miércoles, 24 de octubre de 2012

CHÁCHARAS: EL CONFESOR, EL CONFESADO, EL OBISPO Y EL BB


Por Henry Osvaldo Tejeda Báez

Padre, he venido a confesarme por decenas de cosas que he hecho mal en los últimos días. -Dijo un joven de buen aspecto, aunque medio "atiguereao"-

_ Dime hijo, ¿qué es lo que has hecho?
_Padre, hace dos semanas "ateteré" a una chamaquita en la pared de un callejón y le pelé el guineo.

_Que le pelaste el guineo, qué es eso mi'jo?
_ ¡Ay, padre!, no se haga, que usted debe saber eso.
_Está bien, sigue contando tus pecados.

_La semana pasada, me encontré con un muchacho de pelo largo en otro callejón porque se me pareció a una chica, le puse un cuchillo en la garganta y le dije que se pusiera "en cuatro y que viniera hacia atrás con el baúl abierto". Cuando lo hizo, ¡Chumbulún!
_ Me sorprendes hijo. ¿En con eso del baúl abierto? ¡Ofrézcome Dios! Sigue mi'jo, y qué le hiciste? -Dijo el cura-
_Padre, cuando ese tipo se bajó los pantalones y se puso en cuatro sentí que la sangre me hervía en el interior, pero no vamos a seguir con esto. -Diciendo esto, se calló-

_ No, no no mi'jito, no te me puedes callar, tienes que decirme hasta el último detalle del pecado, para yo saber cuál es la penitencia que te voy a poner.

_Bueno, cuando lo vi así, ya usted sabe......le entré... bueno, usted sabe, "hasta donde le dicen Cirilo" -Dijo el joven dizque avergonzado-

_ Qué sentiste mi amor, ¡ay, no, perdón!, quise decir, mi hijo? -dijo el cura con cierto rubor, pero más acucioso de la cuenta-

_ Eyyyy, padre, ¿qué es eso de mi amor? -Contestó el joven-
_ ¡Ejem, ehh, no me hagas caso!, es que tienes una manera tan "rara" de decir tus pecados que me da "cosa".

La confesión duró como 15 minutos, en la cual el pecador le contó al cura toda clase de aberraciones sexuales que había hecho en su vida. las cuales pusieron al cura a hacer "cocotes" sexuales, hasta el extremo de decirle al joven:

_Oye, muchacho, por el bien de la iglesia, me gustaría que me enseñaras un poco más de eso que dijiste sobre "venir de reversa con el baúl abierto".
Quiero saber qué tan malo es ese pecado, para saber qué cantidad de padre nuestro amerita como castigo esa acción.

_No hay problemas padre, ¿cuándo quiere hacerlo?
_Oh, ahora mismo, debo aprovechar que ahora ya estoy "recho", nooo, perdón, quiero decir, que ahora tengo tiempo.

Se fueron a un rincón apartado de la iglesia y pasados 30 minutos, salieron hasta agarraditos de las manos. El cura había aprendido andar al revés como las ciguapas de las leyendas.

_Mire padre, a los que yo le hago eso que usted probó, les quito el dinero que llevan encima por el "servicio", así es que, usted tiene que darme "algo" si quiere que yo vuelva por aquí a "resolver" de vez en cuando.

_ Bueno mi hijo, en esta sotana no  tengo ni bolsillos, con lo único que ando es con un celular (BB) asignado a la iglesia.

_Excelente, ese celular vale "un billete", démelo y nos vemos la semana que viene para seguir con otra lección de manejo de reversa, con un obstáculo atrás.

El sacerdote no tuvo de otra, había quedado tan gustoso, lechoso como una papaya y más puto de la cuenta, que consideró el "servicio" recibido como una ganga.

Entregó el aparato al futuro chulo, le dijo el número del BB para llamarlo cada vez que se lo pidiera "su puerta de campo", es decir, cuando quisiera "mojar la canoa".

Su problema ahora estaba en cómo iba a decirle a  su superior jerárquico, la ausencia del celular.
No tardó más de un día de lo narrado cuando el Obispo mandó a buscar al cura ante su reverendísima presencia.

