críticas, era por forma tan abrupta de terminar las piezas musicales, eso era "una cura", como se dice ahora, eran momentos hilarantes que el público hasta los gozaba.  Recuerdo a Liberato Tejeda, que cuando vaía que no había otra forma de terminar un tema musical, se le escuchaba decir: "¡Váyanse muriendo, váyanse muriendo! 
Liberato Tejeda, en la actualidad

Cuando los músicos lo escuchaban y veían el ademán con las manos, de que se vayan "muriendo", ellos  iban bajando el volumen del sonido de sus instrumentos hasta quedar todos en silencio. Ese es uno de los mejores recursos para salir sin problemas de una pieza musical de difícil terminación.

Con "to y tó", fueron tantas las veces que el conjunto Los Montañeses llenó a los ocoeños de alegría, porque además de su estilo musical, eran todo un show por los tantos relajos de sus integrantes. Hay que darle crédito a esa familia Tejeda por ese entusiasmo que siempre demostraron en todas las actividades en las que participaban.

 Una vez dije que ellos, tocaban más por hobbie que por amor al dinero, en mi caso no era tan así porque tenía que compensar mi vena musical con los chelitos que me pudiera ganar por la situación de pobreza de mi familia. 

Cuando se anunciaba una fiesta en el Bar Tres Rosas para una fecha importante del calendario nacional, Pururú, el administrador del bar ponía en la puerta de entrada una pizarra con un letrero en el que se decían los detalles de la fiest,a y como siempre, lo último que se ponía era la orquesta que amenizaría la misma. Una de estas veces se leía, "amenizará la fiesta conjunto Los Montañeses". Aquí venía otra jocosidad ocoeña. 


Escuché una vez a un señor que, mientras iba leyendo los pormenores de la fiesta en la pizarra se llenaba de júbilo, pero al final cuando leyó que la misma sería amenizada por Los Montañeses, exclamó:
¡Coño, pero y qué es lo que vamos a hcer con Pururú? ¿Otra vez con los Escupe Seto? ¡No ombe, no me joda Pururú!  "Eso es pa'no gastá cuartos en una orquesta de la capital". Eso era para desternillarse de la risa. 

Algunos de los integrantes que ahora puedo recordar fueron: Liberato y Chucho Tejeda (mbos en la percusión), candelario Contreras y Gelito Mejía (saxos), Rafael Pimentel, Pepe Saint Hilaire, y a veces, David Santamaría maggiolo (cantantes), Nidio y Morenón (trompetas). Andrés (Chico) Linares (Saxo). Chico vivía en el seno de la familia Tejeda, y llegó al grupo en la etapa final del mismo; yo lo hice un poco más tarde, llevado de la mano por él quien me presentó ante Liberato. Luego fue integrado Milo Ciprián con su guitarra.

A veces, se unía al grupo Douglas Concepción con un bandoneón que, aunque no se destacaba mucho, en los boleros se le podía escuchar con un relleno tímido pero necesario. Había además, un señor llamado Aníbal García quien llegó a Ocoa a raíz de la revolución del 1965, se refugió en Ocoa donde hizo muy buena amistad con los "Trajanos": Liberato, Chucho, Laíto y  Aladino Tejeda.

Aníbal llegó a tocar en el Conjunto Los Montañeses varias veces ejecutando un arpa. Tenía unas hijas que cantaban lindísimo pero no eran integrantes de la agrupación. (Datos que me los recordó William -Camín-Santana). No había contrabajo, por tanto, había que traer a uno de Baní, pues era común que el conjunto se reforzara con músicos banilejos. Llegué a ver a Pablo mackinney y al sanjuanero Lolo Cadena, uno de los mejores músicos que he conocido en mi agitada vida.


Los Bravos de Ocoa, grupo musical
surgido luego de la desintegración de
Los Montañeses
No conocí un instrumento que Lolo no lo tocara. Me correspondió un par de veces ir a buscarlo a San Juan  para que reforzara al conjunto Los Bravos de Ocoa, pero tenía que ir un día antes para poderlo conseguir sobrio ya que vivía de parranda en parranda... 
En uno de esos viajes a San Juan, me puse a dar serenatas con Lolo, yo tocando la guitarra y Lolo un Quinto. Tocaba Bajo, bombardino, trompeta, saxofón, piano, bajo, todo. ¡Santísimo, que músico más completo! Lolo tocaba hasta "la coincidencia".

Cuando le mencionaba aquello del músico emergente o designado, me refería a Morenón, un músico de la Banda Municipal de San José de Ocoa, quien tuvo que aprender a ejecutar (machacar es la palabra) malamente la trompeta, pues el instrumento que él ejecutaba en la banda de música era el  Trombón de Vara, y a veces, el bajo.

