viernes, 17 de julio de 2015

CHACHARAS: EL INODORO MÁS MODERNO DEL MUNDO

Por Henry Osvaldo Tejeda
(Estas chácharas, publicadas hace varios años, aún desconocidas por el 98 por ciento de mis contactos, y lectores de Facebook; publicadas de nuevo en el 2011)

 Amigo lector, estoy atónito, lo confieso; creí que ya nada me asombraría, luego de ser actor de primea fila en lo que se vive diariamente en este conuco de América latina, al que nos ha cogido con llamarle país.
https://iliocapozzi.blogspot.com/2011/06/chacharas-el-inodoro-mas-moderno-del.html
Se trata de un sanitario moderno llamado Numi, fabricado por la marca Chofer, el cual, entre otras cosas, está dotado de una pantalla para leer. ¡Ofrézcome, ver para creer! 

Y yo que decía que, uno de los motivos por los cuales los libros y los periódicos no desaparecerían nunca, era por la comodidad de sentarse en "El Rubito" (Léase, inodoro) y entretenerse leyendo lo que sea mientras "damos del cuerpo" (así se dice en los campos de mi tierra como, El Higuito, Monte Bonito y Arroyo Manteca, entre otros campitos de San José de Ocoa.  ¡Cuánto extraño esos montes ocoeños!.

Señores, llevarse una laptop para el sanitario, sería un colmo informático terrible e inapropiado, porque además de incómodo y fastidioso, sería algo tan pendejo como sentarse a escuchar los adormecedores y aburridos discursos de un presidente de esos liberadores "que tan trepao en el palo", y que no liberan otra cosa que no sea, el  dinero del presupuesto para llevarlo a cuentas bancarias propias y de sus cachanchanes. No vale la pena coger ese sagrado ratito que nos brinda el estómago, dizque para oir esos discursos que solo dan sopor, por lo vacuo del contenido.

Otra cosa que también sería muy cuesta arriba, sería tener una computadora en las piernas mientras disfrutamos de tan sagrado y sublime momento de nuestra existencia, claro está, siempre y cuando no se esté estreñío, porque ahí lo sublime se fuera a la misma mier....bueno, no sería sublime.

Al saber ahora de la existencia de ese sanitario moderno, voy a tener que recoger mis palabras con respecto a los libros y los periódicos; solo pónganse a pensar en esto:

Usted llega al cuarto de baño "bien apurao", y desde que se sitúa delante de ese artefacto de nueva generación, a éste se le abre enseguida el apetito y...¡carajo!, perdonen, quise decir que se le activa un sensor que emite una señal para que se levante la tapa.

Usted se le sienta en la boca, y si por Mano´del Diablo usted tiene los glúteos fríos, "El Rubito" le proporciona en el área de la tapa, una temperatura  de lo más agradable a su nalgatorio y aparte de eso, tiene unos abanicos de temperatura regulada que le calientan los pies si es que los tiene fríos.  ¡Suuu manífica ni mameo! Ni Boruga en New York.

¿Creen Uds. que la vaina termina ahí? Pues no, porque en caso de que se sienta usted  medio aburrío y todavía malhumorado porque no ha podido saber dónde carajo fue que el senador que era sastre, y el Rey de la jungla que no conoce el pichirrí de los pollos, metieron los 130 millones de dólares del préstamo aquel a la  Sund Land, entonces "El Rubito" lo distrae de todo lo que le ha hecho encojonarse sonándole las más bellas melodías, mediante un reproductor mp3 con altavoces integrados en el mismo sanitario. Si algún día llego a tener uno, fijaría el sonido en un merengue que dice:

¡Ladrón, ladrón, ladronazo! porque me encanta ese tema, o en su defecto, fijaría en el reproductor la voz grabada de un tipo de magra figura, diciendo algo sobre así cómo tragarse un tiburón "podrío" sin siquiera eructar.

Pero la cosa no termia ahí, "El Rubito" cuenta con un sistema de rociado, presión y temperatura de agua, además de un secador para eliminar cualquier humedad una vez haya sido usado y que los desperdicios se hayan ido para"el extranjero". ¡Miren que vaina esa!

Creo que este sanitario tendrá muy buena venta entre los cundangos del mundo, específicamente, por el sistema de rociado a presión directo a "La puerta´e campo", capaz de arrancarle cualquier grano de habichuela, cáscara de tomate, cualquier fibra de piña u otro desperdicio que le haya cogido cariño a la arandela del "mofle", negándose a marchar al "extanjero", en uno de los expresos que salen de nuestro estómago para ir a alojarse en la boca de del Rubito moderno.   

Ese aparato es lo último en confort, pero es caro con cojones; para la fecha en que hice esta higiénica narración (que nada tiene que envidiarle a las obras de Gabriel García Márquez), costaba $6,390.00 dólares que, a la sazón, eran casi un cuarto de millón de "trapo/pesos", ahora costará un ojo de la cara. 

Es muy bueno y práctico el invento pero, demasiado dinero para sentarse solo a...bueno, a "eso" mismo....


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