miércoles, 23 de marzo de 2016

CHÁCHARAS: LAS RATAS QUISQUEYANAS

Por Henry Osvaldo Tejeda 

Vi un titular en un diario que me puso a pensar, y a escribir. El titular es éste: 
"Tamaño ratas NY se acerca cada vez más al de los felinos"

Dos científicos de USA, han estado estudiando el tamaño que pueden alcanzar las ratas que habitan en la ciudad de Nueva York, vieron que la rata marrón puede alcanzar hasta casi dos libras. ¡Waaooo, esto es para asustarse!
El autor


Las ratas que adquieren mayor tamaño, son las que tienen fácil acceso a la comida, hacen menos esfuerzo y conservan mayor cantidad de calorías. 

Los científicos, quieren investigar las enfermedades que propagan, los parásitos que portan y hasta cómo se reproducen, y el color de su pelaje, entre otras características físicas de de esas grandes ratas.

Aquí deberían hacer un estudio profundo sobre las ratas criollas, lo que no se sabe es, qué rama de la ciencia es capaz de estudiar estas insólitas ratas Made in RD, lo que sí sé es que, debe ser un híbrido de la ciencia el profesional que se ponga a eso. 

Un veteripsiquiatra, un veterisociólogo que debe ser el que estudia el comportamiento de los animales que tienen pies, patas y cerebro. Bueno, es algo que yo no sabría describir bien, porque las ratas dominicanas, aunque tienen el mismo fin, actúan de formas variopintas, y son de todos los colores y géneros. 


Una rata quisqueyana nace con cola corta, y puede empezar su vida de adulta siendo hasta sastre en cualquier calle callejón, pero en el transcurso de su evolución puede llegar a ser desde dependiente de colmado, carnicera, y hasta puede ingeniera. 
No se rían, que esta vaina va en serio.

Cualquier rata quisqueyana se cuela en política, y es tan hábil, que en poco tiempo se hace multimillonaria, así es que, yo no sé por dónde empezaría un "veterisociólogo" a estudiar una rata que, para hacerse multimillonaria y hasta poderosa con muy poco tiempo de haber salido de una covacha, solo le  baste hablar y hacer gestos elegantes, sheshear (esho, eshto, shazhonar...) en los discursos al estilo el famoso "Profesor", tirar unos cuantos "brinquitos", y hasta hacerce la muertica para que le cojan pena. 

Muchas de las ratas quisqueyanas, comienza su vida en pueblo cualquiera, comiendo Chenchén, Pica pica, fideos, bollos de harina, plátano "asao", y todo lo que encuentra a su paso, pero se va de bola en cualquier camión carbonero o platanero para la capital, donde busca la manera de escalar posiciones, y es cuando ya no come esa porquería de comida.

A la rata quisqueyana, le ahora le coge con comer en restaurantes de lujo, y ni recuerda ya cuando bebía lodo por agua, ahora toma vinos caros. En RD hay ratas hembras que, cuando ven que su pelo es muy malo, usan peluca, y hasta se van a las cámaras legislativas con sus greñas postizas a sus trabajos; muchas de esas ratas llegan a ser hasta senadoras, diputadas, etc.


Las ratas de Nueva York crecen hasta tener más de dos libras, a las ratas quisqueyanas solo les crece el ego, la vanidad, la petulancia y las cuentas bancarias, su tamaño corporal sigue siendo el mismo, aunque hay muchos que usan tacos altos, pero éstos son los menos, pues su evolución les vino acompañada de una mutación sexual.  Este es otro tipo de mutación, porque de rata, se vuelven pájaras, o pájaros, según sea el sexo original.

Las enfermedades que propagan las ratas de Nueva York, son curables en poco tiempo, no así las que emanan de las ratas quisqueyanas, estas son dañinas y difíciles de erradicar.

Producto de las enfermedades que emanan de las ratas quisqueyanas, en este país tenemos las siguientes enfermedades: la miseria, el atraso, la pobreza, la petulancia, el robo de lo ajeno, hospitales sin camas ni medicinas, cuentas en el extranjero con dinero robado, taras presidenciales, miles de aspirantes a ladrones, corruptos en potencia, y en pleno ejercicio de la ratería, entre cientos de males más.

El área donde viven las ratas newyorquinas son: las cloacas, el Metro, las catacumbas y el subsuelo, y ahí engordan y crecen hasta adquirir el tamaño de un gato, pero las ratas dominicanas desde que saben donde hay comida fácil (el gobierno y la política), se mudan para ese entorno, y distinto a las ratas de Nueva York, las quisqueyanas, no crecen como un gato, sino que, sufren una mutación y se vuelven gatos y adquieren las mañas de propias de estos animales. ¡Y, qué gatos! 

Cuando ya están a nivel de los gatos y sus mañas, se vuelven peligrosas en grado sumo, pues les coge con aspirar a ser presidente de la comunidad, o país, donde crecieron. En los últimos años  esto ha venido ocurriendo en el mundo, y si los pueblos no reaccionan a tiempo, el mundo se verá gobernado por gatos/ratas.

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