Sigo con la historia: 
Si la fiesta duraba 4 horas, Morenón se pasaba tres horas y 45 minutos sentado. Ahora veremos por qué.
En la mitad de un merengue, Liberato llamaba a Nidio Pimentel, quien era el primer trompeta del conjunto para que se parara y se "botara" con la trompeta. Nidio, en realidad era un músico de atril,  no era un músico de combo, pero era muy bueno con la trompeta y leía muy bien las partituras.
Nidio Pimentel (epd)
"Botarse", es lo que hace un músico en una pieza musical, en el que hace gala de su capacidad para ejecutar el instrumento, haciendo lo que se le antoje fuera de una partitura musical; dar las notas más altas, las más bajas, trinar, ejecutar escalas cromáticas, en fin, hacer todo lo que pudiera para agradar a los bailadores, pero sobre todo a él mismo, ya que cuando terminaba, recibía un gran aplauso y como se sabe, el aplauso es la  comida del músico. Bueno, le  quitaré algo, mejor digo casi la comida porque si no cobra, se muere de hambre. 

Pero había un problemita con Nidio, porque cuando se "botaba" se le hacía difícil retomar el ritmo del merengue; tenía problemas para regresar al ritmo normal del merengue. Es como cuando un gato, de tanto huirle a un perro, se sube a un lugar mucho más arriba de donde puede bajarse, por lo que luego hay que buscar a los bomberos para que lo baje. Así mismo sucedía con Nidio.

Les decía que, cuando Nidio Pimentel, estaba "Gabiao" (encaramado) en las más altas notas de su trompeta, haciendo galas de su buena embocadura, recibía una señal de Liberato Tejeda, quien fungía como "pailero" (batería) y director de Los Montañeses, le hacía una señal a Nidio para que terminara su su botadera. 
Parte de la juventud fiestera de la época

Cuando Liberato, con esa sonrisita maliciosa que siempre le acompañaba, llamaba al "Emergente Morenón" para que terminara el merengue, éste se paraba con aire de pavo real, levantaba la trompetica amarilla (parecía una trompeta hecha de sarro de tabaco, por el color de diente de viejo fumador de pachuché), una trompeta tan vieja y "abollá", que parecía traída por Colón en su primer viaje a la Hispaniola. Morenón miraba a todo el mundo, y como todos estábamos atento al final, de buenas a primeras se escuchaba un "♪tararán, tan tan♪. Ahí mismo se acababa el  suplicio de Liberato y del grupo.

Terminar una pieza musical cuando se está bailando, causa el enojo de los bailadores, eso nos pasó muchas veces, pero Chucho Tejeda, el más jocoso del grupo, se las ingeniaba con la Tambora para hacerle creer a esos "vales" que estaban en la pista de baile que en realidad acabamos así expresamente, es decir, adrede. Una de las veces que terminamos así, Chucho, con su cara sonriente se paró y le voceó al público: "Eso e'pa que no jodan". Risas y más risas. ¡Ofrézcome!

Lo que están leyendo, lo viví en los finales de los años sesentas, pues toqué las tumbadoras (timbas) con Los Montañeses ya en su etapa final, la cual duró algo más de un año. Luego seguiré con estas pendejadas de aquella hermosa etapa, en la que creímos que estábamos haciendo música, pero en realidad lo que hacíamos era lo mismo que hacen los campesinos con la cosecha de habichuelas; la "apalean"

Otra de las acciones que se usaba en el grupo era y que eran del agrado del público, específicamente, los que estaban bailando en el momento, era que ya en el último set de la fiesta, mientras una parte de los músicos seguía tocando desde la tarima, una parte de músicos se mezclaba con el público (siempre tocando), dándole la vuelta a toda la pista de baile intercambiando saludos con los bailadores. Eso era del agrado del público.

Puedo decir que, Los Montañeses, no era un conjunto malo si tenía todo los músicos del grupo con sus debidos refuerzos, la banda sonaba bien afinada, el problema eran los baches por falta de ensayos, y el cambio constante de músicos de refuerzos aunque esto no fuera determinante en lo que he querido decir. La falta de ensayos continuos, hace que el músico, al momento de la verdad, se sienta inseguro.

Nunca salimos heridos de una fiesta, porque en esos tiempos no se usaba tirarles corotos viejos a los músicos. Eso sí, nuestros cantantes eran estrellas, cuando los recuerdo, me dan ganas de fusilar a Omega y a esa pila de viralatas y bocas de burros que se escuchan hoy en la radio; que no les quepa dudas.

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