lunes, 23 de septiembre de 2019

VIVENCIAS EN SAN JOSE DE OCOA: EL HIJO DEL BURRO DE CUICO


Por Henry Osvaldo Tejeda Báez
Introducción necesaria.
 Cuico, era el apodo del dueño de un famoso burro ocoeño sobre el cual, ya me referí en un trabajo anterior. Era un animal conocido por sus travesuras bellacas y amorosas en la década de los sesentas. Parece que al tener tantas amantes (burras, y saleas jovencitas, por supuesto), dejó hijos por doquier. Haré un paréntesis aquí antes de seguir con un hijo del famoso burro de Cuico.

"Detrás de cada mujer mandona, hay un hombre mamita".
Es la frase de un amigo de infancia que no transige con su autoridad en el hogar. Los tiempos han cambiado y ya vemos cómo han avanzado las mujeres. Las hay que les sobra el valor para hacer cosas que un hombre mamita no haría. Hace días leí que, una  mujer de 80 años, se hizo cargo de los controles de una avioneta en la que viajaba con su esposo; un piloto de 81 años que se desmayó pleno vuelo muriendo poco después.
La mujer aterrizó de emergencia con la ayuda de un piloto que fue enviado en otro avión, para ayudarla a controlar la nave a través de la radio.
 Hace tiempo, supe de una señora de unos 55 años, que quería tener una fantasía. Esta doñita, lo que soñaba era con montarse en un burro que corriera mucho y salir en su lomo a través de un campo raso "a to meter", como dicen en Ocoa cuando hablan de meterle velocidad a algo, o como se dice ahora, "coger brisa".


La doñita se fue a un rancho de alquiler de animales en pleno campo y rentó un burro, los dueños le dijeron que los burros son muy mañosos  por lo que debía ser cuidadosa. La doña se montó en el burro y emprendió la carrera. El burro resultó muy lento por lo que volvió donde el dueño, para que le buscara otro burro que corriera más.
Así lo hizo el dueño, y la doña salió a una velocidad que la hizo sentirse bien. Cuando tenía un par de kilómetros recorridos, al burro se le metió una un guiruigui raro y cogió demasiada brisa; parece que se le montó el Overdrive solo y se mandó en una carrera como "alma que lleva el Diablo".
Pasó un buen rato "en bola de humo" metiéndose por todos los matorrales, matojos, barrancas, brincaba zanjas, sotos, se subió por una jarda empinada, luego bajó de nuevo, y andaba vuelto loco salvando  todo tipo de obstáculos que hallaba en el camino; el burro estaba de remate.
La mujer encima del burro, ya toda desgreñada y desesperada, pudo sacar su celular y con mucha dificultad, mientras el burro tiraba "Volíos" pudo llamar al dueño del burro. En Ocoa, tirar brincos, es lo mismo que tirar "bolíos". No sé de dónde sacamos en Ocoa tantas palabras raras.
 - ¡Aló, aló! -La mujer llamando a los dueños del burro-
-¡Aquí base de burros, diga usted!
-Soy la mujer que le alquiló el burro, y le llamo porque tengo un problemita.
-Si señora, ya nos dimos cuenta por el GPS que tiene ese burro instalado, díganos exactamente, qué es lo que está sucediendo.
-Este burro se ha vuelto loco, parece que ha perdido la cabeza, va corriendo como a 80 kilómetros por hora y rebuzna muy raro; también se va tirando unos gases que suenan como si la guerrilla nos estuviera bombardeando; estoy desesperada, ¡dígame qué hacer!

-Señora, ¿qué le ha hecho usted al burro? ¿Le dio usted algún golpe en la cabeza; le dijo alguna mala palabra, o le mentó la mai?
-¡Nooo, imposible, qué va a ser hombre! Todo iba bien hasta que vio un bulto a lo lejos.
-Dígame señora, ¿qué clase de bulto le pareció a usted que vio?
-No, no sé, con todos estos brincos, qué carajo voy a poder ver nada, sólo dígame usted cómo puedo aterrizar porque ya este burro  no está pegado del suelo, creo que estoy en aire y pareciera que estoy subida en un camión volqueta de esos que cargan arena.
-Espere un momento, sólo trate de mantenerse encima del animal.
_ Está bien, voy a tratar, pero ándese rápido porque ahora este burro infernal comenzó a ladrar como un perro, y hace rato estaba bramando como un toro. ¡Santísimo!, no sé qué clase de animal es este; estoy aterrada, nunca había escuchado a un burro que habla.

El hombre se va a los establos en busca del gerente de burros de alquiler y le pregunta:
-Oye Luis, ¿cuál fue el burro que le alquilaste a la señora que salió hace poco de aquí?
-Bueno patrón, cuando me trajeron ese burro de San José de Ocoa, sólo me dijeron que era hijo dizque de un burro famoso cuyo dueño se llamaba Cuico, y que el papá del burro hacía cosas muy raras, incluso, hay gente que llegó a decir que lo oyeron hablando, pero solo estaba enamodo. Dizque no hubo burra en ocoa a la que él ha haya pasado por las armas, por eso es que ha dejado un reguero de burros en toda la comarca. En ese pueblecito es que más vainas raras se ven, es lo único que le puedo decir.

Del burro en el que anda la señora, me dijeron que corre como ambulancia, pero que se volvía medio loco cuando se ponía recho, y que se le metía vicio tan grande que, si no "se despachaba" era capaz de cualquier cosa. Yo no lo di mucha importancia a eso; pero  dígame patrón, ¿qué está pasando con ese animal y la señora?
 El patrón no contestó; lo entendió todo, entonces se fue al teléfono de la oficina, llamó a la  asustada cliente y le dijo:

-Señora, ¿Está usted todavía encima del burro?
-Sí, pero ahora estoy más alto, y aunque ha disminuido la velocidad, parece como que el burro creció, y he tenido que agarrarme del cocote del animal para no caerme; me parece que este animal se ha parado en dos patas, no sé. _Exclamó la angustiada señora-
El gerente lo comprendió todo en un segundo, y solo atinó a decirle a la doña:
-Señora, no se preocupe, ya está usted a salvo, ya no tiene nada que temer, sólo tiene que mantenerse encima del animal por unos minutos más y cuando usted oiga que empezó a rebuznar, sólo tiene que desmontarse con calma y esperarnos ahí, porque  ya habrá pasado todo; solo mantenga la calma. -dijo el gerente, y colgó-
 El gerente penso: Si es lo que yo estoy pensando, la doña se salvó.

La señora siguió las instrucciones, vio cuando el burro enderezó, es decir, se puso horizontal con respecto al suelo, y tal como se lo había dicho el dueño del burro, el animal  empezó a rebuznar. Era una especie de canción lo que entonaba el burro con su rebuznar, y se le notaba medio sonriente, entonces, la doñita aprovechó esa pausa y se desmontó. Ya sentada en una piedra, pudo ver que al lado del burro había una gran burra prieta que mascaba algo con cierto dejo de satisfacción.

En eso, el burro volvió a rebuznar, se echó en la tierra y empezó a  revolcarse mientras seguía entonando su rebuzne de satisfacción. ¡Supongo que se estaba riendo en su idioma! Esa es la estirpe del famoso burro de Cuico.

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