martes, 14 de junio de 2011

CHÁCHARAS DE UN SUEÑO DEMASIADO RARO

Estas chácharas, fueron publicadas inicialmente, en diciembre del 2011, cuando se encendió el debate sobre el aborto; hoy volvemos a lo mismo, y quise traerlas de nuevo. 
Por Henry Osvaldo Tejeda 
Una noche, me quedé dormido mientras veía en la televisión los debates que se escenifican entre legisladores en la Asamblea Nacional, para la aprobación o no del aborto. En esos debates, vi sotanas antiaborto, así como también mujeres y hombres que defendían su aprobación.
Empecé a soñar que estaba en un pueblo de personas muy sencillas, que se ufanaban de que allí no pasaba nada que dañara la moral y las buenas costumbres; no habían delincuentes, ni drogas, nada de asesinatos, en fin, todo era bueno a excepción de lo que pasa siempre donde hay cargos públicos, por pequeño que sea la comunidad en la que siempre está presente uno que otro funcionario político corrupto.
Pero había algo que tenia al pueblo alborotado desde hacía unos días. Se escuchaban voces de personas alarmadas que decían: 
_Esto no puede suceder_ decían algunos"
_Eso es imposible, cosas así no pasan en este pueblo de Dios"
_ ¿Qué carajos es lo que está pasando en este pueblito que, de buenas a primeras, todo se ha vuelto al revés?
Eso y más, se lo escuché decir a personas sencillas y buenas del pueblo; era la comidilla del momento, pero ni por asomo me daba cuenta a qué se referían. Escuché también a unas doñitas que decían:
_ A un santo de Dios como ese hombre no puede pasarle esto; señores, estamos en los finales del mundo, qué vergüenza Dios mío. Diciendo esto, se daba tres trompones en el pecho; eran golpes fuertes capaces de sacarle un catarro viejo a cualquier humano.
Mientras esto decía, se persignaba y hacia la señal de la cruz.
Había decenas de doñitas vestidas todas de negro, cada una con su rosario en las manos y no paraban de rezar.
_ Dios mío, que esto no sea verdad, esto no puede estar pasando, Padre nuestro que estás en el cielo, estamos en abril, por favor dios del cielo, haz que ahora mismo ya estemos en mayo para saber qué ha pasado aquí, si nos ayudas, te juro que me iré de promesa a Higuey no con una piedra en la cabeza, no, me iré con un block de ocho aunque me aplaste to´los sesos. -decía la pobrecita señora con cara de asombro y más asustada que un político corrupto cuando le descubren que ha robado al estado.
Una monjita decía: 
_ Mañana será un día que cambiará la vida de este pueblo cristiano, estamos ansiosos de que ya sea mañana, para terminar con estas dudas que nos tiene sumidos a todos en este calvario". Cuanto más yo escuchaba todos esos lamentos, me iba dando cuenta de que el asunto giraba alrededor del cura de la ciudad, pero no lograba saber qué carajo pasaba. Estando en esos menesteres, me llegó la noche y tuve que irme a dormir.
Al otro día, volví a la calle, pero ya desbordada mi curiosidad del día anterior; me encontré con la misma vaina; mucha gente cuchicheando y lamentándose, pero esta vez caminaban hacia un lugar específico por lo que me acerqué a un señor que miraba el espectáculo lo más quitado de bulla y le pregunté:
_ Dígame, buen señor, ¿qué es lo que está pasando en este pueblo, que la gente está tan alborotada?
El hombre, sacando una botella de su chaqueta, se aplomó tomó un trago doble, y me dijo:
_ ¡Ah! ¿Esa gente? No jodan ellas ombe, se les ha metido en la cabeza una vaina rara en el juicio, pero yo estoy tranquilo porque yo sabía que algo así tenía que pasar. -dijo el señor, para luego agregar:
_Es que no se puede estar jugando con candela sin quemarse, si le pasó eso, fue porque él se lo buscó. Mire amigo, ese sujeto llegó a este pueblo tan flaquitico como un espárrago, y en pocos meses hasta la barrigota le ha crecido fruto de una vida desordenada y hasta rara, y ahora está pasando por esa situación por estar juntándose con todos esos jovencitos que solo les gusta andar de chercha en chercha, que usan ropas de tantos colores que parecen guaguas haitianas y que muchos de ellos, por no decir todos, son pájaros. ¡Sesuuuu manífica ni mameo, cuánta inmundicia en este mundo de hoy! Al decir esto, se jondió otro trago dejando la botella por el fondo.
_Pero, ¿a qué se refiere usted señor? - le pregunté-
_ ya no hablaré más del asunto -Me dijo, mientras miraba la botella y con un gesto de asombro vio que apenas le quedaba una babita, no lo pensó dos veces, también se jondió el chin de romo que le quedaba. Decidí no preguntarle más y ya me iba cuando oí su voz que me dijo:
_Vaya y acérquese usted a esa gente, porque ahí sabrá dentro de un rato de qué se trata toda esta pendejada.
Me uní a la multitud que ahora iba corriendo detrás de un auto, la curiosidad del dominicano y lo "averiguaos" que somos, me hizo correr sin saber ni siquiera por qué; era mi curiosidad la que corría. En corto tiempo llegamos a una iglesia donde esperamos como dos horas, y luego de que ya me estaba aburriendo, se oyó la voz de alguien que, a todo pulmón, voceó:
_ ¡El doctor, se va el doctor! ¡Qué decepción! Caramba, ahora ya no sabremos nada. Dijo la misma voz lamentándose.

