miércoles, 19 de agosto de 2015

PERSECUCIÓN POLICIAL CAUSÓ ACCIDENTE Y LA MUERTE DE UN ESTUDIANTE ROMANENSE


Por Henry Osvaldo Tejeda
Rafael Alexander de los Santos Toribio

El joven estudiante Rafael Alexander de los Santos,llegó a su casa, cuando desde la universidad en horas de la noche,  guardó sus útiles escolares y se dirigió  a visitar a la casa de su novia. 

Cuando se desplazaba por la calle Luperón fue mandado a parar por unos policías, pero el joven, lo que hizo fue acelerar su motor siendo perseguido por los policías. 

Mientras era perseguido, llegó a la esquina de la Luperón con Pedro Lluberes, y el semáforo que estaba en verde a su favor, cambió a rojo, estrellándose el joven contra un vehículo que ya entraba a la esquina. El joven, murió varias horas después en una clínica de esta ciudad. 

Desconocer una orden de alto de uno o más policías en horas de la noche, es algo que haría cualquier dominicano que ve un atracador en la cara de cada persona en la calle, incluyendo a policías, quienes se han ganado la desconfianza de la población por la frecuencia en que se ven envueltos en actos delictivos, incluyendo atracos a transeuntes.

Sabiendo lo que ocurre día a día en este país, donde los atracos vienen tanto de la policía como de los delincuentes civiles, ¿Se le debe reprochar al joven fallecido, quien temeroso de ser atracado no obstemperó el llamado de detenerse cuando se lo indicaron policías? 

Porque saber de los abusos que se comete contra la población una gran parte de la población sana, no hace caso a los llamados de cualquier persona en horas de la noche, y esto incluye a las mismas patrullas de la policía. 

¿Por qué tiene la policía que detener a cualquier persona, específicamente gente joven que transita por las calles, si nadie tiene  un letrero que dice “Soy un delincuente” ¿Porqué son los jóvenes el blanco preferido de los policías, específicamente, los los motoristas

Muchas veces, esas detenciones se hacen con el fin de "depurarlos", pero si es de noche, tienen que amanecer presos, y al otro día, sus familiares tienen que "cantearse" para sacar a su familiar de la chirola. No es una ni dos veces que jóvenes serios y trabajadores, hayan perdido sus empleos por causa de estos arrestos ilegales.

Pero la actuación de los policías en el caso que nos ocupa no queda ahí, ahora viene la parte de las mentiras de los agentes y de sus superiores que les creen, solo para protegerlos. Según supe, el  reporte de la policía, dice  que el joven portaba una arma de fuego y que era un delincuente. 

Aparte de tener parte de la culpa de la muerte del joven, también quieren desconsiderarlo después de muerto, es decir, lo ayudan a morir físicamente con su acoso y luego lo matan moralmente acusándolo de ser  un atracador, una mentira que salpica de deshonra a la familia del joven estudiante Rafael Alexander. 


Ahora tengo más razón para decir que, si es a mí que me mandan a parar, ni por el Diablo me paro, porque de acuerdo a lo que se vive en el país, ya no se sabe quién es más delincuente entre la policía, o los atracadores comunes. 

El que conoce a la familia del joven muerto, jamás creería  esa mentirosa versión de la Policía. Ese es un cliché muy manoseado para cubrir sus abusos.

He escrito mucho para que la policía reciba un mejor salario, pero desde hoy, no hablo más de eso, porque cada hombre de esos que decide ingresar a la policía, sabe muy bien de la miseria que va a ganar  y aún así se engancha, por tanto, desde el momento en que deciden enrolarse ya son delincuentes  porque saben que tendrán poder, estarán armados, y podrán hacer travesuras impunemente.

Hoy, la familia de Alexander exige a la policía que se retracte de ese informe, porque el joven no era ningún delincuente, que su hijo era un estudiante meritorio, pero no lo harán, porque si lo hacen estarían reconociendo que son unos ineptos y encubridores de los abusos.


Los policías saben bien cuáles son los “Códigos-cliché” a los cuales acudir para limpiar sus atropellos, entre esos “Código-clichés” están:
 El “Intercambio de disparos”, “Me vino encima con un arma”, “El muerto era un atracador”, “El baleado era un sospechoso, tenía fichas por robos”, "lo veníamos persiguiendo por atraco" y un largo etcétera. Todos esos códigos, son aplicados no solo a los delincuentes, sino, al transeunte común, al hombre de trabajo, al estudiante……….
¿Hasta cuándo?


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