jueves, 24 de diciembre de 2015

LLAMADA TELEFÓNICA A LA GLORIA: UN ABSURDO SACADO DE LO REAL


_ Aló, buenas noches, y feliz navidad!
_ Gracias, feliz navidad para usted también. ¿Qué desea señor?
_ Deseo hablar con una de las almas que habitan en ese lugar. ¿Cree usted que puede hacerme eL favor de ponerla al teléfono?
_ Señor, pero acaso sabe usted dónde llamó?
_ Claro que lo sé. ¿No es esa La Gloria, donde dicen que van todas las almas bueno, nobles y que cuyos cuerpos vivieron en esta tierra solo para amar y hacer el bien a sus semejantes?
_ ¡Ah, muy bién! Si, esta es La Gloria; dígame entonces el nombre de esa persona!

_ Perodona usted señor, pero no le voy a decir su nombre porque quiero ver si usted es capaz de reconocerla por los datos que le voy a dar a continuación; ¡Ponga mucha atención!
_ Muy bien, diga usted señor!
_ Mire usted, ella fue una mujer como pocas, pues por lo que pude comprobar, parece que la madre naturaleza trajo a ese nobre mujer a la vida, para hacer de ella un monumento a la abnegación y al amor, la sencillez, y al gran valor de siempre dar sin esperar nada a cambio. Le cuento que, ella, fue abandonada por su esposo cuando su hijo apenas tenía unos cuatro o cinco meses de nacido, y sin tener que hacer lo mal hecho, así, arrastrando el dolor de haber sido abandonada, se fajó de sol a sol a criar a criar a la criatura concebida con tan mal esposo, para darle una educación digna dentro de lo que le fue posible dar, que, por cierto, no fue tanto lo material, pero esto último fue compensado con todo el amor que le dio a ese
niño, y aunque ella no tuvo los recursos necesarios para enviarlo a una universidad a hacerse de una profesión académica, le dio la mejor formación hogareña, y lo educó inculcándole los mejores valores morales que a su vez, ella heredó de sus padres, abuelos y demás.

Ella le dio todo lo que una madre responsable y buena le da un hijo; buenas costumbres, le enseñó la honradez, la humildad y sobre todo, el hacer el bien sin mirar a quién, dar sin pensar en recibir, y no desear ni ponerle la mano a lo ajeno, en fin, una educación que muy pocas mujeres en estos tiempos les dan a sus hijos. ¿Oiga Sr. ¿Me está usted escuchando? Lo noto muy calladito, y creí que ya no estaba en el teléfono, aburrido por con mi historia.
_ No señor, no diga esso, ya que es todo lo contrario. Sí, si le estoy escuchando con sumo interés, y hasta se me han brotado unas lágrimas al escuchar su relato, siga usted por favor! -Dijo el gerente de La Gloria- Conforme, el tipo continuó dándole referencias de la persona.

_ Pues bien, ella hizo todo lo que pudo para que en esa mesita de nuestra casa, nunca faltara un plato de comida. Ella nunca sintió envidia de riquezas ajena,s y cuando a nuestra humilde morada llegaba un hambriento, cosa esta que era muy frecuente, con todo el amor del mundo ella lo invitaba a compartir lo poco o mucho que había en la mesa, y si ya habíamos comido, ella se las ingeniaba para no dejar a esa persona hambrienta si llevar algo, aunque fuera un mendrugo de pan. En la casa nunca había mucho, pero nunca faltó, aunque fuera lo indispensable para sobrevivir; eso se lo puedo asegurar.

_ No le importaba deshacerse de su indumentaria para dársela al que la necesitaba, ella le decía al hijo que tenía otra muda de ropa y que con eso le bastaba para vivir hasta que apareciera otra. Eso caló tan hondo en el chico que, en una ocasión, llegó a la casa un señora muy pobre y llevaba junto a ella un niñito, de quien dijo que era su nieto. Era la marchanta que traía verduras, y una que otra fruta de un campito cercano al pueblo de Ocoa, para con el producto de la venta comprar algo de comida, y tal vez, medicamentos. Tanto ella como su nieto, vestían ropa vieja y raída, por lo que el chico se fue al cuarto donde dormía con su madre, cogió un pantaloncito y se lo dio al nieto de la marchanta. ¿Me sigue usted escuchando señor?
_ Pero claro que sí, no me pregunte si le escucho, porque estoy muy atento e incapaz de perderme todo cuanto usted me está contando. No pare, estaré aquí hasta que usted termine, es una historia muy interesante y digna de ser escuchada!