Mas tarde, llegaron en una jipeta seis hombres vestidos con sotanas, cinco de ellas blancas y uno solo vestía sotana color púrpura; entraron a la iglesia, donde solo estuvieron muy poco tiempo y luego salieron, pero ahora acompañados del cura párroco del pueblo; lo llevaban a "rompicuesco" casi arrastrándolo, cogido por la pretina del pantalón y con la sotana bien ajada. Parece que lo estrujaron bien antes de sacarlo de la iglesia. Lo montaron en la jipeta y se largaron gran velocidad y no 
faltó quién dijera:
_Bueno, el hombrón ese de la sotana morada parece que tenía el demonio metido, porque se le veía que estaba bien "encojonao", y lo digo porque entre dientes, le escuché decir: 
_ Hijo de la gran puta, no sabes el problema y la vergüenza que me has hecho pasar por estar de alegre, pero ya verás lo que te va a pasar por estar rascándote en palo bellaco.
Luego de haber pasado todo eso, yo seguía en Babia, entonces sí que me incomodé de verdad y me fui de ahí. Que se jodan con su problema, al fin y al cabo no sé cuál es la mierdería que se traen. Fue lo que pensé, pero ya dije antes que soy dominicano, y la curiosidad me estaba matando, por lo que me devolví hacia la multitud. Yo no puedo dejar perdidas tantas horas que pasé pendejeando calle arriba y calle abajo. En eso estaba cuando vi que la multitud tenia a alguien rodeado, cuando pregunté, me dijeron que a la persona que tenían rodeada, era el sacristán de la iglesia. No puedo decir que escuché todo lo que dijo el sacristán, pero si oí clarito cuando dijo lo siguiente: 
_Miren señores, se lo juro por mi madrecita santísima que escuché clarito con estas orejas que se las tragará la tierra, cuando el doctor que vino acompañado del cardenal, le dijo al cura que se llevaron: _ Pero padre, usted ta preñao". 
La multitud se quiso morir. Un hombre visiblemente encojonao voceó para que lo oyera todo el mundo: Maldito cura satánico, ya nos dañó el pueblo. ¿Quién había visto un cura maricón en esta sana comunidad? ¡Que´ l diablo se lo lleve!
_ ¡¡¡Carajooooooo!!!, Santa Burundanga y Celedonio, pero, ¿y que pendejá es esa? ¿Nos jodimos? -Exclamó una vieja señora, mientras se apoyaba de un poste de luz.
Otra señora dijo: 
¡Misericordia, Dios mío! No lo culpes por pecador, es el deseo de la carne que lo sedujo, es que estamos viviendo unos tiempos en los que se perdió la moral y las buenas costumbres. ¿Un cura preñao? ¡No, todavía no lo creo!, pero si el doctor dijo que taba preñao, ta preñao! ¡Santísimo! Además, ya se decía que el cura andaba en malos pasos, y con una junta rara, y dizque le gustaba darse su trago. Pero eso ta raro, a lo mejor lo drogaron y lo violaron. 
Un señor le contestó a la señora: 
_ Pero, ¿Y cómo que lo violaron, usted no se encontraba raro la forma de dar la misa de ese hombre? Tenía una vocecita de mujer, y había que verlo caminando, parecía una mecedora. 

Al momento de yo escuchar la primicia, tiré un bolío y desperté empapado en sudor, me habían sudado hasta las entretelas de las verijas, y tenía enchumbado de sudor la tabla del cocote. 
Hasta se me salió un ventarroncito por el tubo de escape; estaba en shock. Pero qué raro y qué casualidad, desperté en el mismo momento en que el presidente de la Asamblea Revisora de la constitución decía: ¡¡APROBADO, EL ARTÍCULO TREINTA QUE PROHIBE EL ABORTO!! Entonces me dije: " Qué iglesia tan dichosa, si lo que acabo de soñar hubiera sido real, ahora mismo el cardenal tuviera tamaño problema con un cura preñao sin poderlo hacer abortar. ¡Mierda! Qué sueño más raro.

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