miércoles, 10 de agosto de 2016

Creer o no creer

Creo en Dios, explicado magistralmente por Baruch Spinoza. Como humanos somos débiles e indefensos, nadamos menos que un tiburón, una Orca o un Cocodrilo...."
Por: Asdrovel Tejeda

Hay evidencias científicas ( ¡ Científicas ! ) que la tierra, lugar donde vivimos, tiene la friolera de cuatro mil seiscientos millones de años, poco más, poco menos, en evolución constante. Apunto el dato, pero no lo voy a desarrollar, lo dejo en suspenso..... Desde la aparición del hombre, casi los otros días en la escala grandiosa de esos números y las sociedades organizadas jerárquicamente.

Siempre ha existido una diversidad cultural (cultura y sociedad no son sinónimos) entre los diferentes grupos sociales existentes en base a la diferenciación social y cultural que a lo largo de la historia la humanidad ha pasado.

Todos los asentamientos humanos, desde las cavernas, pasando por ciudades, reinos, imperios hasta llegar a nuestros días ha buscado explicarse el misterio de la vida. Porque estamos aquí? Donde vamos, si vamos, después de la muerte. 

Se trató desde los principios de los tiempos, buscar explicaciones a cualquier fenómeno, desde los atmosféricos (rayos, lluvias, eclipses, temblores, etc) hasta los de ciclo de siembras, batallas, recolección, enfermedades y etc.

A todo se le buscaba una explicación religiosa. Por eso en la acosmogonía de cada pueblo existen diferentes Dioses para dar respuestas a cada fenómeno existente pero no comprendido. 

En esa búsqueda constante han existido, como existen, diferentes religiones y versiones religiosas que se auto titulan verdaderas y las únicas confiables, así vemos que desde el comienzo de la escritura se crean libros sagrados contentivos en la inspiradora revelación de Dios.

Desde el famoso código de Hammurabi rey de Babilonia, pasando por los papiros de Aton, la torah, la Biblia, él Corán, la Gita hindú, el Tanakh, Tipitaka, (Budismo) Rig Veda, Mahabharata (Hinduismo) . Kojiki, Nihon Shoki (Sintoísmo) Zend Avesta (Zoroastrismo) Gurú Granth Sahub ( Sijismo) El libro del Mormón, el calendario sagrado de los Mayas.

Hasta los libros sibilinos que apuntalaron los comienzos del imperio romano y que eran consultados en situaciones críticas hasta el reinado de Augusto César. Algunos con marcadas coincidencias, en la cosmogonía egipcia, Isis, la divina madre, con Horus el hijo del Dios Ptah y quien tenía como símbolo no sólo un halcón, también una Cruz!! 

Los Caldeos (Babilonios) también tenían en su religión, la profecía de una madre y su hijo. Confidencialmente, el pueblo Judío vivió en cautiverio en los dos reinos antes de su llegada a Judea. Los griegos por su parte hablan de Adonis quien fuera asesinado y resucitó en la fiesta de Astarte.

La misma celebración de la Navidad es un calco de las Saturnales Romanas que también en diciembre se celebraban con regalos. Así que de alguna manera el asunto religioso se entrelaza de tal manera y forma que uno refleja y copia al otro.

Y todas, TODAS pretenden tener la verdad absoluta mientras rebajan a Dios a una mera ecuación de intereses, pretendiendo imponer su verdad ignorando adrede que todo hombre carece de autoridad divina o humana para imponer su voluntad a los demás. Hay quien me pregunta, crees en Dios, eres ateo? 

Voy a contestar, no, no creo en Dios, sé que existe, no creo en la degradación que de él hacen la mayoría de las religiones, capaces de asolar y destruir en el nombre del que quieren imponer siempre con el deseo de sojuzgacion y dominación política y económica.

Creo en Dios, explicado magistralmente por Baruch Spinoza. Como humanos somos débiles e indefensos, nadamos menos que un tiburón, una Orca o un Cocodrilo, corremos menos que un León, un Leopardo, o un elefante, podemos escalar menos que un Oso, una Serpiente, o un Jaguar, sin colmillos ni garras, sin embargo nos dio una herramienta de privilegio, el cerebro, para pensar y sobre todo, para dudar y lograr mejorarnos hasta llegar a él. 

Creo en Dios como una gran fuente, siempre en expansión, de sabiduría y amor, de donde todos salimos y donde volveremos cuando crezcamos lo suficiente para ser dignos de seguirlo en el viaje del infinito.

Qué conste además que, creo en la teoría del Big Bang, como de la evolución que en nada desdice de la grandeza de Dios, quien se encuentra como el universo todo, lográndolo hallar cuando al cerrar los ojos, nos deslizamos en él.

(Tomado del portal, Ocoa en Red)

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