jueves, 20 de diciembre de 2012

CHACHARAS DE PUÑETEROS


Por Henry Osvaldo Tejeda

Se inicia el programa de radio, hoy hay una entrevista a una doctora en sexología. Luego de varias preguntas que yo llamé como "muy pendejas", el entrevistador salió con esto:

_Doctora, ¿qué le recomendaría usted a un chico que se masturbe tres y cuatro veces al día y, hasta más?

_Nada, como eso no es un delito y no se sabe de que sea malo para el organismo, sólo le aconsejaría que lo hiciera en horas de la noche, cuando todos estén acostados.

_Pero, ¿por qué tiene que ser sólo en la noche? -Dijo el entrevistador- _Bueno, porque sería muy engorroso para él y muy perturbador para una hermanita que entrara y lo viera en esos menesteres -Dijo la sexóloga, para luego añadir-

_Eso le permitiría concentrarse más y no poner en riesgo la inocencia de sus hermanitos menores, porque si lo encuentran en plena actividad, ellos van a que preguntar sobre lo que vieron y el joven "30 manos" (así le llamamos en Ocoa a los "pajeros"), que siempre ha tratado de hacerse su "puñeta" lo más secretamente posible para que sus padres no se den cuenta, sufrirá una gran vergüenza.

_Pero doctora, ¿cómo aconsejarle a un chico que deje "esa cosa" para luego si es que ha sentido el deseo de "hacérsela" en cualquier momento del día?
-Dijo el entrevistador, y luego agregó-
_Un joven en la adolescencia, se mantiene en una gran efervescencia erótica y lo más probable es que ni siquiera haya hecho el amor nunca con una chica

_Mire amigo, lo único que quiero es evitarle la frustración que le ha de llegar si es descubierto y no vaya eso a causarle algún problema mental, un trauma, etc. -Dijo la doctora.

El programa transcurrió en ese mismo tenor y cuando terminó, yo sentí como que me quedó una "zurrapa" por dentro y me puse a pensar llegando a la conclusión de que los sicólogos de estos tiempos, parece que ignoran que ese volcán que uno tiene por dentro en la adolescencia, es como un volcán en ebullición que en cualquier momento, hace erupción.

¿Es que no le cabe en la cabeza a estos profesionales que un chico, luego de ver a su vecina, una despampanante chica que, subida en una escalera, se ha puesto a lavar las persianas de su casa para lo que se ha puesto unos pantaloncitos que dejan ver cachos y por donde se le puede ver hasta la constitución de la república, con todos sus artículos y hasta sus adendums.

Pero no es sólo eso, la chica se ha puesto una "blusita" blanca, a la cual le hizo un nudo que se amarró por encima del ombligo y para completar el panorama, la blusa se le ha empapado de agua dejando estampados dos ingenuos melones, que miran indiferentes pero amenazadores con sus dos ojillos negros, hacia el estupefacto y tembloroso vecino quien, anestesiado por el impresionante panorama, se ha quedado de una sola pieza, bueno, de dos piezas, porque hay una que parece de artillería.

¿Habrá en la naturaleza, alguna fuerza que pueda hacer que ese chico, luego de que sus ojos, todavía quemados por los pezones y los artículos 69 y 70 de la constitución de las entrañas de esa chica, pueda dejar para la noche esa paja?

Doctora, ¡apunte usted para otro lado! y déjese de pendejá", ombe! váyase con sus pendejos consejos a otro lado porque, un momento así, no se cambia ni por un viaje en crucero.
Y que conste, que panoramas como ese que describí sobre la chica en la ventana y el subsiguiente "manoteo de miembro", no son  exclusividades de adolescentes, señores, a cualquiera se le muere un tío.



No hay comentarios:

Publicar un comentario