El país está de patas arriba; aquí se desaparece de todo cada santo día y nadie dice nada y tampoco hay culpable a la vista. Se desaparece desde una escoba, hasta millones de pesos, y la gente ni se da por enterada, es mas, ya somos inmune a los escándalos porque uno tapa al otro.
¿Recuerda usted cómo se han desaparecido decenas de barcos y flotillas de aviones completas en el famoso Triángulo de las Bermudas?, así mismo se desaparecieron millones de pesos del seguro de los maestros, y el gobierno no se da ni por enterado a pesar de las responsables denuncias de Taína Gautreaux, al contrario, la quitó del cargo porque no soporta que nadie le denuncie a sus ladrones preferidos ni soporta que le digan que es un gobierno de corruptos pero peor aún, ha dejado al odioso y ordinario haitiano que dirige el Ministerio de Educación hacer lo que le ha dado la gana, incluyendo querer modificar la educación del país de golpe y porrazo con textos traídos por las greñas desde el extranjero por técnicos también de fuera.
No se sabe cuánto beneficio le dejará ese invento al negrazo ese de Educación, quien se mandó a hacer un elevador según dicen, para subir con todo y carro a su oficina. ¿Habráse visto un maldito haitiano mas "agentao"?
¿No ha leído usted sobre la desaparición de Narcisazo? Bueno, así mismo han desaparecido los beneficios que está dejando el acuerdo de Petrocaribe con Venezuela, mientras los precios de los combustibles andan cada día mas altos.
El que ha leído un poco de historia sabrá que, en el 1975, Jimmy Barreta Hoffa, el influyente y temido fundador del poderoso sindicato de los camioneros de Estados Unidos, fue a reunirse con alguien en un restaurante de Bloomfield, Detroit, pero en el camino desapareció misteriosamente sin dejar rastro alguno, así mismo, entre la presidencia de la república y la Oficina Fiscalizadora de Obras del Estado de este "batatal" llamado país, se desaparecieron 130 millones de dólares (al 37.40, son casi cinco mil millones de pesos. ¡Diablos! cuantos cuartos), y esta es la fecha en que no se sabe lo que pasó con ese dinero. (aunque 98 de cada cien dominicano sabe quienes se los repartieron y a cuáles cuentas bancarias fueron a parar; pero también se sabe, que algún día deberán responder por tantos robos hechos a la vista de todos.
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