jueves, 27 de diciembre de 2012

CHÁCHARAS DE CÓMO DESPISTAR PARA DELINQUIR

Henry Osvaldo Tejeda
Por Henry Osvaldo Tejeda
La Romana,R.D.

Hace tiempo que vengo escuchando en La Romana que, cuatreros -ladrones de ganado- de El Seibo, cuando llevaban a cabo sus fechorías consistentes en el robo de ganado (muchas veces matabann reses en el mismo lugar del robo, se llevaban la carne valiosa sin cargar con "los desperdicios"), para evitar que se supiera hacia dónde ellos se dirigían luego del robo, caminaban de espaldas para hacer creer se iban en una dirección que en realidad, era la contraria de donde en realidad iban. Muy ingeniosos.

Hace días, vi en la la  Internet algo parecido a lo descrito, pero esta vez no eran cuatreros, sino, contrabandistas de alcohol de Estados Unidos durante la famosa Ley Seca de la década del 1920, cuando se prohibió la fabricación, transporte y venta de bebidas alcohólicas en ese país.

Aunque muchos grupos mafiosos se hicieron millonarios con el contrabando de bebidas alcohólicas, entre ellos Al Capone, en gran parte de la nación norteamericana proliferaron las destilerías ilegales, específicamente en la zona rural, las cuales disfrazaban de las más ingeniosas formas. La mayoría del contrabando de bebidas hacia USA, , provenía de países limítrofes.


Tal y como hacían los cuatreros seibanos, algunos dueños de destilerías ilegales de Estados Unidos, fabricaron una suela tallada en madera que se ajustaba a los zapatos para dejar huellas similares a las pezuñas de las vacas de modo que, las tantas huellas dejadas desde sus casas hasta el lugar de destilación de alcohol, fueran asimiladas por las autoridades como huellas de ganado vacuno.

Pero eso no fue todo, esos mafiosos italianos y norteamericanos, camuflaron camiones de manera que las autoridades creyeran que se trataba de transportes de madera; por fuera se notaba el cargamento de la madera y hasta se veían sobresalir por detrás las puntas de las vigas y/o tablas.
Camión "maderero" en la época de la Ley Seca en USA

En realidad, esa madera solo forraba la cama del camión por los lados, y en la parte trasera tenía una puertecita disimulada, disfrazada también de "puntas" de vigas de madera, es decir, la continuación de la tabla hasta el final.

Los mafiosos duraron contrabandeando en ese camión, hasta que una o varias botellas rotas dejaron salir el olor del alcohol derramado, al pasar por un chequeo de policías, estos, que, a lo mejor eran expertos borrachones, notaron "al tiro" el olor del whisky. Ahí mismo les hicieron ¡Ñángala, fuángala!

Con la gente no hay quién pueda.

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