jueves, 26 de septiembre de 2019

VIVENCIAS EN SAN JOSE DE OCOA: FRANCISQUITO: EL RATON DE LA CASA DE LUIS PAI

Por Henry Osvaldo Tejeda
Antes de usted sentarse a escuchar cuentos de la propia boca de Luis Pai, el hijo de Pai El Bombero, un zapatero de San José de Ocoa, tiene que tener las tripas muy bien puestas y llenas de algo bien sólido, porque tan pronto ese personaje abre la boca tiene usted que empezar a reírse, y desde que comienza a hablar ya no hay manera de pararlo porque los cuentos, la mayoría de ellos según él, de sus propias vivencias, se suceden uno tras el otro.
 Escuché muchísimos cuentos de Luis, que ya ni recuerdo pero, sí recuerdo cuando me dijo una vez que estábamos sentados en un contén del pueblo frente al Bar Tres Rosas San José de Ocoa mientras le dábamos "quimbo “a un frasco de Bermúdez Dorado:
_ Mira Osvaldo, yo no sé si tú sabías que en mi casa había un ratón llamado Francisquito, pero mira, es un tolete de ratón que nos tenía la vida hecha un trapo, imagínate, ese hijo ‘e puta comía más que to'el mundo en la casa, con decirte que una noche no encontró na pa´comé en la mesa y sabes lo que hizo el maldito animal? se  comió el mantel de la mesa; un mantel nuevecito.

_Cóoooomo? 
_Mierda, Luis, no seas  tan "jablador". ¿Y por qué  se  iba a comer ese animal un mantel, si eso no sabe a na? -Le dije-
_ Crees tú que no sabe a na; yo sé que lo hizo por dos cosas- dijo Luis, como si me estuviera contando algo tan digno de creerse.  
_ Primero, por lo maldito que era, pues no encontró ni una "borona" de plátano, ni huevo, no naíta en la mesa, y la otra, creo que fue por venganza y por estúpido, porque confundió las manzanas que habían dibujadas en el mantel con manzanas de verdad. 
_ ¡Ofrézcome carajo, pero que engendro de satanás es ese? Dije.
_ Mira Osvaldo, gusto que tu hubieras visto cómo quedó ese mantel, "llenecito anete" de boquetes en los sitios donde estaban los dibujos de las manzanas, lo volvió un colador de hoyos gigantes, y cuando mi abuela vió eso, por poco le da un patatú.
_ Me ca.. en Ceuta, Luis, !Háblate con Fillán para fumigue la casa!
_ Qué Fillán de la mierda, eso no sirve pa´na.
Señores, ya yo no aguantaba la risa cuando me salió con esto de Fillán, quien era el encargado de la oficina que se encargaba de eso. Así siguió Luis Pai con la historia:
Francisquito, reposando su 
"jartura" de mantel.
_ Es que ese jodío ratón lo trajeron de un campo del Pinar por equivocación, y trajo toditas sus agregó de El Pinar, dijo Luis- 
_ Pero, y quién diablos es tan loco de enviarle a alguien un ratón desde el campo para el pueblo? -Pregunté yo asombrado-
_ Osvaldo, cállate la boca y solo atiende lo que te digo. Es que a mi abuela le iban a enviar un marrano desde el Pinar pa'criarlo en el patio de la casa, y parece que el ratón se dio cuenta del viaje y mató al marrano, se subió en las árganas del mulo y aquí vino a parar ese satánico.
_ Ese animal era un desastre, mira que, cuando le atacaba esa maldita "jambre", se iba al colmado que estaba frente al Correo y allá cenaba, luego cruzaba la calle y se metía en el patio de mi casa pero primero "relojeaba" a ver si venía algún gato para luego irse a esconder en los "cubujones" de la casa de mi abuela.
_ ¡Ah, pero al parecer, era un ratón entrenado en guerrilla, le dije.
_ Cuando no iba al colmado se comía la medias mías, pero solo se comía la parte delantera de las medias, porque parece que le gustaba mucho el sabor del sicote de las patas que yo dejaba en los tenis, te lo digo, ya sé que era él, las cúcaras no hacen esas cosas. Un día me fui a poner mis tenis y cuando me metí el pie derecho, se me salieron por delante los cinco "deos".
_ También se comía los pantaloncillos de Pai, mi papá. Pero a los pantaloncillos, solo le comía la parte de las nalgas, no sé si era que tenía buen sabor, o que encontraba algunos granos de habichuelas pegados de la tela, o alguna sarruma" de bofe, de "jociquito", o qué sé yo, qué otra vaina ma. Pai lo vivía acechando con la chaveta de trabajar zapatería.
_ Yo no podía aguantar más la risa, por lo que tuve que decirle:
_ Luis, ya cállate por favor, que ya me duelen las tripas de reírme, hablemos de otra cosa.
_ Osvaldo, pero todavía el pote de romo ta por la mitad, espérate a que termine el cuento, porque tengo que contarte lo último
_ Qué vaina contigo Luis, ¿Es que no puedes pararte ya? Ni me escuchó cuando le dije esto, pues siguió con el anexo de la historia.
Así siguió:
_ Bueno Osvaldo, parece que el dueño del colmado lo estaba acechando y le puso una ratonera de las grandotas, pero pa'que tu veas qué animal tan satánico era ese, parece que se dio cuenta del gancho que le tenían puesto y volvió pa'mi casa, cogió un anzuelo que yo tenía en una gaveta y volvió pa'l colmado. No te puedo explicar cómo lo hizo, pero lo que yo sí sé, es que "Anzuelió" una molleja de pollo que había en la ratonera. De todas formas, la ratonera sonó pero no lo cogió a él". Cuando el metal de la ratonera cayó, ya la molleja iba rumbo a mi casa por el patio de atrás.

