martes, 4 de agosto de 2015

CHÁCHARAS DE UN TRASPLANTE

 Por Henry Osvaldo Tejeda Báez

Un hombre iba a pie a toda prisa casi corriendo, en sus manos llevaba un corazón en una funda especial diseñada para esos menesteres. En su prisa, tropezó con el cuerpo de un perro que estaba tirado en la vía y que había sido atropellado por un vehículo.

El hombre, perdió momentáneamente sus espejuelos y cuando los encontró, cogió la masa de carne que se había salido de la funda se alejó apresurado, porque ese corazón lo estaban esperando para ser trasplantado a una persona en un hospital de República Dominicana. Debo recordar que en este país, es donde acontecen las cosas más inverosímiles.

Se armó el corre corre en el hospital: ¡Llegó el corazón! ¡Lleven al paciente al quirófano! ¿Dónde carajos anda el anestesista? ¡Enfermera, déjese de estar leyendo a Corin Tellado y póngase en lo suyo! ¡Hey, tu, conserje, trapea esa vaina sucia de placenta que hay en el piso de la sala de partos! ¡Diablazo, no me digan que no hay anestésia, ni gasa, ni jeringas! ¡Es el colmo, no hay suministro de nada aquí, cojollo, 
qué país!

Esas eran las quejas en ese jolgorio, en ese centro de salud. Es lo mismo en todos los hospitales del país. Parece que ese día las cosas no andaban muy bien en ese hospital, donde no se acostumbra a realizar ese tipo de operación, pero el caso era de urgencia, además, los médicos querían "practicar".

Era un paciente cualquiera, un descascarao del pueblo, un "tumba tabique" sin apellido, ideal para practicar cirugías porque si se muere, a quién carajo le va a  importar?

Lo primero que pasó cuando empezó la operación fue que, se fue la luz, por lo que los médicos tuvieron que valerse de varios celulares para poder incrustar el corazón en su lugar, cosa esta que les dio mucha brega ya que los tubos y venas del corazón al parecer estaban mutilados o dañados; las tubería no coincidían con el "chasis" del paciente, por lo que tuvieron que hacer varios "tingos"para poder colocar el corazón.

Un amarre por aquí, un nudito por allí, un cose por acá, empata allí, unos puntos de este lado, en fin, una operación con muchas dificultades hasta que al fin, terminaron en horas de la madrugada.

Después de unos cuantos días en cuidados intensivos, el paciente fue dado de alta y enviado a su casa. Luego de cinco meses, el paciente desarrolló costumbres muy distintas a las  de una persona normal. 

Deambulaba tarde de la noche por los callejones, comía en el piso, dejó de comer vegetales y cada vez que veía un gato, lo perseguía con ganas de matarlo;  se le inyectaban los ojos de sangre y siempre estaba de gruñón.

Adoptó posturas rarísimas, dormía en el patio y se "encojonaba" cada vez que una persona rara llegaba de visita a la casa. Dice una hermana del hombre, que hasta un día llegó a ladrarle como un perro a unos amigos que fueron de visita a la casa.

La hermana estaba mortificada, por lo que decidió llevarlo al médico, pero
 no le encontraron nada fuera de lo normal aunque notaron que siempre tenía la lengua afuera y respiraba de manera muy acelerada, pero no le dieron mucha importancia porque decían que eso son "mañas" que coge la gente luego de ser operadas.  Le recetaron unas cuentas pastillas y lo despacharon.

Ya su hermana estaba teniendo sospechas de lo que le pudiera estar pasando a su hermano, porque a cada momento recibía quejas del vecindario; le decían que su hermano se metía en los
 patios y que estaba acosando a sus perros.

 La hermana no podía creer lo que le decían hasta que un día, le llevaron una foto de su hermano, encima de una perra.
 Cuando lo encararon,  el hermano le confesó que cada vez que veía una perra con las tetas afuera, le daba deseos de hacerle el amor.

Cuando se investigó el caso, se dieron cuenta que le fue trasplantado el corazón del perro con el que tropezó el tipo que lo llevaba el órgano 
para el hospital  cuando perdió los espejuelos (recetados) en el momento en que tropezó con el perro muerto en la calle, y  sin darse cuenta tomó el corazón del perro que luego los médicos le trasplantaron al pobre hombre, ahora, hombre/perro.

"Con razón me encontré ese corazón tan chiquito" -dijo el médico que hizo la operación.

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