jueves, 25 de agosto de 2016

VIVENCIAS EN BARAHONA: ANÉCDOTA DE DOS AMIGOS EN EL SUR

Aclaración: 
Éstas chácharas, más que sacar una carcajada a los lectores, es para mi el más sencillo homenaje que puedo rendirle a un amigo y compañero de trabajo, quien no está ya en el mundo de los vivos.

Fue publicada en Junio del 2010, cuando este blog hacia sus primeras publicaciones, por tanto, he decidido que más personas conozcan a tan singular compañero que me gasté en este viaje al sur.
Esta publicación fue autorizada por la familia de nuestro personaje.

Por Henry Osvaldo Tejeda
Se decidió en la empresa que mi jefe inmediato y yo, nos trasladáramos al  el Sur del país a contactar comerciantes de esa región, para venderle nuestros productos. Primero visitamos San Juan de la Maguana y en la "tardecita", regresamos hasta el kilómetro 15 de Azua para de ahí virar y tomar la carretera rumbo a Barahona.

Llegamos a esa ciudad, y nos hospedamos en un hotel donde cenamos y nos acostamos, pero antes, trazamos el plan de trabajo del día siguiente que consistía en visitar los comerciantes mayoristas y supermercados de la ciudad.
Manuel Trinidad (Manny)


Ya a las 7 de la mañana estábamos en pie, nos desayunamos y salimos a realizar el trabajo; visitamos casi todos los comerciantes que teniamos previsto, y solo nos faltaron dos por visitar porque ya eran las 12:00,
decidimos dejarlos para después de comida.

Almorzamos en un comedor fuera del hotel y para dar tiempo a que dieran las 2 de la tarde, cuando saldríamos a completar la ruta, fuimos al hotel y pagamos la cuenta; cuando dieron las 2 de la tarde, visitamos los negocios que nos faltaban y, siendo las 3:30 de la tarde tomamos carretera de regreso a La Romana.

No habíamos salido bien de Barahona, cuando mi amigo paró la Jipeta en la orilla de la carretera, frente a un bayahondal, tomó su escopeta (cartuchera) y, al apearse me dijo: 

_Yo no me puedo salir de Barahona sin dejar mi sello, si no lo hago, es como si nunca hubiera estado aquí.

Como sé que a mi amigo le gusta la caza, me dije: "Eso será detrás de alguna palometa o algún rolón que vió. Es un enfermo con esa vaina de andar cazando.

Mi amigo se internó dentro del campo de Bayahondas y al pasar unos 15 minutos, ya yo estaba desesperado, sentado como un huso sobre una piedra a la orilla de la carretera, entonces le voceé:

_ ¿Pero hermano, y es que usted no sabe que son casi las 4 de la tarde y no hemos recorrido ni 5 kilómetros? ¡Nos van a dar las 12 de la noche en la carretera!
De lo lejos me llega la voz de él: 

_No me jodas tu ombe, tu no sabes lo que es vivir la vida. Ven a ver esto pa'que goces.

Al ver la insistencia de mi amigo fuí a ver, y cuando llegué lo vi con los pantalones bajados hasta las rodillas y desde que me vió me dijo:
_ Mira esa vaina, si yo anduviera con una cinta métrica lo midiera pa'enviarlo a los Record Guinnes.
¡Mierda, coño, esto es un record! -exclamaba admirado-
Cuando vi lo que me señalaba, tuve que soltar la carcajada. Cuando me vio reír así, me preguntó:

_ ¿Cuándo en tu puta vida, habías visto a nadie parir una porquería de ese tamaño?

_ Mire hermano Henry. -me dijo- desde que comenzó a salir ese cacho'e mamerro, yo creí que'taba pariendo un muchacho macho, por eso fué que mientras pujaba e iba saliendo, yo iba dando pasitos en cuclillas (como los luchadores de Sumo) pa'que no se rompiera y mira la viga que me salió.

