LOS MALAGRADECIDOS SON IMPENITENTES

Juan Bosch en uno de sus arranques antiimperialistas que tan bién le quedaban

 Por Henry Osvaldo Tejeda Báez

No he visto hoy el primer artículo  sobre lo que pasó el 25 de septiembre de 1963, fecha en que las fuerzas mas retrógradas de este desdichado país derrocaron al gobierno de Juan Bosch. Posiblemente nadie escriba nada.
 Entre los conspiradores, la Iglesia católica estaba en primera fila, militares trujillistas, los Estados Unidos a  través de la CÍA y otras fuerzas oscuras de la nación.

El PLD está en campaña, Danilo esté en caravana, Euclides, echándose fresco en las bolas, Alejandrina, Reynaldo y el resto de los nuevos multimillonarios deben estar en sus mansiones del la Cordillera Central; no tienen tiempo para recordar al que una vez fuera su "mentor y guía". ¿Para qué recordar malos ratos del pasado, si las cuentas bancarias se encargan de borrar todas esas pendejadas?

 ¿Acaso no están en la papa, con todos los  cuartos y privilegios del mundo? Entonces, para que joder con vainas dizque de Juan Bosch? Además, ya Bosch se murió, ¿Porqué fastidiarse la vida con recuerdos pendejos estos buenos momentos de ahora en que todo lo tienen? Que escriba otro, ya Bosch cumplió con el país y a unos pocos malagradecidos del PLD les toca recoger la herencia. "Lo quisimos mucho,  pero ya se murió". "El muerto al hoyo y el vivo al bollo".

Pero yo, en San José de Ocoa, siendo un jovencito todavía con escasos  "pelitos en mis partes pudendas",  si tengo que escribir algo hoy; pues me sentaba religiosamente todos los días después del almuerzo  a escuchar las enseñanzas de Bosch a través de un pequeño radio de transistores, yo sí le doy gracias al profe por sus aportes al país y excluyendo claro está el habernos dejado a Leonel y "su funesto legado". 

No tengo que ser peledeísta para darle gracias, total, ellos son los que menos lo recuerdan aunque son los mas beneficiados. No me importa, yo soy yo y ellos los malagradecidos.


Paz a sus restos Viejo Profe, que desde su tumba yo sé que debe estar retorciéndose por el encojonamiento de haber parido tan malos hijos.