lunes, 1 de febrero de 2010

LOS CAÑONES DE JULIO PERELLÓ, ENFILADOS AHORA HACIA EL FISCAL DE LA ROMANA


Por Julio Perello:



Opinion Itinerante.




"Queremos ver a un procurador vigoroso, no lavándose las manos como Poncio Pilatos, ni mucho menos aplicando aquello de Joaquín Balaguer “..la corrupción se para en las puertas de mi despacho”, como se han parado muchas denuncias de comunicadores que ciertamente han infligido las leyes y no se ha actuado en consecuencia por acciones violatorias a las mísmas. Los casos están ahí"..

La Romana, RD.- Resulta altamente extraño y por demás sospechoso, el comportamiento del doctor José Antonio Polanco, magistrado procurador fiscal del distrito judicial de La Romana, cuando de un tiempo a esta parte viene haciendo referencias de un real o supuesto involucramiento de personas en el mundo del narcotráfico que hacemos vida en los medios de comunicación en esta provincia.


Las denuncias hechas por el doctor Polanco, dentro de sus funciones deberían tener el marco de la responsabilidad en vista, primero, que él no está para denunciar sino para reunir las pruebas y ponerlas en favor y provecho de la justicia.


Cómo es posible que el procurador fiscal se aventure en hacer una denuncia de la gravedad que encierra, estar ligado al bajo mundo y no dar nombres de los responsables, arropándonos a todos bajo misma sábana de la podredumbre, y todos seamos enjuiciados por la sociedad sin tener parte ni activa ni pasiva en los malos olores que tiene el ambiente.

La actitud del doctor Polanco, bajo ningún concepto, puede pasarse por alto, por el contrario, debe encontrar el eco suficiente en las fuerzas vivas de la comunicación social de la provincia para emplazarlo a que revele nombre(s) y de una vez salgamos de las dudas que se ha tejido sobre el comportamiento de cada uno de nosotros.

El Magistrado Polanco, actúa con el asiento de la función, con verdadera irresponsabilidad, si él como hombre bien informado y que entiendo debe tener las suficientes pruebas de sus denuncias, debe hacerle un bien a la sociedad romanense, a los fines de que conozca las lacras que se han involucrado en el mundo de las drogas y de esta forma, la misma sociedad tenga la oportunidad en a que, o quienes debe creer como comunicador.

Las denuncias o señalamientos de Polanco, en lugar de ayudarle, le resta credibilidad a su persona y por consiguiente, al desarrollo mismo de sus funciones. Un aspecto que no debiera ser.

Pero hay algo más; el apreciado amigo Dr. Polanco, habla de medios de comunicación, sobre todo en programas de televisión, que ofrecen respaldo al narcotráfico y la delincuencia en sentido general, que aunque de una manera u otra conozcamos de forma individual o generalizada, quien o quienes son, entonces se cae de la mata sus apreciaciones sobre la base de que, el procurador fiscal forma parte de la Sub-comision de Espectáculos Públicos y Radiofonía, y no ha movido un dedo en hacer las presiones necesarias para la reactivación de la misma y empezar a mover las fichas de este tablero infernal que vemos y escuchamos a diario en los medios de comunicación radial y televisiva local.


En todo, el magistrado procurador fiscal de La Romana, con todo el respeto que merece su persona y su investidura, está formando parte del mismo círculo de personas que se han movido en las estructuras de las ambivalencias, antes que atacar el mal de fondo y de forma.


Queremos ver a un procurador vigoroso, no lavándose las manos como Poncio Pilatos, ni mucho menos aplicar aquello de Joaquín Balaguer “..la corrupción se para en las puertas de mi despacho”, como se han parado muchas denuncias de comunicadores que ciertamente han infligido las leyes y no se ha actuado en consecuencia por acciones violatorias a las mísmas. Los casos están ahí.


Queremos que se revelen nombres, queremos salir del saco de la podredumbre que nos han metido, ante denuncias alegres y con el carácter de la irresponsabilidad. Queremos ver a un COLEGIO DOMINICANO DE PERIODISTAS Y SINDICATO NACIONAL DE TRABAJADORES DE LA PRENSA, hacer los pronunciamientos de lugar, y el emplazamiento a la verdad.

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