Los vecinos del sector están atónitos, y se preguntan qué
está pasando, están viendo decenas de personas que corren calle arriba, pero
nadie dice lo que pasa, pues nadie quería hablar del asunto que los tenía
corriendo, para que no se sumaran más personas y llegarán primero al sitio.
Por todas las boca calle del sector, salen montones de
hombres, mujeres con niños cargados y
casi arrastrándolos en su prisa por integrarse al gran molote que
corría.
Los colmaderos cerraron; los jugadores de Domino, pararon la
partida para ir a ver lo que parecía una maratón, pero como no se veía a nadie con
un número en la espalda ni vestido con ropa de deporte, se descartó esa idea.
Ahora se ha sumado un batallón de motoristas (una jauría de "averiguaos", diría yo), y hasta hubo
uno que apeó al pasajero con tal de seguir a la gran turba; No hay vaina más
"averiguá" que un motoconcho.
Corrijo, no se se le podía llamar turba, porque no había policías dando macanazos, que es lo que ocurre en estos casos y con este tipo de gobierno.
Como a las dos horas, el mismo gentío que corría calle
arriba, ahora viene calle abajo, pero no en tropel, ahora vienen con el mismo
paso de la gente en el entierro de un millonario; todos traen cara de dolor y
hasta voceaban, ¡Abajo el gobierno!Corrijo, no se se le podía llamar turba, porque no había policías dando macanazos, que es lo que ocurre en estos casos y con este tipo de gobierno.
Una doña de cierta edad, se subía los sostenes, cuyas tetas,
ya le estaban rozando el ombligo murmuró: "Madre del verbo, estamos
llegando a los últimos días"
Un evangélico con los ojos brotados exclamaba: ¡Ya viene
Cristo, arrepiéntanse, "partía" (partida) de mundanos!
El zapatero del barrio, por estar atento al "juidero",
se hizo una "tajá" en un dedo (Corte al estilo navajazo) con la chaveta.
Una mujer, de esas a quien el pueblo les llama "Avión, grillo, etc., por su constante aterrizar en cualquier callejón en busca o no del peso, desde su casa y tan pronto oyó el ruido de la gente le preguntó al "piloto" que estaba con ella:
_ Y pa´dónde carajo vas tú, que te "tas" poniendo la ropa? (En lenguaje coloquial dominicano, se dice tas, por estás).
_ Dejemos "eso" pa´más tarde -Dijo el hombre- tengo que saber qué pasa en el barrio. Se puso su ropa y se fue, dejando al "avión" a medio vuelo en la pista.
Un hombre, recostado de una pared que vio la trulla de
gente cuando subía, y que ahora los ve bajando le preguntó a una señora:
_ Dígame doña, qué fue lo que pasó?
_ ¡Ay, mi hijo! Eso fue una tragedia, y no tengo palabras
para describir eso.
Pleito por una mano de plátanos |
Aprovecho para mostrarles el anuncio de un punto de drogas en La Romana.
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