Yo yo no tenía tripas de reirme. Pero él seguía con su admiración.  _ ¡Y mira lo bonito que quedó la terminación, hasta con tó y su moñito puntiagudo!

Pero las cosas no quedaron ahí, y si mi amigo no hubiera sido a una persona que hubiera tenido tantas vivencias campesinas, las cosas se le hubieran puesto feas a la hora de limpiarse las mellizas porque no había papel sanitario. ­Qué puede haber en un monte del sur que no sea: guasábara, bayahonda, cactus y cambrón, y cayuco?

Cualquier jevito citadino las hubiera pasado mal en una situación como esa, y lo mas seguro que hubiera hecho sería, quitarse los calzoncillos para limpiarse las mellizas ellos y luego botarlos. Pero mi amigo era más práctico prque en cuestiones de montes, ese hombre La Tata, vean lo que hizo.

Colocó las dos mitades de las nalgas en un palo seco inclinado, y se deslizó, primero, hacia arriba luego lo volteó y se deslizó hacia abajo, como quien estuviera guayando un Frío Frío, solo que con las nalgas).

Era lo mismo que hacíamos mis amigos de infancia y yo en los montes de San José de Ocoa, y hasta hacíamos competencias a ver quién largaba un mamerro de esos mas largo.

Pero el héroe m i esta historia, sabía que tenía que librarse de unas cuantas boronas que quedaban pegadas de la cañada trasera, entonces, se buscó un par de hojas anchas que luego se pasó por la  la puerta de campo, léase, el trasero, quedando el problema resuelto.

Cuando terminó me dijo: 
_ ¿Tu ves ese "mamerro" que largué ahí? Ese es mi sello, ahora sí puedo decir que estuve en Barahona. Esto sí que es estar en contacto con la naturalez, esto es vida hermano Henry.

Ya de regreso a la Jipeta, abrió un Soda Enriquillo y se lavó las manos, se las secó y se montó diciendo: 
_ Hermano Henry. ¡Pa'La Romana que el sol cambea" . lo dijo, parafraseando al campesino cibaeño, mientras colocaba un cassette en el radio, era un concierto de Marco Antonio Muñiz grabado en vivo.

Solo atiné a decirle.
_ Coño Manny, pero usted es un hombre apretao, ud la jode hermano!
Mi amigo, que no era otro que Manuel Trinidad, cariñosamente, Manny Richiez, o Manny Trinidad, como algunos le llamaban, sonrió y aceleró enfilando hacia La Romana

¿Quién era El Manny?

Manuel Trinidad (Manny), fue un famoso personaje de los mas pintorescos de la Provincia de La Romana, gran periodista, buen locutor y una de las personas con menos inhibiciones que he conocido. Procreó una linda familia, con la cual me unen estrechos lazos de amistad. sus jocosidades lo hicieron famoso. Buen amigo y mejor padre. Hombre recto y de vertical accionar.

El que no tuvo la suerte de compartir aunque sea "una fria" con EL Manny, no sabe lo que se perdió, porque detrás de esa "fría", venía un ensarte de cuentos y anécdotas que le daban el sazón a la velada. Yo tuve esa suerte muchas veces.

El Manny, laboró por mucho tiempo en el departamento de relaciones públicas del Central Romana; ejecutivo de Agrocarne (Campofrío). Era de estos tipos que para todo tenían una respuesta, fruto de las tantas vivencias que arrastraba a cuestas.

Quiero agregar que, esta original anécdota, ha sido publicada con la anuencia de la familia Trinidad Brea, principalmente por mi amigo (hijo del Manny) Edwin Trinidad, quien, junto a su amigo Wellington del Rosario, conducen el programa Cónclave Radio, que se transmite por Tiempo FM desde las 5 de la tarde, a 7 de la noche.

Mientras estoy escribiendo esto, El Manny, donde quiera que esté debe estar cagándose, pero esta vez, de la risa.

¡¡Paz a sus restos!!

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