domingo, 19 de julio de 2015

VIVENCIA EN SAN JOSÉ DE OCOA: PRESO POR REBUSERO

Por Henry Osvaldo Tejeda

El que lo conoció como yo, puede decir cómo era Goyo Pérez en realidad, hicimos de todo lo sano que puede hacer la juventud sin reñirnos con  la ley y las buenas costumbres, ni él ni yo éramos gente de conflicto, además, Goyo era muy tranquilo y no se le veía mucho en los lugares públicos.  

Jugamos volibol, nos trasnochamos, cantamos, nos reuníamos en un banco del parque a hacer cuentos, me acompañó a dar serenatas, hacíamos champola de guanábanas donde la madre de Tina, y de Manén Cachila, el amigo inseparable de William Barriga´e culebra.

Una vez amanecimos de juerga en una enramá allá en La Aguita, y la gustaba tanto el merengue María Cristina, del conjunto Quisqueya, que poco faltó para que se rallara el disco de tanto que lo puso a sonar en un "Picó". (pick up). Salimos del lugar como a las once de la mañana del otro día.

Pero ya siendo fiscal, me hizo "una" que me pasé casi diez años para perdonársela. Siendo Goyo fiscal de Ocoa, se armó un reperpero en la Barra América, llamaron a una patrulla de la PN que se llevó a to´el que tenía la barriga pa´lante, no se quedó nadie que estuviera por los alrededores. 

Yo venía con tres amigos desde donde la Vieja Libina por la misma calle de la barra, y al mismo momento de pasar por el lugar, llegó la policía encontrándonos con ellos a boca de jarro. 

Nos echaron mano a los cuatro, teniendo que amanecer presos junto con los rebuseros. Nunca tuve un pleito con nadie, ni me vi envuelto en otros tumultos que no fuera: la quema de gomas, movilizaciones estudiantiles, pedreas contra los abusadores policías,  etc...

Al no estar involucrados nos descargaron al otro día, pero no valió que le mandáramos varios emisarios a Goyo, quien estaba metido en bemberria en El Marién, para que nos soltara, aún sabiendo él cómo éramos él y yo, y de la amistad que teníamos desde que éramos apenas unos niños, además de saber que yo no era tipo de buscarme problemas. Por lo menos, debió indagar, pero él lo cogió como una chercha,, cosas de jóvenes en fiesta. 

 Eso me dolió en el alma, y nunca se lo perdoné, porque lo que más coraje me dio fue, que me hizo amanecer en la cárcel aún habiéndole hecho saber que yo tenía que ir a trabajar al otro día al Banco Agrícola de San Cristóbal, pueblo donde yo vivía desde hacía varios años. 

No pensó que pude perder el trabajo. No pude irme hasta que terminó "La causa" del jodío rebú". Tuve que "matar" a un familiar y ponerlo de excusa en el banco  para evitar que me cancelaran.

Hubo de pasar varios años más para que yo pudiera olvidar el asunto y perdonar  al amigo Goyo; no soy gente que alberga odios pendejos en contra amigos de infancia.

Tengo una que otra zurrapita  amarga aún pendiente contra un par de personas en años recientes, que en cualquier  momento las saldo. Nada que ver con amigos de infancia.

Varios años mas tarde,  nos juntamos varias veces a compartir en El Marién y en el Tres Rosas con Henry Martínez, Joselín Isa, Ico Subero, Pedro Pimentel y Miguelin el hijo de Pururú entre otros, dando por terminado el asunto. 

¡Fíjense  que cosa, cuando nos juntábamos, la chercha de Goyo  era siempre, recordarme el rebú, a él le cogió con eso solo por
 fuñirme la paciencia, y hasta me decía Rebusero"; también me decía "El burro de Cuico", pero esa es otra historia aparte que no viene al caso. ¡Paz a sus resto!

ACLARACIÓN
Debo decir que, he reseñado solo un episodio de mi juventud, y que con el mismo haya querido llevar malos sentimietos contra ese gran amigo que fue, Goyo Pérez.

Ya había olvidado yo ese molesto episodio de mi vida,  pero hoy se hizo presente de nuevo, luego de ver la foto de Goyo en una de las  publicaciones que cada domingo, hace el amigo Eduardo Quezada en Facebook, donde cuelga viejas fotos de viejos amigos ocoeños.
 Respeto y quiero mucho a la familia de Goyo. Con eso no hay "Tutía".

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