
Cuando vivía en San José de Ocoa, mi pueblo natal, iba con un amigo a un potrero de su familia donde él ordeñaba unas cuantas vacas, y mientras eso hacía, yo me subía a las matas a tumbar jobos. Había también caballos, burros, mulos y hasta un perro que cuidaba a los animales.
Todo eso me vino a la mente hoy, porque estuve viendo la transmisión de una sesión del "Circo de los títeres", y lo que vi, fue lo que me hizo pensar en ese potrero donde las vacas, los caballos y los burros, se comportaban con más educación que los señores payasos de ese circo llamado cámara de diputados,
¡Carajo!, qué poca educación, y qué forma de comportarse, daba pena ver tantos pantalones y faldas que llevaban dentro unas masas de carne que tanto se me parecieron a personas de verdad. Daba lástima ver el comportamiento de esas "cosas" tan parecidas a personas. Quiero pedir excusas públicas a la fauna animal del monte del país por tan infeliz comparación.

Se puede decir que el saco con cabeza de turno no hablaba, sino que chillaba a todo pulmón como una guacamayo hembra asediada por un macho "metío" en gusto por "no haber visto a Linda" desde hacía mucho tiempo.


Me llamó la atención que, el entretenimiento favorito de la mayoría de nuestros diputados, es "arrascarse" los granos (Las bolas), y había uno de ellos que al rascarse, parecía sentir un placer sublime y satánico a la vez porque cuando la cámara lo enfocó, estaba haciendo unas muecas rarísimas y tenía la mirada estrábica como un chulo de cabaret "venío". (Estado de una persona cuando alcanza el orgasmo sexual)

Quiero quedarme con la imagen de aquellos animales que veía en los potreros cuando era pequeño, porque los de este potrero no me llenan, no señor. ¡Diablos, cuánta fea y ordinaria!
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