Por Henry Osvaldo Tejeda
Hace cinco días, me quedé dormido mientras veía la
televisión y soñé que estaba en un pueblo de personas muy sencillas, que se
ufanaban de que ahí no pasaba nada amoral; no delincuentes, no drogas, no
asesinatos, en fin, todo era bueno, a excepción de lo que pasa siempre donde
hay cargos públicos, solo había corruptos, pero al ser un pueblo tan pequeño,
eran muy pocos y boroneaban bien.
Pero había algo que
tenia al pueblo alborotado desde hacia unos días. "Esto no puede suceder - se decía el
pueblo- "Eso es imposible, cosas así no pasan en este pueblo de Dios"
-Eso escuché que comentaban personas reunidas en un grupito-
Al pasar al lado de un grupo de doñitas oí que decían:
-A un santo de Dios como ese hombre no puede pasarle esto,
señores, estamos en los finales del mundo, qué vergüenza Dios mío.
- Mientras esto decía, se persignaba y hacia la señal de la
cruz.
Había decenas de doñitas vestidas todas de negro, con sus
rosarios en las manos y no paraban de rezar.
" Dios mío, que esto no sea verdad, esto no puede estar
pasando, Padre nuestro que estas en el cielo, estamos en Abril, haz que se sea
mayo ahora mismo para saber que ha pasado aquí, y si nos ayudas te juro que me
iré a Higuey con una piedra en la cabeza.-
Otro decía: -"Mañana será un día que cambiará la vida
de este pueblo cristiano, estamos
ansiosos de que sea mañana para terminar con estas dudas que nos tiene sumidas
en tamaño calvario"
- Cuanto mas escuchaba, me daba cuenta de que el asunto
giraba alrededor del cura de la ciudad, pero no lograba saber qué carajo pasaba
y en esos menesteres, me llegó la noche y tuve que irme a dormir.
Al otro día, volví a la calle pero ya desbordada mi
curiosidad del día anterior. Había lo mismo, mucha gente cuchicheando, pero
esta vez caminaban hacia un lugar, por lo que me acerqué a un señor que miraba
el espectáculo lo más quitado de bulla y le pregunté:
_ Dígame, buen señor,
¿qué es lo que esta pasando en este pueblo que la gente esta tan alborotada?
El hombre, sacando una botella de su chaqueta, se tomó un
trago y me dijo:
_ ¡Ah!, ¿esas gentes? no jodan ellas ombe, se les ha metido
en la cabeza una vaina, yo estoy tranquilo porque ya sabia yo que algo así tenia que pasar.
No se puede estar jugando con candela sin quemarse, si le
pasó eso fue porque se lo buscó.
Llegó a este pueblo
flaquitico como un espárrago y en pocos meses, hasta barrigota tiene, la buena
vida, eso le pasa por estar juntándose con todos esos jovencitos que solo les
gusta el can.
_Pero, ¿a qué se refiere usted señor?- le pregunté.
_ ya no hablaré mas del asunto, dijo, mientras sacaba de
nuevo la botella y se ajustaba otro trago y cuando se iba me dijo:
_Vaya con esas gentes, que hoy sabrá de qué se trata.
Me uní a la multitud que, ahora iba corriendo detrás de un
auto, y también corrí (como dominicano
al fin, ¿quién no sabe lo "averiguao"que somos?) y en ese menester,
llegamos a la iglesia donde esperamos como dos horas luego alguien voceó:
_ ¡El doctor, se va el doctor!
_ Qué decepción, ahora no sabremos nada.
Mas tarde, llegaron en una jipeta seis hombres vestidos con
sotanas, cinco de ellas blancas y uno solo vestía sotana color púrpura,
entraron a la iglesia y muy pronto salieron pero ahora con el párroco del
pueblo casi arrastrándolo y se largaron. No faltó quién dijera:
_Bueeno, el hombrón de la sotana morada se le veía que
estaba bien encojonao, porque entre dientes le oí decir:
_Buen hijo'e puta, la vergüenza que me ha hecho pasar por
estar de alegre, pero ya verás.
Me incomodé y me fui de ahí, "que se jodan con su
problema, al fin y al cabo no sé ni de qué se trata la vaina esa" -me
dije-
_ Pero ya les dije que soy dominicano, me devolví, yo no
puedo dejar perdidas tantas horas que pasé pendejeando. Fue cuando vi. que la
multitud tenía a alguien rodeado y, al preguntar, me dijeron que al que
rodeaban era al sacristán de la iglesia.
No puedo decir que escuché todo lo que dijo, pero si oí
clarito cuando dijo lo siguiente:
_Miren, se lo juro por mi madrecita santísima, que escuché
clarito con estas orejas que se las tragará la tierra cuando el doctor dijo:
_Padre, pero usted está preñao". El sacristán dijo
esto, haciendo la señal de la cruz.
¡¡¡Carajooooooo!!! Santa Burrundanga y Celedonio, pero, ¿y que
pendejá es esa? ¿No joda, ombe?
Ahí mismo tiré un brinco y desperté sudando entre las
verijas, en la tabla del cocote y, hasta un follón me largué. Qué raro, qué
casualidad, desperté en el mismo momento en que el presidente de la Asamblea Revisora
(de la constitución) Reynaldo Pared, decía:
_¡¡¡¡APROBADO, EL ARTICULO TREINTA QUE PROHIBE EL ABORTO!!!!!!!!_
Entonces me dije:
_ Qué iglesia mas dichosa, si lo que acabo de soñar hubiera
sido real, ahora mismo el cardenal tuviera tamaño problema con un cura preñao
sin poderlo hacer abortar.
Qué sueño más raro.
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