martes, 14 de julio de 2015

VIVENCIAS EN LA ROMANA: UN POLICIA OCOEÑO (Segunda parte)

Sigo publicando trabajos que fueron dados a conocer desde el 2008 a la fecha, cuando aún no estaban de moda las actuales redes sociales, por tanto,  son desconocidos por mis contactos.

Por Henry Osvaldo Tejeda
Luego de la primera entrega, en la que narré la historia de Lluberes, un policía ocoeño y un haitiano, no había vuelto a ver a mi amigo pero ayer se apareció por mi casa y debajo de mi mata de Mamón, le dije que me contara algo más sobre su vida de policía, Lluberes no lo pensó dos veces para así empezar:

 _Una vez, la Máquina del Central Romana (Léase, locomotora que arrastra los vagones de la caña), chocó en horas de la madrugada a un vehículo que cruzaba por los  rieles entre Villa España y Quisqueya, fue un  golpe tan tremendo que el carro quedó hecho un montón de hierros retorcidos, quedando varado en medio de la vía.

Nosotros acudimos por una llamada que hicieron al cuartel, y me asignaron como chófer de la patrulla que asistió al lugar. Buscaron una grúa y mientras trataban de quitar el vehículo de los rieles, se aglomeró mucha gente, ya sabes, esa clase de pendencieros que no se pierden una; con el choque murió un hombre.

¨Yo estaba poniendo el orden por lo que le dije a un señor que por la hora, todavía estaba en "piyama" de dormir. , que por favor, que se echara para atrás no vaya a ser que ese carro se le cayera a la grúa y lo matara.

El hombre no me hizo caso y solo me dijo: 
_Tranquilo agente, yo soy primo de Cuqui Torres. Con eso no me estaba diciendo nada, qué Diablos sabía yo qué pata puso ese huevo? Supe después que Cuqui Torres era un alto funcionario del PRD que estaba en el gobierno.

Le dije al tipo, que a mí no importaba que él fuera amigo de ese señor, a quien yo ni conocía, que yo solo estaba haciendo mi trabajo. Le repetí que por favor, se echara para atrás, pero él volvió y me dijo que él no se iba a quitar, volviéndome a decir que él era primo de Cuqui Torres.

_ ¡Mira Osvaldo!, ya se me estaba subiendo la ñeca a la cabeza, tu sabes cómo somos los ocoeños, así es que, por tercera vez le dije lo mismo, pero esta  vez fue más lejos, ese azaroso  me dijo que no jodiera tanto que él era primo de Cuqui Torres.

Pa´no cansarte con el cuento, ese tipo tanto jodio con eso hasta que me" jarté" de tanto Cuqui Torres, y no bien había terminado de decir las últimas letras del jodío apellido Torres, cuando le dije:
_ Yo te voy a presentar una prima de Cuqui Torres ahora mismo, entonces "jalé" mi macana, y le di un coñazo entre las costillas que el tipo se dobló como una mata de Rulo cuando le das el primer machetazo, ahí aproveché y le dije:

_Te presento a tu nueva prima La Cuca Torres, la macana que te acaba de saludar entre las costillas. ¡Osvaldo, el hombre no jodió más! Yo no soy malo, pero tengo que atender mi trabajo, y no me gusta que me quieran meter los pelos pa´dentro dizque con nombres con nombres bonitos.

Al otro día, el coronel me llamó a su despacho, y ahí estaba el tal Cuqui ese acompañado del mismo señor de la noche anterior. El coronel me dijo:
_ ¡Raso Lluberes, qué fue lo que pasó entre Ud. y este ciudadano, quien se queja de que usted lo "sobó" de un macanazo. 

Con su lenguaje campechano y bonachón (Ocoeño al fin), Lluberes le explicó a su superior lo que pasó y cuando terminó, se dirigió al coronel para decirle:

_ Jefe, óigame una cosa, para que no vuelva a pasar algo parecido, aconseje a este señor, para que antes de ponerse a complicarle el trabajo a la policía, que recuerde que ya tiene una nueva prima.  
_ ¿Prima de él? ¡Explique eso! -Dijo el coronel-

_Coronel, la prima es esta que tengo en la cintura, mi macana, que ahora se llama Cuca Torres. Todos rieron, hasta el primo de Cuca, no, perdón, el primo de Cuqui Torres.

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