_Mire usted señor, para no cansarle con la historia, le diré que, cuando el chico le dio el pantaloncito al nieto de la marchanta, la madre lo miró sorprendida, y él pensó que ella lo iba a regañar por eso. Ella sabía que él, solo tenía dos pantalones y uno de ellos era el que tenía puesto, precisamente, con el que asistía a la escuelita hogar de Doña Menenena. Ella se quedó mirándolo fíjamente y luego le dijo: ¡Bien hecho, mi hijo, me alegra que hayas salido con un corazón tan noble y bueno; esto fue acompañado de un abrazo de madre. Pero no todo paró ahí señor, pues no bien ella había dicho eso, cuando se fue a la casa, y de allá vino con una falfa para la marchanta. Yo le puedo asegurar que, lo que se siente en esos momentos es indescriptible; es una emoción que hace brotar lágrimas.

_ Pues bien, el hijo fue aprendiendo todo cuanto vio que hacía su madre, y lo puso en práctica cuantas veces pudo y aún hoy, sin tener nada que le sobre lo sigue haciendo. Los pantalones del hijo, eran hechos de los vestidos que esa madre desbarataba, y luego los hacía ella misma en una maquinita de coser antigua. Ella sabía coser.

"Mire señor, si le sigo contando, no voy a terminar este año, por favor, solo deseo decirle feliz navidad porque el vacío que ella dejó no es posible que sea llenado por nadie, una madre no tiene sustituta. Ella siempre le decía al hijo, "madre solo hay una",
¡Ah!, que no se le olvide darle un fuerte abrazo, y si usted puede, cántele feliz cumpleaño, porque ella nació hoy 25 de diciembre, y su hijo no tiene consuelo por no poder abrazarla.
_ Bueno, usted sabe señor, perdone que lo ponga a eso pero es que no es posible que su hijo pueda hacerlo, ¿puede usted hacer eso por él? ¿Puede seguirla, por favor? Dijo el gerente del cielo, con la voz quebrada, nunca le habían contado algo tan triste.

_ Claro que puedo, señor, y ya no me dé usted más detalles de esa señora, porque ya tengo una idea de quién puede ser. ¿Acaso se llamaba ella Fredesvinda Báez, nacida en San José de Ocoa, pastora evangélica, mujer sin hambre, más pobre que los mismos a los que ayudada y que crió a su único hijo con todo el sacrificio del mundo, sin pedir y sin hacer lo mal hecho, aún siendo abandonada por su esposo cuando su hijo tenía apenas 5 meses de nacido, y que luego de eso, no se unió a ningún hombre jamás en su vida?
_ Siiiiiiiii, esa es ella, esa es la santa de la que le hablo, ella es mi mamá, y ese niño de la historia soy yo, dígale que desde que ella me dejó jamás he sido el mismo, pero que sus enseñanzas me han servido para mucho, no, mucho no, demasiado, porque fueron tan profundas sus enseñanzas que, aunque lo han intentado muchas veces, nadie ha sido capaz de convencerme de hacer lo mal hecho para vivir una vida lo más decente que he podido!

_ ¡Dígale...., dígale, ¡eh!, bueno, no sé qué más decirle, pero por favorn dígale que............¡No, nada, perdone usted, no puedo, ya no me salen más palabras, solo dígale usted todo lo que se le ocurra para hacerla sentir bien por mi en su cumpleaños. ¡gracias, señor!.
_¨Muy bien, todo eso se lo diremos, y quede usted tranquilo, porque a ella la tenemos en un pedestal en el que solo personas como ella pueden estar. Aquí todos la quieren por ser un ejemplo a seguir, aunque siempre está pensativa, pero eso es normal en personas que han dejado a seres a quien tanto amaron.
_ Gracias, señor, no olvide darle el abrazo, y cantarle cumpleaños feliz, hoy es 25 de diciembre..........

2 comentarios:

  1. FENOMENAL Y AUNQUE MI MADRE MURIO EN UNA FECHA DIFERENTE PUES CADA DIA LA RECUERDO Y LA EXTRANO, MUY LINDO Y FELIZ NAVIDAD A TODOS LOS DOMINICANOS LOS QUE ESTAN EN EL PATIO Y LOS QUE ESTAMOS FUERA

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  2. Querido primo. Tía Vinda un ser muy especial con un corazón grande para amar y hacer el bien sin importar a quien.Siempre la recuerdo.
    Luego de morir mi abuela Julia su hermana hermana. Ella hizo el papel de abuela. Dios las tiene en un lugar especial así como ellas lo fueron.
    Bendiciones y abrazos primito.

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