viernes, 13 de julio de 2012

CHACHARAS DE APAGONES LEONELISTAS


Por Henry Osvaldo Tejeda B.

"Apagones  Leonelistas", así he bautizado a esta ola de apagones que azota mi sector, porque aparte del calorazo que hace, tenemos que aguantar el zumbido molestoso de enjambres de mosquitos.

¿Porqué Apagones Leonelistas? Porque aparte de que nunca hay energía eléctrica y estar siempre bajo un calor insoportable, tiene uno que aguantar los zumbidos de los insulsos, molestosos y pendejos discursos de Leonel.

Una ola de mosquitos se ha combinado con un intenso calor,  para hacernos la vida imposible, especialmente en horas de la noche que es cuando esos zuncudos se alínean en cuadrillas como si fueran aviones P-52 para atacarme en picada.
A esos malditos animalitos no les importa que que tu los esperes con las manos abiertas para "aplaudirlos"; parecen Kamikases japoneses.

EL EJERCITO ZANCUDO

Lo primero que hace el Estado mayor de los zancudos es, enviar a un mosquito de reconocimiento (un raso en el orden jerárquico), para que localice la zona del frente de guerra.

Ese mosquito que ejerce el "reconocimiento", te sobrevuela por las orejas y te va dando una serenata con un sonido como el de un violín desafinado. Cuando el maldito rinde su informe sobre la novedad a sus superiores, el general Zancudo da la voz de ataque, y ahí mismo te jodiste.

Ya que estoy hablando de mi barrio, en especial de la casa de una vecina a quien casi todos los días, maldiciendo a esos pequeños y molestosos diablillos; ella dice, que aparte de los mosquitos la ha invadido un ejército de ratoncitos enanos que se comen hasta los "sostenes" (sujetadores) de sus hijas y nietas.

En mi casa, esos animalitos, sienten una especial predilección por la medias de mi hijo, luego de que éste se las pasa correteando y brincando en tenis por las tardes en el barrio, hasta las primeras horas de la noche.

Esas medias van a un canasto de ropas sucias para ser lavadas al dia siguiente, pero en la noche, esos malditos roedores creen que les han puesto la cena.

Me imagino lo sabroso que encontrarán ellos esas medias sucias con un cicote con sabor a pizza de pepperoni.
Otros platos favoritos de ellos son: los panties y los "las tangas", no me pregunten porqué, porque no soy un ratón (sólo me lo imagino).

El colmo de estos "endiablados angelitos" llegó, cuando royeron una foto de mi infancia. ¡Carajo! Eso ya no lo puedo permitir mas, fue enotonces que comencé a tomar medidas urgentes.

Compré 25 ratoneras de las pequeñitas (a $18.00 c/u donde Hilary Mayol), les puse molleja de pollo cocinada, porque esa parte del pollo es muy resistente y elástica a la vez y muy difícil de despegar del ganchito de la ratonera.

Esa misma noche, tan pronto apagamos las luces de la casa, todos los rincones empezaron a sonar y la casa parecía un frente de guerra, ¡Ratatatatata! Ametrallamientos por aquí, tiros por allá y chillidos por los rincones. Solo me falto escuchar voces como las que  producen los gringos en guerra: ¡go, go, go!

Eran las ratoneras acabando con el enemigo. Cuando presuroso me levanté para apersonrme al lugar donde estaba teniendo lugar la refriega, hice el  reconocimiento del campo de batalla,   no vaya a ser que los malditos ratoncitos, ya heridos de muerte, empezaran a cavar trincheras para refugiarse e irse con mis ratoneras a cuestas.

El resumen de la escaramuza fue la siguiente:
El enemigo tuvo 14 bajas, y yo sólo perdí un trocito de molleja. Eso se llama, ser un buen estratega de guerra.

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