domingo, 24 de marzo de 2013

CHÁCHARAS DE QUÉ SON MIS CHÁCHARAS

Henry Osvaldo Tejeda Baez

por Henry Osvaldo Tejeda
ocoano@hotmail.com
 Hoy estaba pensando en la Barry Gold, no sé porqué pensé en es vaina que tiene al pueblo de vuelta y media. ¿Será que, en realidad no era en la Barrigorda" en la que quería pensar, sino, en el autor del asesinato de lesa patria, en el que le regaló la mina a esa empresa y que de paso, el tipejo salió multimillonario en dólares?

No, ese tipo es muy serio, no joderé con eso, prefiero esperar a que lo metan preso para enviarle una nota de felicitación por lograr que lo metieran preso porque, hacer lo que ha hecho y no estar muerto por fusilamiento, es un gran logro.

Mejor tomo otro tema para embarrar hoy. Hablaré de mis chácharas pero, si me aloco y me paso a otro tema perdónemelo, es que aún tengo un poco de resaca por un pleito que sostuve anoche con un señor que le llaman Juancito El Caminador. Vivimos peleando, pero el que siempre sale “achocao” soy yo.

Mis chácharas todas salen de una historia real o ficticia (en el 98 por ciento, trato de que sean sobre hechos reales), de un cuento, de algo que vi, o me contaron,  pero en realidad son sacadas de la vida diaria.

Yo me encargo de ponerle el sazón pícaro, "relajao" y hasta sinvergüenza del dominicano, que he acumulado por más de 60 años bregando con toda clase de gentes de distintos pueblos.

Viví por varios años en una pensión en la calle El Conde, en la capital, donde habían inquilinos de todo el país, incluyendo muchos" Vales" (del Sur), varios "aguaitas"  y "adió vea" (del Cibao), y uno que otro "charro criollo" (de Higuey).

Me cuentan que, en ciertos niveles de la sociedad higueyana, la gente prefiere vender una vaca para comprarse un revolver, una canana, un cinturón vaquero con hebilla que le cubre el ombligo, un sombrero y un par de botas, sólo para parecerse a un charro mejicano. En esa zona del país, jamás pasarán de moda las rancheras mejicanas; hasta hay cantantes "acharrados".

Les decía que, a mis chácharas, yo les pongo el sazón que no trae la historia "de fábrica". A veces me paso con el picante que les pongo a esos escritos, narrados con un lenguaje sencillo, sin palabras rebuscadas.

Prefiero inventarme yo mismo una palabra que, buscar una muy rara en el mataburros, como hacen unos periodistas elitistas capitaleños que, lo único que les importa es, causar impacto con su estrambótica verborrea escrita pero lo que logran causar es vómito.

Mis chácharas no tienen que envidiarle nada a nadie, no las escribo con otro fin que no sea el de sacarle al lector, aunque sea una mueca parecida a una sonrisa; si logro por lo menos, hacer que el lector "pele" los dientes con algo que le gustó de algo mío que leyó, me siento realizado, porque esa es la idea, sacar sonrisas, pero debo decir también que,  mis chácharas son un desahogo contra los políticos corruptos.

Si escudriñan bien, verán que en cada chácharas, hay algo parecido a: un boche, una crítica, una sátira mordaz, una palabra de doble pespunte, una denuncia, un deseo (malsano, a veces, como cuando digo que quiero que se mate un expresidente, porque yo no represento nada para él y por tanto, él tampoco nada para mi, al contrario, él es que me ha robado lo mío), entre otras cosas.

A lo mejor al que hice reír, es un tipo aburrido y pude con este lenguaje llano, aunque a veces, deslenguado y hasta maldito (ese es el que uso  cuando hablo de un expresidente ladrón), pero es sólo porque se lo merece.

Unos dirán que, lo que tengo contra ese truhán político no es mas que envidia, entonces me encojono y digo: "noooo, cómo carajo le voy a tener envidia a un ladrón, si desde niño, mi difunta madrecita linda lo que me enseñó fue a: no desear lo ajeno, ser honesto y, sobre todo, no robarme lo ajeno.

Entonces, el que tiene que tenerme envidia a mi es el ex presidente ese del que hablo, ya que él es, todo lo que precisamente mi madre mi dijo que evitara ser, es decir, ladrón, "jabladorazo" y deshonesto.
Cuando le voy a desear al tipo ese que ojala se muera, primero le pido a mi madre muerta que me dé su permiso para desear semejante vaina.

Nunca oigo cuando mi madre me lo niega porque algo lo interrumpe. Las comunicaciones por estos lares con el más allá, son dificultosas.

¿No se lo dije? ¡Ahí lo tienen! me cambié de tema y ni cuenta me di, pero ya no voy a borrar lo que escribí, no puedo meter para dentro de mi juicio de nuevo, el desahogo que acabo de sacar, maña fuera. 

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