_Padre, he estado llamándolo desde esta mañana y no hay forma de comunicarme con usted. ¿Acaso tiene usted el  celular apagado? Dijo el Obispo.
_No, señor, pero le voy a decir lo que me ha pasado:

_Desde la misa de ayer no he vuelto a ver el BB,  y no se lo había reportado porque tenía la esperanza de encontrarlo pero al parecer, el celular me ha sido robado durante la misa.

El Obispo se quedó mirándolo pensativo por un par de minutos, para luego decir:
_Padre, tenemos que resolver ese problema ahora mismo.
 _No entiendo, ¿cómo lo haremos? -Dijo el cura-
_Solicitaremos al DNI que investigue, cuando de trata de la iglesia esas gentes lo resuelven todo, ya verá usted cómo aparece el celular.

Al cura se le flojaron las rodillas, sabía el reperpero que se podía armar con ese asunto y lo peor era que, la sociedad se iba a dar cuenta de que él no andaba por camino real, sino, por veredas. ¡Tamaña vaina!

El Obispo ya tenía conocimientos de que al cura le gustaba que le "respiraran en el cerebro", por eso, cuando le comentó lo del DNI, lo hizo dejando ver una sonrisita irónica.

El sacerdote no se dio cuenta de la ironía del Obispo, pero sí supo que tenía que actur de urgencia para resolver el problema. Había que evitar un escándalo que lo pondría a él en las cuatro esquinas del país y del mundo.

Se despidió del obispo, con la excusa de que tenía que hacer unas diligencias urgentes y tan pronto se vio fuera del alcance de los ojos del Obispo, se fue en busca de un teléfono público para llamar al chulo.

_Aló, con quién hablo? -Dijo la voz del cura-
_Habla usted con Sandy, ¿qué desea?
_Hola Sandy, soy yo el sacerdote de ayer, ya sabes.
_Hola padre, ¿tan rápido quiere otra sesión  de "esas"?
_No, lo que quiero es que me traigas el BB, porque el Obispo va a buscar el DNI para que investigue la pérdida del aparato.
_ ¡Wao, que vaina! Pero no hay tiempo padre, se lo vendí a un haitiano.
_ ¡Noooooooo! -Exclamó el padre alarmado- "Estoy frito", dijo para si.
_ ¿En cuánto se lo vendiste?
_Se lo dí en mil pesos.
_ ¡Búscalo y dile que se lo vas a comprar por 3 mil pesos por, pero hazlo ahora!

Así lo hizo, el haitiano no puso objeción pues se estaba ganando 2 mil pesos en menos de  horas. El negocio se hizo y tan pronto tuvo el BB en la mano, el pájaro chogüi, perdón, quise decir el cura, se dirigió hacia la Casa Curial donde ya lo estaba esperando el Obispo.

Padre, le tengo una buena noticia
_Le escucho padre, dijo el Obispo.
_El celular apareció en un rincón de la iglesia, pero le digo que no me imagino cómo fue a parar a ese BB a ese lugar; que cosa tan rara, ¿verdad padre?

_ ¡Ah, si, es muy raro!  -Dijo el Obispo con un mambo de calle en su interior- (léase, con su música por dentro).

_Supongo que apareció en el mismo lugar donde la sacristana encontró unas manchas blancas y pegajosas en el piso mientras barría la iglesia  -Dijo el Obispo, con ironía-
_ ¿Mancha de qué?
_No, no, olvídese de eso padre. -Dijo el Obispo-

_Bueno padre, no sé decirle, ya usted encontró el BB y con eso me basta, pero si usted quiere saber algo más sobre este asunto, mandemos a buscar los investigadores.

_Queeeeeee? ¡Noooooo! ¡Este, pues! No, no, ya dejemos eso así, no vale la pena. -Dijo el Chogüí asustado,y agregó:
_Padre, ya no hay que hacer más bulla con eso, me da vergüenza que dijeran que soy un descuidado. ¿Qué le parece?
_No hay  problemas, pero mire padre, vaya donde la sacristana y pregúntele dónde puso ella la Estola suya, pues parece que se le cayó en ese rincón.
_Si padre
Al  pobre cura por poco le da un yeyo, bajó la cabeza, dio media vuelta y se largó al sanitario; no aguantaba más.

(Estola, es la insignia sacerdotal, hecha a manera de una banda que se usa sobre el cuello y que cae hacia adelante).




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