
Tenía yo algo mas de diez años, cuando empecé a escuchar una canción en ritmo de corrido, en la vellonera del bar de Julio Custodio situado frente al parque Libertad de San José de Ocoa. La La canción, tenía por protagonista al famoso asesino y escritor Caryl Chessman, preso en la cárcel de san Quintin, en el estado de California).
La temática de la canción, era dirigida a la justicia norteamericana, más bien era una súplica para que lo dejaran en libertad, pues estaba sentenciado morir en la cámara de gas acusado de un sinnúmero de asesinatos y violaciones a mujeres.

A Chessman le llamaban, el bandido de la luz roja, por usar una sirena con luz de ese color propia de la policía norteamericana con la que engañaba a sus víctimas, quienes pensaban que era un carro policial; él se les acercaba, las violaba, y luego las mataba Este hombre, Se hizo famoso por haber evitado durante doce años ser ejecutado en base a apelaciones que retardaban la ejecución, pues él mismo asumió su defensa luego de hacerse abogado en la cárcel y desde allí, publicó dos libros (Best Sellers). Al final, fue llevado a la cámara de gas, y aún pensaba que podría salvarse una vez más, porque tenía en proceso una apelación, pero al ver que ya no se salvaba de la muerte, y ya sentado en la silla inhaló profundamente el gas mortífero.

Cuando niño, me preguntaba, quién carajo era este hombre que fue sentenciado a la pena capital, hasta el papa intercedió por él; lo mismo hicieron también, grandes personalidades de los Estados Unidos. ¿Interesante, verdad? San Quintín, es hoy la cárcel más violenta y peligrosa de los Estados Unidos.
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