jueves, 15 de noviembre de 2012

ELUCUBRACIONES DE CUELLO BLANCO Y OTRAS VAINAS

Por Henry Osvaldo Tejeda Báez
Como en la gran mayoría de los casos, los asaltantes del estado llamados "de cuello blanco" son cobardes; cuando les hablan de ser sometidos a la justicia hasta se defecan encima, se mean, recurren a las bajezas e insultos ("mentes perversas"), y se valen de todas las malas artes para impedir ir a los tribunales.

Lo primero que hacen es, satanizar a sus acusadores y siempre dicen el mismo  cliché que usa todo ladrón del erario "esa es una persecución política para hacerme daño a mi y a mi partido". (Incluyen al partido para hacerlo copartícipe de las acusaciones que el pueblo le hace específicamente a él. (O, a ellos, si es a un grupo).

Cometen sus fechorías con el convencimiento de que en este país, los que roban mucho no van presos, por eso se despreocupan y ni se les ocurre la idea de que un día, el lado de la arepa en que ellos están sea la que esté de  frente a la candela. No creen en eso de que la torta se pueda voltear de repente".

Son tan pendejos como los que más, y no soportan la idea de verse sentados en el banquillo de un tribunal, y más aún, porque saben que son culpables, por tanto, a sus cabezas empiezan a asomar toda de elucubraciones nerviosas.  Ahí es cuando empiezan a estrenar la parte "chiva" del cerebro. (Chiva: recelosa)
En el caso de Leonel Fernández, sus pensamientos girarían en torno a su imagen personal, pensaría en lo que pudieran pensar sus amigos de aquellas viejas cumbres de presidentes, pensaría en la ONU, en la OEA, instituciones en las que ha pensado ir a exibir su vanidad y a esconder su falsedad y su exquisita bajeza moral.

Pensaría en sus abultadas cuentas bancarias, en sus grandes amigos de este país, para quieens gobernó olvidándose hasta del pichirrí de pollo; pensaría en su endiosamiento perdido; pensará en que no tendrá tantos amigos como antes y que por tanto, no recibirá más lisonjas ni aquellos elogios que tanto le elevaban su egocentrismo; pensará que talvez alguno de sus ex amigos, se sienta toavía agradecido de sus favores y le dé una que otra "tumbaita de polvo.

Se aterraría con sólo pensar en que las empresas multinacionales a las que él les regaló las cordilleras del país para que hiciera con ellas lo que les diera sus ganas, no quieran cumplir con el acuerdo de depositarle en sus cuentas bancarias en el extranjero, el peaje acordado entre él y esas empresas, con las que acordó recibir de ellas pagos mensuales mientras estén sacando oro de las montañas. Eso es algo que lo aterra.

Al darle Rewind al cassette de todo lo que hizo y lo que dejó que otros hicieran, se dará cuenta de que tiene motivos suficientes para la gran depresión mental que, tarde o temprano, le minará su salud.
Podría pensar en matarse pero, no, él no es hombre de eso, aunque tan sólo de imaginarse esposado frente a todo un pueblo que le corta los ojos, se le saldrían hasta los "miaos" y cagaría de reversa, es decir, vomitaría su medio verdosa y amarillenta hiel. Esa misma hiel que desbarató tanto caviar caro.

Pensará que si el juez lo condena, no sabría cómo afrontar su encierro en una cárcel porque él no conoce como son las cárceles por dentro, ¡guácala!, ¿yo en una cárcel?.
Piensa en que podrían alojarlo al lado de la "gleba", del tigueraje, a esas carnes de calabozo a las que él ayudó a realizarse como atracadores y desalmados asesinos,  por no darles las oportunidades debidas cuando las necesitaron ya que, los cuartos que se usarían para los programas sociales que ayudarían a esos infelices, él los depositó en varias cuentas bancaris suyass en bancos de otros paises, incluyendo bancos en el país en que siempre "algo huele mal".

Pesnará que, metido en una de esas cárceles, se habrá jodido de verdad porque va a tener que afrontar (y vivir la experiencia en vivo y directo), lo que le han contado sobre aquello de "abajarse a coger el jabón".
No, no puede ir preso -piensa-, mejor muerto. Pero ese es otro problema, tampoco tiene valor para darse un tiro; los ladrones de cuello blanco son en su gran mayoría unos cobardes, aunque mientras realizan sus grandes robos están rodeados de guardaespaldas y no saben lo que es el miedo. Así, ¿quién no?

Luego, la desesperación le degenera en una "sirimba" llamada, "Ataque de Pánico" con incontinencia de desagües corporales. (Algo así, fue que le diagnosticaron a la Lubrano, la misma mujer que él indultó luego de ella ser condenada por desfalcar el Baninter).

Los ladrones de cuello blanco, tan pronto reciben la cita de un tribunal les atacan unas diarreas del mismo diablo, se van en mierda, gotean los pantalones, el corazón se les acelera, beben mucha agua, se le "aflojan" las rodillas, pierden el apetito e imploran al ":creador", el mismo al que ni por asomo les pasó por la cabeza pensar, en momentos en que se robaban lo ajeno. Es una desesperación tan grande que, si pudieran, anduvieran con un sanitario  portátil.

 El pueblo tiene que librar dos difíciles batallas para "coger" a Leonel y a su gavilla. La primera es, lograr llevarlos a los tribunales, la otra, conseguir que sean condenados.

Que yo recuerde, no hay antecedentes en los que se haya condenado a prisión a toda una legión de ex funcionarios públicos que se hayan erigido en asociación de malhechores para robarse los dineros del pueblo.
Baninter fue un caso del sector privado.

Leonel Fernández irá en pos de la presidencia en el 2016 a como dé lugar, porque si su partido cae, lo que le espera tanto a él como a su corrupta gavilla, no se lo deseo ni a un enemigo y, aunque inundarán las calles de dinero mientras estén en campaña electoral, se encontrarán con un pueblo que para la fecha, ya tendrá los ojos mas pelados que una guinea tuerta.

Doy gracias a Cristian Caricaturas por su aporte. Las letras de la última caricatura fueron variadas por la recdacción.

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