domingo, 18 de mayo de 2014

CHÁCHARAS: JOCOSOS RETAZOS VIVENCIALES


Por Henry Osvaldo Tejeda Báez

Ya se ha dicho miles de veces, somos un país muy especial. La clase media alta, hasta llegar a los ricos poderosos, tienen su forma de hablar, muchas veces cultas y otras, no tan cultas y pueden ser hasta chabacanas.


Eso sucede, por la cantidad de gente de "baja ralea" que se ha incrustado en esas alturas. Se trata de gente que se ha hecho de dinero rápido (o, lento),  se mudan hacia una zona de clase alta, y al convivir con los de esa clase, se se creen uno de ellos y así se enganchan en esa élite careciendo de abolengo y hasta de una buena crianza. 

Ese tipo de persona, al final hace "La cagá'e Peguero" (es lo que decimos en San José de Ocoa cuando alguien mete la pata bien honda; eso es lo mismo que "hacerse fuera del cajón"), por la baja formación académica y hogareña que han tenido. 
¡Joder, ese no es el tema!

Pero  la gleba insurrecta tiene su propio vocabulario, y a decir verdad, ese lenguaje es el que tiene todo el sazón del dominicano porque es el lenguaje con el que hablan los personajes pintorescos del pueblo llano y sin pretensiones, ese es el verdadero pueblo, lo demás es puro bulto.


Las conversaciones coloquiales de la clase alta, son sosas, sin sazón y carentes de esa chispa que tiene el pueblo de abajo. Esas conversaciones no se parecen en nada a la de los que viven tirados a "la calle al medio", o en el callejón profundo.

Una persona con cara de pocos amigos, la clase media culta lo califica de "adusto". Vean lo que dice la Real Academia Española en dos de tres acepciones sobre la palabra "adusto": "poco tratable, huraño, malhumorado, seco, severo y desabrido.

Vimos lo que dice la clase alta;  la clase madia lo calificaría de  "mala leche", pero cuando llegamos a la gleba insurrecta, ahí es que vemos el sazón del dominicano; ahí abajo, lo que dicen del tipo es que es "un cara de perro".

OTRO TEMA:
Me compré un radio miniatura para escuchar un programa que oigo todas las mañanas. El "radito" (le llamo así por pequeño) es del tamaño de la mitad de un mouse (léase, "máus" de computadora). 


Me llevo ese pequeño artefacto donde quiera que voy mientras me arreglo para irme al trabajo. Soy un enfermo con los programas de paneles.

Ya mi esposa estaba levantada, había colado café y estaba sentada en su computadora. Ella no se dio cuenta cuando me levanté, porque se sumerge tan profundo en la Internet, que se olvida del mundo a su alrededor.

Mi programa ya estaba por comenzar y, cuando pasé por el lado donde estaba ella sentada, se oyó en el "radito' una voz que dijo:  ¡buenos días!


Mi esposa, con toda la amabilidad del mundo contestó: ¡Buenos días mi amor, ahora mismo te traigo café!

 Me quedé callado, pero se me acumuló en la boca una risa que estaba por explotar, por lo que tuve que irme corriendo al patio a descargar la tremenda carcajada que ya me estaba atragantando; me atoré de tanto reirme en el patio y hasta tuve un ataque de tos. jajajajajaja

Tuve yo mismo que servirme el café, no me atrevía recordárselo para evitar que ella "me mandara detrás" el termo del café, o peor aún, la mano del pilón.

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