Esto le puso la tapa al pomo de mis tripas, ahora ya me dolía hasta la boca; no aguantaba más, este azaroso Luis del cojollo me estaba haciendo casi explotar. Yo, estaba mareado de romo, amanecío, y este hombre con ese telelé que no paraba de hablar, y cada vez que lo quería parar, se le ocurría otro episodio de Francisquito, el ratón. Es admirable la imaginación de este pintoresco personaje ocoeño.
_ Luis, esta es la última vez que te digo que ya está bueno, ya, por favor, termina con esa vaina, ya me está doliendo el costillar de lado y lado, además de la barriga y la boca.
_Ta'bién, toma, pégate un trago -Diciendo eso, Luis siguió-
_ Pa'no cansate ma con la historia, te diré que, cuando sonó la ratonera el dueño del colmado se levantó y sospechó que ahí estaba Francisquito, entonces se buscó un bate y cuando el ratón lo vio, yo toy seguro que solo pensó:
_"Coño, aquí mismo me jodí. ¡Adiós mundo cruel! Ese mardito ovejo (el hombre era blanco) ahora quiere da un batazo de jonrón con mi cabeza. ¡Ta jodona la vaina! 
Luis, hizo un paréntesis para decirme:
_ Osvaldo, ese animal sabía también de pelota, porque él nos veía jugando en el pley de Las Canas, tú sabes que vivo en la misma esquina del "centerfil", y él se tiraba to´los juegos desde un boquete de esos que hay entre el cinc y el seto de tablas.
_ Si lo sé, yo también jugaba en Las Canas, pero sigue ya porque quiero saber el final de la historia.
_ Bueno, Francisquito se mandó en una carrera, con el dueño del colmado atrás; al parecer, el ratón se volvió medio loco, porque solo sabía meterse por la puerta de la cocina y esa no era la ruta de salida por donde él acostumbraba a salir, por eso, cuando vio un "boquete" en una de las puertas que da a la calle 16 de Agosto, por ahí mismito salió con velocidad de ambulancia, con tan mala suerte que, ahí mismo venía el carro de Vianey, y lo volvió un hojuela.
_ ¿No jodas; lo mató? -Le pregunté-
_ Si, lo pegó de la "tarvia" como si fuera una postalita. Eso me dio mucha pena, porque aunque ese ratón era tan odioso yo lo quería. El vecindario se alegró de que lo mataran, pero el que más se alegró fue  Olivo Sánchez, porque Francisquito se iba por las noches a acechar a Olivita, su hija, porque déjame decirte, ese animal también era brechero.

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