miércoles, 30 de marzo de 2016

FRANCINA HUNGRÍA/PLD: LA COMPRA DE UNA DESGRACIA HUMANA

Por Henry Osvaldo Tejeda B.


La JCE, ha dado ganancia de causa al PLD y a Roberto Salcedo (Fuíquiti Fuíquiti), al fallar a favor de lo inhumano, del aprovechamiento del cambio del dolor por votos, y de la demagogia política que es capaz de venderle su alma al mismo Satanás por unos cuantos votos.

Yo dije hace días, "la JCE no dilata en empezar a dar fallos a favor del PLD, porque para eso está como presidente de ese tribunal el tirano Roberto Rosario, quien es un dirigente del PLD colocado en ese tribunal electoral para ejecutar las líneas bajadas de su partido"; y eso fue lo que se hizo. 

Aunque se haya abstenido de votar, la línea estaba dada, Francina debe ser la acompañante de Roberto Salcedo, porque esa joven tiene algo muy valioso para el PLD que se debe aprovechar, precisamente, ahora que estamos en campaña electoral. Se trata de le desgracia que le cegó de la visión cuando fue atracada por varios delincuentes. 

Roberto Salcedo vio que, esa desgracia había que sacarlo provecho político convirtiéndola en votos, por lo que decidió escogerla como su vice alcaldesa. Esto le encantó tanto a ella, que no pudo evitar perder algo más que la vista, es decir, el buen juicio. Ella olvidó, o no quiso ver que, los mismos que no han podido controlar la delincuencia que ha sido la causante de su ceguera, son los mismos que hoy la usan para quedarse en el poder. 

El pueblo se solidarizó con Hungría, y le dio todo todo el apoyo moral en su desgracia, y más de medio país le cayó encima al gobierno de Danilo Medina por ser tan incapaz de terminar con la delincuencia, tanto callejera como la de cuello blanco. Hungría era vista como lo que fue, una víctima de un mal gobierno, pero  hoy el pueblo solo está viendo a una mujer cambiando su desgracia por ventaja.

Ella no es tan bruta para no darse cuenta de que esa candidatura, se la están dando a cambio de su desgracia personal, de su ceguera visual, y por su "ingenuidad" para ser vendida al pueblo a cambio de votos ayudando así a que se queden en el poder, los mismos que se robaron los recursos que deberían ser destinados a terminar con la delincuencia que la dejó ciega; por lo menos, de la vista.

Hoy, Francina Hungría no será vista con los mismos ojos que el pueblo la vio cuando tuvo la desgracia, hoy será vista como alguien del montón que traficó con su propia desgracia. Ese mismo pueblo seguirá viendo a los que le compraron la ceguera como lo que han sido y lo que son, una pandilla de delincuentes desalmados, capaces de venderle su alma a Satanás por unos cuantos votos.

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