Esopo, fabulista griego |
El leñador, con la voz les dijo que no, pero con su mano disimuladamente señalaba la cabaña donde se había escondido.
Los cazadores no comprendieron las señas de la mano y se confiaron únicamente en lo dicho con la palabra.
La zorra al verlos marcharse, salió silenciosa, sin decirle nada al leñador.Le reprochó el leñador por qué a pesar de haberla salvado, no le daba las gracias, a lo que la zorra respondió:
_Te hubiera dado las gracias, si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo.
MORALEJA
No niegues con tus actos, lo que pregonas con tus palabras.
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