domingo, 29 de marzo de 2015

MAQUIAVELO PARA POLITICOS DE LA ROMANA




                            Por Lic. Juan Francisco Melo 

La Publicidad positiva, no negativa
Nicolás Maquiavelo
Los votantes detestan la publicidad negativa, siempre la han odiado, pero solían funcionar mejor que cualquier otro tipo de publicidad, de manera que los candidatos la usan. Ahora no, sin embargo, los candidatos confían en ellos, a menudo en deterioro de ellos mismos.

A medida que el humor del público ha cambiado y su sofisticación ha crecido, la publicidad positiva y negativa se han alternado en el campo de batalla político. 

La gente se ha hartado de la publicidad negativa, están más optimistas y positivos respecto a los gobiernos locales y nacionales de lo que eran en las décadas de los setenta, ochenta y parte del noventa, los votantes han empezado a sospechar seriamente que hay prensa negativa y periodistas que son sicarios de la comunicación, especialistas en confeccionar publicidad negativa y dañar imagen de candidatos.

La gente comprende que una mancha en los antecedentes o un defecto en el carácter de un político no es necesariamente una descalificación que afecte todos los otros aspectos de la personalidad de un candidato. 


De igual forma, los votantes son mucho más cautos ante la información negativa sobre la posición ante un tema que tiene un candidato, la gran cantidad de información y de datos que todos los días derraman sobre ellos la televisión y la radio los ha vuelto más sabios a la hora de evaluar los ataques contra las votaciones que ha realizado un político.

Para que la publicidad negativa funcione, tiene que apoyarse en una reacción simplista e inmediata de los votantes, capaz de convertirse en un ataque feroz como una fiebre de cuarenta grados en treinta segundos, pero la mayor sutileza de los votantes para comprender tanto las variables de la personalidad como los temas que hace que la publicidad negativa sea mas difícil de vender en la mente del electorado.

Si la publicidad negativa no funciona, tiene un creciente potencial de estallarle en la cara al candidato auspiciador.Se aplica correctamente el principio de BLAS PASCAL que dice, que con la misma fuerza e intensidad que usted sumerge un cuerpo solido en un liquido, con esa misma fuerza e intensidad cuando usted lo suelta actua en sentido contrario y le puede dar en la cara.

En la actualidad la regla de oro es: Aquel que afirma algo, debe probarlo. Entonces cuando una publicidad negativa fracasa en estar a la altura de su peso sustancial, o es destruida por una publicidad que lo desautoriza, la compañía que lanzó la publicidad negativa pone en peligro la credibilidad del candidato y su equipo. 


Una aclaración publica efectiva y eficiente hace difícil que se le vuelva a creer algo de la campaña y puede quedar ese equipo y su candidato completamente destruido y fuera del proceso.

Es bueno señalar que si un candidato se queda callado y absorbe el castigo, decide no contestar, ni aclarar nada, dejándolo a la imaginación de la gente, entonces la publicidad negativa si funciona, pero las refutaciones pueden proteger a la mayoría de los candidatos contra el poder destrutivo de la publicidad negativa, creo y estoy convencido que el candidato debe contestar en el momento que se considere oportuno y en el lugar preciso para que sea una repuesta contundente y aplastante.

Las campañas no pueden ganar si están basada en publicidad negativa, los mensajes negativos tienen su lugar, pero no constituyen la estructura esencial de una campaña ganadora. A veces se usa como una herramienta táctica para ganar ventajas, pero la mayor parte del tiempo los mensajes negativos solo funcionan si uno ha planteado la razón de ser de la propia candidatura a través de la publicidad positiva.

Las campañas empiezan con mensajes enfrentados, la clave para ganar cualquier carrera es presentar un mensaje afirmativo que se saque ventaja al mensaje del oponente.


La incapacidad de comprender este punto simple y directo es lo que en política causa mas perdida que cualquier otro factor aislado, ni una ventaja económica, ni una mejor organización, ni una mejor campaña negativa, importa tanto como establecer el mensaje afirmativo apropiado al comienzo de la carrera.

Cuando se logra sacar ventaja al oponente, el no tiene otra opción que empezar a lanzar mensaje negativo, como una expresión de desesperación creyendo que con eso lo puede alcanzar y está equivocado. 


Cuando el oponente se siente desequilibrado, fracasado y derrotado, la parte que lleva la de perder adopta una actitud siniestra, pero en la política de hoy los mensajes negativos no triunfan a menos que el candidato bajo fuego haya cometido actos reales de corrupción que no sea capaz de responder al ataque, porque todo lo que le están presentando es real.

Al Ries y Jack Trout en su libro la guerra de la mercadotecnia, señalan en el principio de la guerra a la defensiva, dice solo el líder puede jugar a la defensiva. 


Según explica Jack Trout cuando un candidato que esta en tercero y cuarto lugar en la mente del electorado y empieza una campaña negativa en lugar de ayudarlo lo aleja mas del electorado porque está atacando a su líder del mercado y ellos salen a defenderlo, pero además todo lo que el líder expresa es un templo. 

Que es recomendable en lugar de perder su tiempo haciendo planes para una campaña negativa utilice el principio de la guerra a la ofensiva: a- La principal consideración es la fuerza de la posición del líder. B- Hallar una debilidad en el punto fuerte del líder y atacarlo. C – El ataque deberá lanzarse hacia un frente tan reducido como sea posible.

No sale todos los días David a matar a Goliat, la estrategia a la ofensiva no es una tarea fácil, pero estoy seguro que existe una debilidad en la fuerza, sino puede encontrarla recuerde que Aquiles tenia un tendón que lo llevó a la ruina, además que en la primera guerra mundial se convirtió en guerra de trincheras, en donde las ganancias se registraron en metros , en vez de kilómetros.

La campaña negativa están perdiendo su valor en la política, pero usted tiene la ultima palabra, hágalo a su propio riesgo .

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