martes, 1 de enero de 2013

CHÁCHARAS DE LO QUE SON MIS CHÁCHARAS

Por Henry Osvaldo Tejeda Báez

Hoy me cogió con hablar de mis chácharas. Una persona le cuenta algo a otra y este última le dice: "no hagas caso, esas son  puras chácharas', es decir, palabrerías sin sentido y no creíbles, o simplemente, palabras dichas por decirlas.

Mis chácharas también pueden ser, simplemente hablar de un tema específico, como lo estoy haciendo ahora con el tema de las propias chácharas, en el que no hay una historia que narrar, pero busquen bien, y seguro que encontrarán alguna crítica contra algo que no me gusta. 
56 años después


Mis chácharas están cargadas de invectivas, puedo decir que son filípicas contra personajes que, con sus acciones, enrarecen y "malean" nuestro medio ambiente; son críticas contra el abuso, son  denuncias de casos que por sus ingredientes insólitos, cualquiera puede pensar que sólo ocurren en este país por eso es que muchos dicen que, "somos un país muy esepecial" y es así, porque estamos en América Latina y tenemos hasta un faraón. ¡Insólito!

Mis Chácharas contienen en gran parte, críticas  mordaces contra todo el que se lo merece, específicamente los políticos, y su forma de manejarse, las instituciones del gobierno y el sistema político imperante todo dicho con un lenguaje llano de calle y lo más campechano posible, en el cual pongo todo mi empeño para que mientras el lector vaya leyendo, se vaya riendo y devore complacido y con avidez cada párrafo que escribo.


52 años después
Para lograr que por lo menos el lector "pele" los dientes, me valgo del amplio repertorio de palabras, "mofas", frases chistes, refranes y de miles de palabras "raras" de pueblo adquiridas tanto en los callejones y calles del pueblo llano (la plebe), como en mi largo trajinar por los senderos de las más elevadas y encopetadas de las alcurnias, no por pertenecer a esas clases, sino, porque que he tenido acceso a ellas por vivir por tanto tiempo en medio de la farándula y siendo parte activa de la misma en los distintos pueblos donde me ha tocado ir a dar con mis huesos, incluyendo a la capital dominicana.

Viví por 5 años en una pensión de la Calle El Conde frente a la escuela de Arte y Ciencia, al lado de Musicalia. En las pensiones capitalinas es donde más conocimientos se aprende de la idiosincrasia del dominicano,  porque hay inquilinos de todos los rincones del país y hasta del extranjero.

Una que otra  persona (sólo sé de dos) que me han dicho que debo ser menos soez en mis escritos porque eso desluce la escritura. Eso lo veo como si a esas personas les asqueara el Español que hablan los de "La Plebe", pero luego pienso y llego a la conclusión de que eso no es más que una doble moral ya que, estoy seguro de que cuando uno de los más encopetados de clase alta se da un tropezón o se lástima "los cojónes", a lo primero primero que acude a es a vocear un gran "¡Coñazo! En la clase alta, es donde más trabaja el Doctor Merengue. ¿Es, o no, así? ¡Claro que es así!

El idioma no tiene clase social, una cosa es que los "encumbrados" lo crean así, y otra es que esa sea la realidad. Está claro que hay que saberse comportar decentemente sin molestar a los demás y ser educado; reconozco que el dominicano de "abajo", quien regularmente  no tiene una buena educación tanto intelectual como hogareña, puede salir en cualquier momento con una "pachotá" digna del más bajo de los lupanares del bajo mundo, pero eso no hace que el idioma sea exclusivo de las clases más  bajas, si no me creen, vaya a un colegio de ricos para que se de gusto escuchando las indecencias y palabrotas que sueltan esos adolescentes de alcurnia, incluyendo a las "señoritas".
55 años después

Yo podría escribir con palabras más "potables" para los "fisti fisti" (así le llama el dominicano a los que se las dan de finos, exóticos y encopetados; es más, esos mismos "fisti fisti" son partes de la materia prima de mis burlas  y a quienes, por su petulancia y engreimiento,  me da mucho más gusto y placer hacerlos objetos de mis satíricos y mordaces escritos.

Su nombre lo dice, "Chácharas". Son publicaciones ligeras, palabrerías a las que la gente no le da gran importancia (aunque yo no las escriba pensando en que son de poca importancia, para mi son, vitales) entonces, mal haría yo en cambiar la tónica de la escritura para complacer a dos tres pendejos que, precisamente, se sienten afectados por mis chácharas.


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