viernes, 25 de noviembre de 2016

"Hambre que espera "jartura" no es hambre"

Por Henry Osvaldo Tejeda Báez

Hoy, recorrí dos de los más populosos barrios de La Romana, y ni deseos me dio de tomar fotos a lo que vi, por la pena que me causó ver un pueblo triste. Este pueblo anda como los de la mayoría del país, en una ruina moral, económica y social.

No hay vida, nos la han arrebatado, no hay justicia, nos la han secuestrado; nos robaron la risa y hasta la alegría, nos la cambiaron por el miedo, por el saqueo, por la desesperanza, y hasta el coraje del "quisqueyano valiente" nos lo han robado, obligándonos a ser sumisos y a  bailar el son de su corrupta música.

No se ve en el horizonte una luz que nos haga pensar en que más allá de esta pesadilla, hay la esperanza de una mejor vida. Ya el pueblo ni se siente aludido cuando le roban, han sido tantos los robos y las mentiras, que ya el pueblo lo asume como algo normal,  porque de manera sistemática, nos han hecho entender que los valores morales pasaron de moda.

Nos tienen acorralados dentro de 48 mil kilómetros cuadrados, esta es nuestra propia cárcel, la misma a la que el profesor Juan Bosch trató de quitarle los barrotes de la misera y de opresión. 

Sus luchas y sus afanes, las llevó a cabo con la idea de liberar al pueblo de tanto oprobio y miseria, y lo que hizo (Sin quererlo ni pensarlo, que se sepa), fue reforzar esos barrotes ignominiosos a través de una banda de delincuentes de la que se rodeó, y que a la postre, lo engañó.  ¡Oh, viejo  profe!, si viera cómo sus discípulos han fortalecido las injusticias por las él tanto luchó por erradicar.

Tanta sangre derramada por nuestro grandes héroes para nada. 
¿Con qué pagarán esos discípulos de Bisch la gran maldad que le han infligido a este pobre país? Aunque el pueblo tiene la respuesta, pero no la hace valer porque está atrapado en la maraña un grupito de delincuentes que han engañado al pueblo y de paso, han embarrado la memoria del viejo profe. Nos han robado hasta la fuerza de voluntad, apertrechados detrás de una inmoral e ilegítima democracia.

 La gente anda como guinea tuerta por las calles, mirando hacia los cuatro puntos cardinales por temor a ser atracada. 
Si Gabriel García Márquez hubiera escrito su novela Cien Años de Soledad, basado en los últimos 16 años que ha vivido este país bajo los gobiernos peledeistas,  el nombre de esa novela fuera hoy, "48 mil kilómetros cuadrados soledad y de carne salada". 
Si, de carne salada, porque los niños que deambulan por las calles
de este país, y que son el hormigón de nuestra sociedad futura, 
no son más que trozos vivientes de carne salada.

¿Qué podemos esperar de esas legiones de niños dispersos en las calles, si hasta la educación la tienen atada a las cuentas bancarias de esa banda de funcionarios delincuentes? 

Si con el 4% lo que iban a hacer eran cajones vacíos, mejor hubiera sido agrandar las cárceles para alojar a futuros delincuentes, es decir, a esos niños olvidados y excluidos.

Qué se puede esperar de una sociedad donde las bases de la misma,
es un montón de niños que no comen, que duermen en zaguanes, en bancos de parques, en zanjas, en construcciones, que huelen cemento de pegar para olvidarse de que están vivos.

NO estudian, pues tienen que buscarse el pan de cada día en las ardientes calles de los pueblos, mientras los liberadores y hacedores de ruina y miseria, se adueñan hasta de los latidos de su corazón, para ponerlo a palpitar al ritmo de sus propias miserias humanas?

Vuelvo a La Romana
Ver a La Romana así, agonizante y sin dolientes, aún siendo una de las provincias  que más recursos económicos le aporta a la economía nacional, solo da ganas de llorar, ¿y por qué no?, también da ganas de construir un gran paredón para pasarles facturas a todos estos hacedores de miserias, aunque se pierda un dineral en plomo. Si así está La Romana, cómo puede estar el resto del país pobre?

Mejor no pensar, porque si se dan cuenta de que estás pensando, ten echan detrás los perros de Impuestos Internos para que te cierren la boca a mordidas limpias  para cerrarte el pico; es esa su mejor arma de represión legal. Todo gira en torno a una inmoralidad  "legal".

 ¡En mi recorrido por los barrios de La Romana, no vi un solo arbolito de navidad, ni siquiera en casas de gente que aún añoran los días en que podían decir que eran de clase media, y en casa de los pobres no solo no hay arbolitos, tampoco hay luz!

Lo más que pude ver (en muy pocas casas) como asomo de que
estamos en vísperas de navidad, fueron unas que otras líneas de bombillitos de colores que, más que alumbrar, languidecían agonizante, cambiando así su rol de alegrar la vista de las personas, por el de hacerlas llorar de nostalgia, al recuerdo de mejores tiempos del pasado.

 Nos han robado desde el sudor y la alegría, hasta nuestras viejas tradiciones. ¡Cuánto daño le han hecho a este país en tan poco tiempo! Pero eso tendrán que pagarlo, ¡si señor!

 Cada cierto tiempo leo en los diarios que, atraparon al ex presidente de tal o cual  país, perseguido por la justicia de su para que responda ante la justicia por sus robos y desfalcos al erario. Esperemos hermanos dominicanos, porque de tú sabiduría, es que ha salido el refrán: "hambre que espera "jartura", no es hambre"

1 comentario:

  1. Mi hermano esa es ya la vida cotidiana de nuestro olvidado pais El cual llamabamos Quisquella la bella.. ya ni el nombre le adorna.. y como dice usted al final hambre que espera jartura no es hambre.. bonita el refran.

    ResponderEliminar