Casa Curial vista desde el lado de la calle Mella |
Varias personas que han visto a Ocoa sólo en fotos, me dicen que se sienten asombradas por la cercanía de las montañas a pueblo. Un amigo que ha visto muchas fotos de Ocoa me dijo, que si te pones a observar bien las fotos, notarás como que la gente viviera al pie de las lomas.
Una calle populosa de Ocoa |
Le contesté que realmente es así, que el pueblo está rodeado de montañas, tan cercanas de las calles que bordean la periferia del pequeño casco urbano, como lo estaría cualquier vecino dividido por otro sólo por un gran patio.
Las Carreras, esquina Altagracia. Mis vecinos de la esquina eran: Chito Gonzalez y Eddy Peña |
Sólo unas cuantas caritas de mujeres ocoeñas. Chupe usted y déjeme el cabo! |
Destacado en amarillo: barrio en que me crié. Altagracia/Las Carreras a una esquina del parque Libertad |
Este es el famoso Salto de Parra. Ese chorro de agua con esos pocos metros de agua represada, vieron pasar generaciones de jovenes ocoeños que buscábamos alivo al sofocante calor del verano. |
Decía el profesor Juan Bosch que: “Nadie se muere de verdad si queda en el mundo quien respete su memoria”.
Me satisface en gran manera, que mi viejo amigo Francis Mancebo le esté dando continuidad a esa titánica labor de nuestro gran Guayacán, el Padre Luis Quinn.
Decía yo, que Ocoa quiere y ama a sus locos como ningún otro pueblo del país, en otras ciudades los olvidan y los menosprecian y eso no pasa en Ocoa, y ahí tenemos el ejemplo de Cachán, quien era el “enfermo mental” más pintoresco del pueblo.
Me dicen que cuando murió, hubo un verdadero sentimiento de dolor y que el pueblo fue masivamente a su sepelio.
Cachán, era tenido como uno de sus hijos queridos queridos por su sosiego, su paz interior y sus jocosas anécdotas. Me dijeron que Cachán tenía hasta su novia
Otras cualidades que hacen a San José de Ocoa tan llamativo a los ojos de los visitrantes es, la calidad de la gente, que aun mantiene la hospitalidad que desde tiempos remotos nos ha caracterizado.
La gente tiene siempre una sonrisa franca para cualquier persona, no importa si la conoce o no, el ocoeño es así. No se han perdido (como en la mayoría del país), las viejas costumbres que tanto encantaban a los visitantes. Son imnumerables los valores que aún se conservan en nuestro pueblo y si a eso le agregamos la hermosura de nuestra mujeres, es para morirse.
Hace dias alguien me preguntaro, si es cierto que en Ocoa hay tantas mujeres hermosas, y yo como sabedor de la materia creo que era el personaje con propiedad para contestar esa pregunta. Le dije:
"mira muchacho, de cada diez mujeres que veas juntas en Ocoa, quince son hermosas"
Aunque no visito frecuentemente a mi pueblo, lo llevo tan dentro de mí que en el pequeño patio de mi casa en La Romana (entre otras frutas), tengo las que me mantenían maroteando en los montes de Ocoa, es decir, Mamón y guanábanas(Maroteaba en
Cada vez que me subo en el techo de la casa donde me "aprieto" tres o cuatro mamones, me siento como si estuviera en
¡Viva Ocoa, nuestro paraiso entre verdes montañas de la Cordillera Central! ¡Viva el Padre Luis!
Cachán recibe un beso de su novia |
También pido excusas a las mujeres, cuyos rostros aqui aparecen, lo hice para exaltar la belleza de con las que cuenta nuestro pueblo en sentido general. Las mujeres no se podían faltar.
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