martes, 16 de febrero de 2010

VIVENCIAS EN SAN JOSE DE OCOA (3 de….muchas)


Por Henry Osvaldo Tejeda

De la Banda Municipal de Música de San José de Ocoa, donde yo tocaba percusión desde los 15 años hasta cumplir los 19 (el mas joven), les diré, que me cancelaron dizque por comunista (un término de moda en los gobiernos de Balaguer), me canceló el maestro de música, que era a su vez quien dirigía la banda, quien tramitó mi cancelación. Eso me resultó mejor que la banda de música, porque formé un pequeña agrupación (Alpha 70) con la que ganaba mas dinero amenizando fiestas. Este grupo lo formaban: Ramón Ramirez, Ramón Núñez (Momón), Ramoncito Santana, Fidelito, un hermano de Catanón y yo. Debí ponerle como nombre LOS RAMONES; de seis integrantes, habían tres de nombre Ramón. Luego ingresó Bienve Masa a tocar las timbas.

Este hombre era reformista empedernido, mas que eso, era trujillista; tocaba en la Super Orquesta San José, una de las orquestas al servicio de “El jefe” y creo que Petán Trujillo era el dueño. ¡¡Diablos!!!!. El Maestro Carlos Manuel Sierra era mas balaguerista que la enana que vivía en la casa de Balaguer.

Ese hombre, que en realidad no era una mala persona, pero parece que tenía problemas mentales, no que estuviera loco, pero odiaba todo lo que se no oliera a Balaguer; se inventó que yo me hice el enfermo para no asistir a un concierto que tocaría la banda en el local del Partido Reformista, un día que nos visitaría Doña Enma Balaguer (el maestro, no andaba muy lejos de la verdad con respecto a que no quería ir, pero en verdad estaba enfermo).

Un día, el redoblante que estaba asignado a mi, apareció con un boquete, con el cuero roto (lean bien, no sean mal pensados, en lugares como Memela (en La Romana, ni donde Libina en Ocoa, nunca hubo cueros de redoblantes).

El maestro se dirigió al Ayuntamiento y en plena sesión de los regidores dijo todo lo que se le ocurrió de mi: que yo era un "caco caliente", comunista, que relajaba mucho, que vivía riéndome, y que aunque era buen músico, o me cancelaban o él se iba del pueblo. ¡Miren la presión que metió el hombre!

¡Imagínense!, los reformistas eran mayoría, era lo mismo que jugar en estadio ajeno y con el “ampaya” en contra, además, el presidente de la sala capitular era el mismo presidente del PRSC, que era también el esposo de Doña Roselia, la directora del Liceo donde yo estudiaba, la que un día me dijo:
“Mir Osvaldo, tu me tienes hasta aquí” (lo dijo agarrándose el gañote), “tu eres el que me tiene este Liceo dañado haciéndome movilizaciones por cualquier quítame esta paja, vas a tener que dejar tu comunismo, bla, bla (todo era comunismo).

La semana anterior, junto a varios estudiantes mas, habíamos secuestrado a todos los profesores, y nos encerramos con ellos en la Dirección, en protesta por un abuso que querían cometer contra un estudiante.
Recuerdo que el profesor Julio Roa, quiso volar por encima de la pared, lo bajamos halándolo por las piernas. La policía nos tenía rodeados desde la calle.

Bueno, ¡¡Ñángala Fuángala, cancelado el hombre!!!!. Yo ganaba lo que traducido al día de hoy sería lo que se gana un teniente de la policía, estoy hablando de los inicios de la década de los setentas, mi sueldo era de doce pesos mensuales, y eso me daba para vestir a la moda (pantalones de Corduroy que le cogía fiado a Estenio el de la tienda La Bota de Gladys, La viuda), ir al matineé los domingos, le daba algo a mi mamá, pagaba los sándwiches y las batidas que me fiaban en la cafetería de Niní Duvergé el pastor evangélico, y aún me quedaba una "viruta" de dinero para serruchar con Cacao y William Jimenezm la compra un frasco de romo y así pasarnos la noche en el Bar Tres Rosas, donde bailábamos, aunque sin “quemar” a las chicas, ya que a Pururú, el dueño del bar, no le había llegado la civilización con el nombre de Boite, por lo que había mas luces que en la hoy Avenida del Puerto de la capital. (Pronto hablaré de ese Bar Tres Rosas y de las cosas de Pururú)

Así se desarrollaba la vida en ese pueblito enclavado entre las lomas de la cordillera.

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