Por Roberto Martínez Torres.
Roberto Martínez engalanado por su esposa y por Henya |
“Solo quería un café
con poca azúcar, quizá un crosant
no iba por la tertulia o el flirteo
solo quería un café
quizá echarle algún vistazo
a las malas nuevas de los diarios o sacudirme
esa pereza crónica de mis amaneceres
Juro por mi que solo fui por un café.”
no iba por la tertulia o el flirteo
solo quería un café
quizá echarle algún vistazo
a las malas nuevas de los diarios o sacudirme
esa pereza crónica de mis amaneceres
Juro por mi que solo fui por un café.”
Inicio este articulo
con el titulo y la primera estrofa de una hermosa canción de un artista
extranjero (por su condición de haber nacido en otro país), pero muy querido
por muchos de nosotros, Ricardo Arjona, ojala se anime y me demande por plagio,
solo perdería él, aunque los tribunales le favorezcan.
En virtud de que
últimamente he sido favorecido con muchas bendiciones y el señor me ha
permitido darme algunos lujos, el otro día, influenciado por mis múltiples
amigos italianos, decidí comprarme una máquina de hacer “capuchino”, adoro ese
café con leche espumoso con canela sobre la espuma, que mi querida esposa
Rosmery lo prepara como si toda la vida hubiera tenido una maquina de esas.
Resulta que ese
pequeño detalle me hace feliz, saboreo mi café a la manera europea antes de
salir en las mañanas y me siento realizado, importante, soy el tipo de la
maquina de “capuchino”, etc.
De un tiempo a esta
parte, toda esa felicidad se vino abajo, EDEESTE, BICHARA, LOS GENERADORES, LA
CDEEE, o que se yo, se encargaron de nublar todas mis mañanas, mi máquina de
hacer café funciona con electricidad y mi inversor que es de pobre, no tiene la
capacidad de prenderla.
Todo se derrumbó, mi sentimiento de hombre realizado
rodó por los suelos y fui golpeado por una abrumadora realidad. Roberto, tu
vives en la República Dominicana, donde ser feliz, aunque sea aspirando a lo
más simple, no depende de ti, de tu esfuerzo, de lo que hayas trabajado, o de
lo que con mucha dedicación y privando en serio hayas conseguido, aquí, las
cosas dependen de un grupito de gente que vive extremadamente bien y como no
saben lo que está pasando debajo de ellos y tienen el dominio de los medios de
difusión siguen diciendo que todo está bien.
El pueblo dominicano
es un pueblo simple, el dominicano promedio no aspira a cosas maravillosas para
ser feliz, ver la telenovela, comer tres veces en el día, aunque esto
signifique un “tapao de huevo” en la mañana, arroz con pollo al medio día y un
chocolate de agua con pan de cena, eso es suficiente, poder jugar una mano de
dominó y serruchar un pote.
Helicópteros, villas,
yates y esas cosas son aspiraciones de una minoría que no se adapta a la
realidad de que vivimos en una media isla cuya moneda es el peso, igual a menos
39 cada vez que queremos comprar un dólar.
Con la tranquilidad
de los pueblos no se juega, recuerdo que en la escuela pública donde estudié,
los muchachos decían que no hay nada que de más duro que un pendejo, por que da
asustado, dejen de atentar contra la felicidad de un pueblo que siempre se está
riendo, hasta de los más graves problemas, por que gracias a Dios aquí todavía
na e na, pero nos están llevando al limite de la desesperanza.
Gracias Henry por distinguirme publicando mi articulo en tu Blog.
ResponderEliminar