miércoles, 20 de enero de 2016

VIVENCIAS EN SAN JOSÉ DE OCOA: FALIN Y LA LUCHA LIBRE EN EL CINE RHAND

Por Henry Osvaldo Tejeda Baez

Falín, era el dueño de una panadería en San José de Ocoa, mi bello terruño digno de mejor suerte que está enclavado en el extremo sur de la Cordillera Central, en el llamado Sur corto


A Falín, lo recuerdo muy bien porque bailaba tirando “Bolíos” (así le decimos a los brincos en Ocoa) al mejor estilo de los “Bailamalo” de la época que por cierto, eran muchos. 
Yo le decía:  
_Mano Falin, es verdad que usted baila malo, pero rápido; él se reía del chistecito, aunque torcía la boca.

Falín, era un gran fanático de la lucha libre mexicana, por lo que no se perdía una sola de las películas que se proyectaban en el Cine Rhand, único en el pueblo y cuyo administrador lo era a la sazón, Jorge Conrado Isa (El Triki), y el operador de los proyectores lo era el popular Chen "El de Babela", quien ahora se desempeña como Encargado de Promoción de una empresa licorera en Ocoa.

El luchador preferido de Falín lo era Blue Demond, y cada vez que se anunciaba una película con ese luchador el cine se llenaba de bote en bote, pero no era tanto por la película per sé, pues, dicho sea de paso, eran puros clavos, sino, por la presencia de Falín en el cine ya que se podía ver dos espectáculos por el precio de uno.

Todos queríamos sentarnos en las butacas vecinas a la que ocupaba Falín, por tanto, comprábamos las taquillas antes de que él llegara y le seguíamos cuando entraba y nos sentarnos a su lado. Esto así, porque Falín no reprimía sus emociones y voceaba de alegría unas veces, y otras de pura rabia, veamos.

Supongamos que Blue Demond, quien es el actor principal e ídolo de Falín, iba caminando por un lugar y era emboscado por una trulla de hombres, más de diez "tigueres de Los malos" que le caían a golpes, palos, y con todo lo que encontraban al pobre Blue Demond.

Mientras lo iban “machacando”, Falín les voceaba: 
“¡Hijos de la gran puta, abusadores!!! ¿Por qué no le cae uno a uno, Malditos cobardes? ¡Ah, pero qué bueno es así!, hijos de su maldita madre, ehhh?

Ahí empezaba el otro show, el gratis, el show de Falín. Todos estábamos atentos a Falín, solo había escuchar lo que él decía, y que verle la cara para saber lo que pasaba en la pantalla

La golpiza seguía, falín, inquieto y encojonado, y rojo del encojonamiento empezaba a vocearle y a reclamarle a Blue Demond para que reaccionara por la "majá" que le estaban dando.

_Pero hombre del Diablo, ¿es que te vas a dejar matar así de pendejo? ¡Párate de ahí buena plasta, azaroso, pareces un mariconcito dejándote apalear! 

En las orejas de Falin se podía asar un par de batatas de lo caliente que estaban por la rabia que tenía nuestro héroe.

_Si hubiera sabido que la maldita película era pa’que te mataran a golpes, mejor me hubiera quedado en mi casa, coño”. ¡No sea nadie pendejo, coño! ¡Mírale los molleros a ese "manganzón"!, yo no me explico para qué los tiene!

A Falín no le cabía en la cabeza que el guión debe ser así, el bueno, primero sufre, pero al final, el guionista lo saca de apuros; Falín no pensaba en eso, Blue Demond no podía perder de nadie, para verlo ganar, era que él  pagaba sus cuartos.

Pero como el protagonista es el bueno de la película y nunca pierde, Blue Demond se reponía y empezaba a dar patadas voladoras a diestra y siniestra, golpes van y golpes vienen; eran esos los momentos en que  Falín se levantaba del asiento como disparado por un resorte, y empieza a vocear de nuevo, pero ahora en otro tono:

_ ¡Eso es, carajo, dale duro Demoncito! ¿No querían bugalú, coño? ¡Cojan bugalú! – Y seguía tirando brincos como un maldito loco-

_Anda pa’l Diablo, eso es lo que se llama “peliá” con cojones. ¡Eyyyy, cuidado Demond, voltéate, que el de atrás tiene un bate, voltéate coño!

En eso le dan un coñazo a Blue Demond por detrás, y Falín le vocea encojonao:
_ Pero, cacho´e pendejo, ¿no oíste que te dije que el de atrás tenía un bate, estúpido? -Era para explotarse de la risa-

Como el guionista de la película sabe que detrás del actor principal hay un tipo con un bate, porque él mismo fue quien lo puso ahí, hizo que le pegaran el fuetazo a Demond, para que este luego se volteara y le metiera tremendo "tallullazo" al hombre del bate enviándolo contra un zafacón.

Mientras esto ocurría, Falín estaba tirando brincos alocados, se paraba de repente, y enseguida se sentaba de golpe con unos bailes rarísimos, levantando las manos (en estos momentos, nosotros no mirábamos la película, ¿para qué?

La película de Falin era mucho mejor que la de la pantalla. Llegó el momento es que se sentó de forma tan brusca, que la pobre butaca no pudo soportar el peso de este hombrón de más de seis pies de estatura y más de 240 libras de peso, y tuvo que ceder. Solo se oyó un ¡Crack!, rompiéndose en el acto.

Como era la costumbre, El Triki (así le apodaban al administrador del cine) solo atinaba a llevarse las manos a cabeza para decir:
¡Ay no, otra vez no, Falín! ¡Que me lleve el Diablo! No traigo una maldita película de lucha más nunca. ¡Ay, no, estas películas me dejan pérdidas!

Es que Falín,  ya tenía un prontuario de varias butacas rotas en funciones anteriores. Pero esta vez, El Triki se acercó a Falín y le dijo:

_ Mira amigo Falín, voy a tener que dejar de traer películas de Lucha Libre, porque eso me está dejando pérdidas, mira lo que has hecho con esa otra silla, es más, ahora mismo le diré a Chen que pare la película.

_Pero, ¿y tu ta loco Triki?, la vas a parar ahora que la vaina se ha puesto buena, eso ni lo digas, vale?, no me hagas eso mi´hijo, resolvamos eso entre amigos, ve mañana por mi panadería que te voy a pagar esa butaca y las otras que he roto, y para que no dejes de traer películas de Blue Demond y de El Santo, te dejaré en fondo el precio de una butaca por si la rompo”. 

No se habló más del asunto, pero tampoco volvimos a ver más una película de Lucha Libre.

Nota del autor:
Necesariamente, tengo que volver a publicar este tipo de trabajo, ya que fueron escritos cuando Facebook no era tan popular, por tanto, son desconocidos por mis contactos.

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