domingo, 26 de septiembre de 2010

VIVENCIAS EN SAN JOSE DE OCOA: ALGO QUE ME DIO VERGUENZA

Henry Osvaldo Tejeda Baez


Noticia:
La comunidad de pájaros cundangos de la ciudad capital se ha visto en la necesidad de acudir masivamente a las clínicas y hospitales, porque anda un raro virus que los pone a toser, les da fiebre y hay algunos sufriendo de diarrea.


La mayoría de los cundangos fueron internados porque les "entró tó". (perdonen que falta la S, fue que cuando escribí lo del estornudo, el teclado no la marcó cuando la pulsé). Estos ataques de tos (ahora si) fueron catalogados como raros y fueron bautizados como "Ataques a la retaguardia gay".


Otra noticia:El doctor Vincho Castillo se fracturó un tobillo jugando con su perro llamado katón, en su casa de La Romana. El perro le fue encima y lo tumbó. Eso  le demuestra a Vincho que ni su propio el perro quiere saber de él.


Ojalá uds no hayan pasado una verguenza como la que yo pasé cuando tenia como 13 años en mi pueblo. Una noche me fui a la biblioteca municipal a leer unos cuantos muñequitos de esos que llegaban cada semana: Roy Rogers, Gene Autry, El Llanero Solitario, Red Rider Hoppalong Cassidy (éstos,  eran de vaqueros), también los de Tarzán, Chanoc (de aventuras en la selva), también los de Superman, entre otros más.

Pero la noche a la que me refiero, no quise leer nada de historietas de vaqueros, me decidí por leer a Daniel el travieso, qué niño mas jodón madre mía!. Este niño salia con unas ocurrencias que cualquiera lleraba de risa pero el llorar no fue mi caso esa noche, el maldito Daniel me hizo pasar una, que algún día me la cobro. no sé cómo, pero eso va. 

Se encontraba en la biblioteca una chica de la que yo vivía enamorado, pero ella ni lo sabía, es que no me salía decirle nada, era muy tímido (aún lo soy) y por las noches cuando me acostaba, me decía:


"De mañana no paso sin decirle algo, lo que sea, no me importa, yo soy un hombre, qué tanto miedo es ese?, acaso me va a comer si le digo que me gusta?, desde que la vea en la escuela me le acercaré y será tanto lo que le voy a decir, que lo que Romeo le decía a Julietta, parecerán cursilerías comparadas con las linduras que le diré, sííí, Romeo será una chancleta delante de mi".


Debo decir que estábamos en el mismo curso y hasta nos sentábamos uno al lado del otro (el curso lo hicieron mixto ese año, qué chulería, con la profesora Blanchery). 

Pero esa noche iba yo a saber lo que era peine en pelo'etusa; le solicité a "La Señorita" bibliotecaria (señorita, pero  ya tenía mas de 60 años, y ¡ay de aquel que le dijera doña o, señora. Me parece oírla decir: 

-"Señora no, jovencito, se- ño- ri- ta", asi deletreado, y lo decía para que se supiera que ella no estaba inaugurada de los menesteres que sabemos, y que tenía cavernas sin ser descubiertas. 

Ver a esa señora alta, de un buen porte y bien formada, pensé en que debió ser muy bonita cuando era quinceañera y, hasta pensé: "si el gusto se vuelve carne, esa mujer debe tener un gran depósito en el lomo, como la del jorobado de Nostradamus.


Bueno, le dije que me trajera muñequitos (paquitos) de Daniel El Travieso, me senté y de reojo miraba a mi chica (mi chica? desde cuándo...? ¡sueña Pilarin!) y así fue transcurriendo la noche pero hubo un momento en el que leía un pasaje en que a Daniel le habrían comprado una bicicleta y empezó a hacer piruetas. En una ocasión le voceó a la mamá:

 -Mira Mami, sin manos (iba suelto de las dos manos), luego voceó otra vez: -Mira Mami, sin pies, (soltó los pedales) pero esta vez perdió el equilibrio, se cayó y fue a dar de frente con un poste de luz y entonces voceó: 
 -Mira Mami, sin dientes". Solo le quedó una ventana en la boca, se le fueron todos los dientes.


Esa fue la última noche que visité la biblioteca, porque me atacó una risa tan grande que, hasta "La Señorita" se molestó y me dijo: 
_ Joven, compórtese o salga de la sala". 
¡Qué vergüenza!, a mi enamorada se le salió una risita discreta pero eso no es nada, cuando dizque me callé, al cabo de un ratito y, como masoquista al fin, volvi atrás la página que me hizo reír y ahí si fue verdad que se jodío la pendejá , porque ahora, acompañando la risa, se me salió un tremendo peo.

Ese peo resonó en todo el salón, ahí mismo me dí cuenta de que tendría que conformarme con vivir en una sola parte del pueblo de Ocoa, porque la otra parte no la visitaría jamás en la vida.

E; sectpr del pueblo donde operaba la biblioteca, estaría vedada para mi por el resto de mi existencia, porque dudo mucho que las cosas llegaran a enfriarse algún día; ese follón, fue la tapa del pomo, adiós Vielka Dominguez (así se llamaba la chica, hija del Secretario General del PRD, Don Miguel Dominguez).