
Me encuentro con un amigo, muy jocoso por cierto, pero nunca lo había visto tan "revoltiao", lo vi caminando de un lado a otro por la oficina de la institución donde trabaja, mortificado, "refunfuñando", y hasta hablando solo. Le pregunté:
_ Pero muchacho, ¿y qué carajos te está pasando que estás tan inquieto?
_ Eso no puede ser posible, no señor, esto no puede estar pasándome a mí, yo nunca fallo en eso, pero este pendejo, luego de que he hecho tantas compras y he convocado a un grupo de amigos, ahora estoy escuché en las noticias una vaina que está atentando contra mis preparativos; mi vaina está por joderse.
_ Pero no entiendo nada, explícate y déjate de maldecir tanto, y párate en un solo sitio, porque dando paseitos de aquí pa'llá, y de allá pa'ca, no vamos a poder hablar tranquilos.¡Párate, cojollo!
_ No ombe Henry, no me joda nadie, en los últimos días parece que me han echado un maldito Luá encima, que me tiene azarao. No te imaginas el cocote que yo había hecho con esa vaina, para que ahora venga a ser un fracaso.
_ Mira, ya ni me atrevo a llamar al grupito de amigos para decirle que la vaina, ya no va. No los he llamado porque estoy esperando a ver si en las próximas horas, recibo la noticia de que la vaina esa ha decidido por fin, darse una vueltecita por La Romana.
_ ¡Ah, carajo! Me rindo, le dije, si tu no me dices a qué diablos te refieres cuando hablas de esa cosa a la que tantas veces le dices "la vaina", me voy a tener que largar de aquí.

_ ¡Un azaroso, eso es lo que es! Dijo mi amigo amargado.
_ Bueno, en vista de que no entiendo nada de lo que dices, tengo que dejarte, así es que, hasta luego.

_ Entonces, ¿no quieres saber de qué se trata toda esta maldita vaina?
_ Pero, es que hace rato que te estoy preguntando de qué se trata, y tu solo maldices y hablas de una cosa que no terminas de decirme lo que es.
_ Mira, eso no me pasará más para no estar volviéndome loco como estoy ahora, con una deuda pendeja y sin beneficio. Lo que pasó fue que, hice un fiao de: Un litro de whisky de los caros, dos sodas, 20 libras de víveres ligados (Ñame, yuca, yautía, verduras y todas esas pendejadas que con las que se hace un sancocho.
"Luego fui al mercado donde cogí fiao 20 libras de carne (cerdo y res), le dije al amigo ese que ya conoces, el mismo que trabaja en la vaina esa del agua, y le dije que convoque a los "tígueres" para esta noche, y que tenga lista la mesa de domino, porque tengo todo preparado para darnos una buena jartura de sancocho"
Dicho eso, hizo una pausa para irse a parar frente a una ventana de la oficina, y se pasó un par de minutos mirando hacia el cielo. Con un truño en la cara, volvió a mi lado; yo le dije:
_ Todo lo que me has dicho lo entiendo, lo que no veo es el problema en que hayas comprado todo eso, me parece que te falta algo por decirme.
_ Pero, claro que me falta decirte algo, lo más importante, y que es lo que me tiene encojonao.
Luego de yo gastar ese dineral, resulta que el maldito huracán Mattew, no va a pasar por aquí, porque se desvió para Haití. ¿No crees tú que eso es una maldita contrariedad?

Cuando escuché eso, le dije: Pero coño, Jabao, tú si eres desgraciao, ¿para eso me tuviste en ascuas todo este tiempo? ¡No me jodas tú Jabao! (Jabao, es el alias del arquitecto Alcides Geraldo, protagonista de esta historia. Solo sé que si el amigo Jabao lee esto, soy cadáver ipso facto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario