lunes, 14 de diciembre de 2015

CHACHARAS DEL QUIJOTE DE LA MANCHA (Parte 1)





Por: Henry Osvaldo Tejeda
Cerca de Madrid (España), en un pueblito llamado Alcalá de Henares, Doña Sija le dice a su vecina:
_ Lula, ¿has visto lo raro que está el “destelengao” vecino nuestro en estos días? Se estaba refiriendo a su vecino, un viejo largo y flaco como una tabla de manacla, que no era otro que el hombre que más tarde sería el famoso Don Quijote de la Mancha.

_ Claro que lo estoy notando –dijo Lula- pero déjame decirte que ayer, ese tajalán llamó a Panchita la que vive en la parte de atrás de la casa de él para que le prestara a su hijo Luis para enviarlo al pueblo a llevar un saco de “tereques” viejos.

_ ¿Y no averiguaste qué era lo que llevaba en ese saco, cómo se te pasó ese detalle? –dijo Doña Sija, en el tono característico de las vecinas chismosas.
_ ¡Ah! Pero, y tú crees que soy alguna pendeja para no preguntar? Entérate!
_Mira, en ese saco había unas polainas viejas, una lanza de metal oxidada, una pechera de metal, también un casco que parece que perteneció al abuelo del viejo; un caldero de metal, dos bateas y un chorro de vainas más que no me supieron decir, aunque creo que era una armadura oxidada.

_Y, para dónde carajo llevaba todo eso? –dijo Lula-
_¡Oh, para empeñarlo en el pueblo!, parece que ese tajalán tá falto de dinero y no dudes que esos meneos de trastos viejos que se oyen en esa casa, sea porque está tramando algo raro, tu sabes que ese tipo tá medio "quillao", a veces se le mete una vaina rara, se cae pataleando, y se pone a insultar al rey. –Dijo Doña Sija-

_Si, tá jodón ese viejo, tiene como mil trastos viejos de metal y no sé qué se propone, y ya mandó a empeñar muchos "féferes" pero le quedan muchos todavía.

"El mes pasado, le cogió con decirle cuernero al rey, y vinieron cuatro guardias y se lo llevaron guindando por los “fundillos” y aún teniéndolo agarrado por el cocote, ese viejo iba voceando que el rey era un bolsú que le estaban pegando cuernos y que tenia ladillas. ¡Ay, vecina, ese viejo es guapo con cojones, y se sabe todas las malas palabras del mundo! -dijo Lula-
_ No te imaginas la risa que me dio, al ver esos guardias arrastrando ese saco de huesos; hasta se le rompió el pantalón por debajo y, muérete tú, se le salió esa tripa arrugá, pelúa y cabezona. Toda la comarca se vino abajo de tanto reírse. La verdad hay que decirla vecina, es saco'e miao, es un hombre raro.

Mientras esas vecinas despotricaban contra el viejo tajalán, éste escribía una carta en esto términos:

“Mi amada y querida Dulcinea del Toboso, a mi me tú llevando el Diablo, tengo un maldito arranque, que ya ni en los ventorrillos del poblado me quieren fiar, no tengo ni calzoncillos, se los presté a un vecino y me los trajo lleno de sica, y hasta con unos bichitos raros que dan "rascadera", con tan mala suerte que los dejé tendidos en el patio y unos perros se los comieron. No sé qué tan bueno puede saberles un trapo sucio de sica a esos perros.

por Don Quijote de la Mancha
Estoy sufriendo de “mal de amor” y tú eres la culpable mi bella Dulcinea. Sé que toy muy viejo pa’ti, pero si tú me "jurungas" un poco los por ahí abajo, es posible que pueda darte tus “toquecitos”, aunque estos materiales míos no sean ya la gran cosa, y que se me hayan alargado demasiado los "saquitos", te aseguro que todavía puedo preñar, por lo que me gustaría tener contigo un Quijotico, si es macho, o una Dulcineíta, si es hembra".
"El único temor que tengo es que en mi familia, hay como diez primos míos que son tuertos, y no quisiera que un hijo me saliera torcido de un ojo, eso sería un desastre, pero nada, lo hacemos y ya, no importa como venga, si es ñato, tuerto o medio loco, de todas formas será nuestro hijo! Yo trabajré toda mi vida pa´esos pelaos".

"De tanto pensar en ti, ni cuenta me di cuenta de que el tiempo me estaba pasando por encima, lo supe cuando me senté a "Dar del cuerpo" detrás de una mata de cajuiles y noté que las hormigas me picaron la parte colgante, porque al ponerme en cuclillas, el saquito de los materiales rozó la tierra y las hormigas hicieron su agosto.
¡Malditos animalitos! ¡Perdona la palabra mami, pero es que todavía tengo la hinchazón y la gente cuando me ve el gran bulto, me preguntan si soy "quebrao". (En Ocoa, al que tiene materiales colgantes de "sobra", se dice que está "quebrao", no sé porqué y ni me pregunten).

"Mi bella Dulcinea, eso que te he dicho, más lo corto que estoy de vista, me han hecho ver la realidad de que ya estoy “pasado meridiano”, pero te amo y eso no me lo puede prohibir el rey, ese boca hedionda".
"Perdona, que se me zafen algunas malas palabras, pero es que cada vez que pienso en ese maldito rey tan jartón, tan pendejo y tan "peorro", y que se deja pegar los cachos, yo me quillo" y me da con insultarlo por mamita.

"Estos montes son una vaina, a veces digo alguna mentirilla como cuando unos perros ladraron a nuestro paso triunfal por la manigua y Sancho me dijo: "Viejo, nos están ladrando los perros, apure el paso". "Entonces le dije a Sancho: "Si nos están ladrando, es señal de que avanzamos".

"Pero para hablarte la verdad Mami Dulci, esos perros nos estaban ladrando por el "grajo" que yo traía desde hacía meses, y por el mal olor a "descuido" de Sancho; a los hombres viejos nos sale un olor a chivote viejo. Tuve que decirle esa mentirilla de los perros, para no dejar en claro que nos estábamos descascarando en esos montes"

"Cuando esta esquela haya llegado a tus manos, yo seguiré en estos montes de Dios matándome con to’esos hocico’e puerco del mundo, y buscando el castillo que pondré a tus pies mamacita chula.
Sancho me tiene al salto de la pulga, no deja de joder la paciencia con eso de la promesa que le hice de regalarle un ínsula, pero si me sigue jodiendo, yo creo que ni un solar va a conseguir de mí, porque este viejo panzón del Diablo es más cobrón que un usurero"

"He tenido que aguantar pescozones, galletas, trompones, y toda clase de golpes con tal de conseguirte un castillo. Hace días, me topeté con un gigante que tenía cuatro brazos larguísimos que por pura suerte no me mató.
Ese maldito gigante peleaba dando vueltas, y cada vez que me daba una "pescozá" con una mano, venía la otra y me remataban y cuando yo pensaba que me podía levantar del suelo para seguir peleando ahí venía la tercera mano y me remataba, y si trataba de salir, corriendo aparecía la cuarta mano y ¡¡Tituá!! Pa'l suelo otra vez"

¡El Pipo, pero que hombre que peleaba raro! Yo creí que era otro caballero, pero ese no tenía caballo y era demasiado alto y duro, parece que lo tenían amarrado ahí porque no se movía de los pies.
Ese gigante tenia el cuerpo como una empalizada y no sé qué clase de espadas tan raras eran esas, te lo juro, y tengo que reconocer que me "majó", si, lo rezonozco, me "machacó". Después fue que supe su nombre, se llama Don Molino de Viento, y según me dicen, es un señor muy respetado en esa comarca. Ese gigante peleaba muy raro y muy bien, pero para hablarte la verdad, ese tipo es feísimo.

"En una de esas caídas que tuve durante el pleito con Don Molino, me quedé sin sentido como por dos horas y cuando abrí los ojos, ví que los hermanos de ese tipo que me estaban esperando para acabarme de moler, creo que eran todos hermanos de él porque parecían mellizos. Suerte que Sancho me sacó arrastrando de ahí!

"Mi pobre caballo, Rocinante, tiene anemia porque no comer bien, tengo miedo que me deje a pie porque está muy flaco y se me puede morir en cualquier jarda. (jarda en entre los campesinos dominicano es, un senero empinado).

"A ese caballo lo quiero con cojones, lo único malo de él, es que se tira unos malditos “follones” que me hacen vomitar y al tener yo tan poca cosa en el estómago me mareo de una vez, pero eso se lo paso porque sé el daño que le causan estos huesos míos en el lomo. a ,mi pobrecito jamelgo".

"Perdona que dije “follón” y no pedo, fue que un tal Cristóbal Colón se llevó la palabra pedo a La Hispaniola, y de allá vino diciendo “follón”, dañaron la palabra, todo lo dañan esos indios azarosos por allá.
"A propósito de ese “levente” llamado Colón, en otro momento te diré lo que hacía con los Hermanos Pinzón. ¡Madre mía, cuantos pájaros juntos! Esos hermanos Pinzón, tienen fama de ser unos cundangos de los peores".
“Mi bella Dulcinea, lo único que te pido es que no me pegues los cuernos porque, aunque nunca te he dado ni un “chuponcito” en el cocote, me dolería que alguna vecina me escribiera diciéndome que te estás acostando con un mercader, o con un pastoreador de chivos, esas viejas son mas chismosas que el Diablo y me van a poner en las cuatro esquinas de la comarca".

"Según los libros de caballería de Amadís de Gaula, a los caballeros no se les pega cuernos, los caballeros son chulos, vividores, y que se acuestan con las mujeres de mala vida, y hasta son “fulleros”, pero yo no tengo ojos para nadie más que no seas tú mi bello dulce de coco con leche, además, no tengo materiales suficientes para andar "cuereando" todos los días".

"Hace días, le decía algo de eso a un vecino mío, y lo que me dijo el muy hijo’e puta fue:
_”Vecino, cuando ya Ud. no pueda con su "cosa" delantera, use el de atrás”. De eso hace un mes, y todavía no se ha podido reír el maldito vecino, porque le di un codazo en el hocico, que se tragó como media docena de dientes, no le quedó uno en el frente, ahora tiene la boca como un "Embique".

“Fui investido como Caballero por el dueño de una Venta, mi nuevo nombre es, Don Quijote de la Mancha, me viene ese nombre de Quijote porque aunque me duele decirlo, tengo la "quijá" como un burro, lo de La Mancha, es por un "antojo" que tengo donde está el hueso de la sopa, porque mi mamaíta se antojó de un chicharrón cuando estaba embarazada de mi".
¡Cuídate amada mía, y cuídate de los cuernos porque eso azara!
Se despide de ti, tu papi lindo, tu Quijotico chulo de La Mancha”.





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